25

2.1K 282 65
                                    

Haechan

—Sabes que no tienes que estar conmigo todo el tiempo, ¿no? —dije avanzando por el pasillo e ignorando al chico a mi lado— Ya hablamos de esto con Kun, Mark, y él dijo que sólo debíamos juntarnos cuando me sienta mal. —repetí harto de la situación.

—Pero... —alcé una mano para interrumpirlo, no queriendo escuchar sus excusas.

—Pero nada, yo mismo iré a buscarte si me empieza a doler algo. —mentí, porque era más que obvio que preferiría morir de dolor.

—Es que... —volteé a verlo, deteniéndome a mitad del pasadizo y agradeciendo que no haya nadie escuchando.

—Es que qué. —dije agotado con los brazos cruzados.

Mark me miró molesto, por primera vez una emoción de esa clase siendo dirigida a mí, y no sabía si sentirme aliviado o asustado— ¿Se te olvida que puedo sentir lo que tú sientes? Es inútil que intentes mentirme, DongHyuck, sé que te duele tan pronto como me alejo unos cuantos pasos.

—Tengo que acostumbrarme al dolor. —respondí rápidamente.

—No, lo que tiene que pasar es que te deje de doler, no que te acostumbres. —me corrigió con una mirada seria, viéndose tan cansado de la situación como yo.

—Kun dijo... —esta vez fui yo el interrumpido.

—Dijo que debías acostumbrarte a la condición, no al dolor. No tergiverses sus palabras.

Apreté la mandíbula y lo miré furioso, la pesadez haciéndose presente en mi corazón al igual que la acidez en mi estómago. Él solo me miró aburrido, apoyando sus brazos en sus caderas y sacudiendo la cabeza.

—Sabes que me alimento de la ira, ¿no? —repitió con el mismo tono que yo había usado al inicio, enfureciéndome más.

—Lo sé.

—¿Y que al no sólo percibirla sino también sentirla por el vínculo, la intensidad es mayor?

—También lo sé. —dije hastiado, retrocediendo hasta apoyarme en la pared.

—¿Entonces de qué te vale enojarte conmigo? —preguntó avanzando hacia mí.

—En que sabrás como me siento en verdad, y que la única emoción que no está ligada al estúpido lazo es la ira. —respondí alzando el mentón y mirándolo directamente a los ojos, no dejándome intimidar por el escarlata creciente en sus iris.

—Tú eres realmente insufrible. —susurró molesto, apoyando su brazo derecho al lado de mi cabeza y acercando su rostro al mío, dejándome percibir el olor a jabón que tenía.

—¿De quién será la culpa? —cuestioné sarcástico, sonriendo de lado y alzando aun más la cabeza aunque no era verdaderamente necesario pues él era casi de mi mismo tamaño.

—Realmente me haces rabiar. —murmuró con los ojos descendiendo por mi rostro, quedándose un segundo en mis labios antes de bajar hasta mi cuello.

—Ni lo pienses, Lee Mark. —advertí frunciendo el ceño— Estamos en un sitio público.

—Pues busquemos uno más privado. —dijo sin despegar la vista.

—No soy tu banco de sangre. —solté con desprecio, mi corazón agitándose involuntariamente.

—No lo eres, pero no he bebido nada desde hace bastante tiempo.

—No eres un vampiro, ¿para qué necesitarías beber de mi sangre?

—Aún no lo sé, simplemente lo hago. —dijo apretando la mandíbula al terminar, separándose de un solo empujón y llevando sus dedos al tabique de su nariz— Vámonos ahora, no voy a resistir más.

Tenebris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora