Extra: Nacimiento de Vanya

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Narrador omnisciente.
24 febrero, 1995

En la lujosa sala de uno de los hospitales más costoso de Canadá se encontraba Hannah Campbell. Los dolores de parto cada minuto eran más fuertes, ella veía su vientre de siete meses rogando que todo fuese una simple pesadilla, cerrando los ojos imaginando que al abrirlos el vientre se iría y su único bebé sería su primogénito Jackson.

Su pesadilla había comenzado hace meses cuando aquella prueba de embarazo dio positivo, los vómitos fue uno de los primeros síntomas, pero un examen sanguíneo confirmó todo. Otro bebé, su situación económica no era el problema, ella estaba muy bien posicionada económicamente. El problema radicaba en que ella no quería un hijo en ese momento tal vez en unos años el embarazo hubiese sido bien recibido. Estaba en el mejor momento de su carrera, Jackson solo tenía aproximadamente tres años.

Ni siquiera sabía el sexo del feto ni le interesaba saberlo, solo quería terminar con esto rápido.

El sentimiento de traición no la abandonaba ni cuando dormía, ella puso su confianza en su esposo y él abusó de eso, las pastillas anticonceptivas habían sido cambiadas por unas de placebo.

Pasaron meses discutiendo sobre la llegada de un nuevo miembro a la familia, Hannah creyó que había llegado a un acuerdo mutuo de esperar. Fue un golpe duro para ella darse cuenta del irrespeto de su esposo sobre su decisión.

El aborto fue su primera opción, pero contarle su plan a su pareja fue un grave error, la manipulación que él empleo fue infalible haciendo que se sintiera culpable. Aunque el amor de su vida le suplicó tener al niño, ella estaba tan convencida de su decisión que ni las súplicas de su amado pudo hacerla cambiar de opinión hasta que él usó su mejor carta, el divorcio tocó a su puerta y allí es donde se planteó dar a luz.

¿Por qué no hacerlo? Ya tenían un hijo juntos, tal vez ella podría complacerlo, tal vez eso salvaría su matrimonio.

¿Por qué no hacerlo por su marido? Grave error.

Aceptó y dejó a su pareja decidir sobre algo que le correspondía a ella porque su cuerpo iba a cambiar, era su decisión no de él.

Sus suegros intentaron reconfortarla diciéndole que cuando el bebé estuviera en sus brazos, ya no tendría dudas el amor llegaría instantáneamente y ella quiso creerlo.

Una doctora entró a la habitación para ver si su intento por mantener al feto dentro de la madre había funcionado, mas no era así. El pequeño estaba empecinado por salir al mundo ese día. Hizo un ultrasonido para ver el estado de la criatura que, aunque la madre no sabía era niña, ve la posición algo alarmada ya que pone en riesgo la salud de ambas. Consciente de eso ordenó arreglar todo para una cesárea urgente.

El esposo de la paciente,  Belov quien no ha dejado a su mujer ni un segundo sola, se preocupa al ver tanto alboroto.

—Doctora, ¿hay algún problema con mi esposa y mi hija?

—La niña está en una mala posición viene de nalgas y no de cabeza, lo que compromete su salud, necesitamos llevarla a un quirófano de inmediato.

La trasladan rápidamente. Antes de caer rendida por la anestesia, el último pensamiento de Hannah fue "¿Qué demonios estoy haciendo?", todo en ella gritaba que esto era un error. La anestesia hizo efecto y logran traer al mundo a una pequeña de apenas 1150 gramos.

La bebé que aún no tiene nombre es llevada a cuidados intensivos donde sobrevive con un montón de aparatos pegados a su cuerpo. Los aparatos le ayudaban a respirar ya que sus pulmones aún eran muy pequeños.

Pasaron dos días y la madre se reusó darle un nombre. El ruso cansado de insistir decide darle un nombre el mismo.

¿Elena? ¿Francesca? ─mira a la pequeña en su incubadora ─. ¿Vanya?

Si no es suficiente, déjame ir (#1) COMPLETAHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin