Capítulo veintiuno

96 10 35
                                    

24 de febrero, 2013.

Vanya.

Solía amar el día de mi cumpleaños porque Hannah siempre se marchaba o se olvidaba de mi existencia, al principio me dolía luego lo tomaba como un regalo. También me encantaban los regalos y el hecho de que te todos me tratan de manera especial ese día. Ahora es un día algo nostálgico porque es mi primer cumpleaños sin Jackson, pero no quiero volver a caer de nuevo en una espiral de dolor. Jack Jack me enseñó a no rendirme.

Por ahora he recibido cuatro regalos: el de mis abuelos que se resume a unas felicitaciones y una suma generosa de dinero; Milton me ha comprado una pulsera de oro muy bonita, aunque sospecho que no la escogió él; la tía Liliana y Eleonor me han dado ropa, demasiada ropa diría yo.

Milton me trajo a casa hoy temprano, Hannah solo estuvo presente para que yo contestase la llamada de mis abuelos, no hubo felicitaciones, ni saludo lo cual a estas alturas de la vida me da igual.

Hace mucho tiempo ha perdido el poder de herirme, ella era la protagonista de mis pesadillas, recuerdo que cuando era pequeña odiaba hablar inglés porque ella era de quien lo escuchaba, era algo suyo. Luego el idioma se volvió necesario para poder comunicarme con mis abuelos maternos, creo que sin ellos tal vez nunca me hubiese interesado hablar el idioma.

Sin esperarlo el auto se detiene en casa de los gemelos. El portón se abre y aprecio la gran construcción que se alza frente a nosotros, aparcamos y avanzamos a pie hasta la puerta principal, quedo asombrada con lo grande que es este lugar. La "humilde" vivienda de los gemelos es la más lujosa de entre nosotros, sus padres son dueños de una empresa de vinos que heredaron desde hace varias generaciones.

No tenemos chance de tocar el timbre cuando el mayordomo nos recibe. Sí, mayordomo. Estos chicos podrían decidir no trabajar ningún día de su vida y su fortuna alcanzaría hasta para sus bisnietos.

Dejamos los abrigos en el lobby y nos dirigen a un gran espacio que imagino es un salón para eventos. Todo el lugar se encuentra decorado, una gran mesa con aperitivos roba toda mi atención.

─Feliz cumpleaños ─gritan al mismo tiempo.

─¿Todo esto lo hicieron ustedes? ─cuestiono con mi voz cargada de emoción.

Me acerco a una pequeña mesa que contiene un pastel en tonos blancos y dorados con un "Feliz cumpleaños Vanya" plasmado. Cuando acepté hacer la fiesta en casa de los gemelos imaginé que compraríamos alcohol y simplemente nos emborracharíamos, no imaginé que hicieran todo esto.

─Nos encantaría decir que sí, pero solo pagamos por ello ─Oliver confiesa con extrema sinceridad muy propia de él.

─Lo pagamos con mucho amor ─interrumpe su hermano mirándolo mal.

─No los juzgo, yo hubiese hecho lo mismo ─les regalo un guiño complice.

Soy igual que Milton, no somos muy creativos, somos simples y nos cuesta hacer un regalo elaborado, si fuera por mí regalaría simples camisetas y ya.

Abrazo a cada uno de mis amigos y al llegar a Newt el abrazo se prolonga un poco porque me tomo un momento para inhalar su aroma.

─Mamá dice que quiere darte su regalo personalmente ─murmura aun sosteniéndome entre sus brazos, asiento y me alejo.

─Estás hermosa hoy.

Mis hormonas se alborotan bajo su mirada que me recorre de pies a cabeza, en estos momentos me arrepiento de no usar tacones porque tal vez me sentiría mejor si no me viera más pequeña que él.

─¿Hoy? ─cuestiono alzando la comisura de mis labios.

─No solo hoy sino siempre.

Estoy por agradecer su cumplido cuando Louis propone que comamos un poco antes de empezar a beber. Agarro un plato desechable grande, voy tomando un poco de cada comida hasta llenarlo. Oliver va por su segundo plato y yo me siento llena cuando apenas me he comido la mitad de los alimentos que me serví.

Si no es suficiente, déjame ir (#1) COMPLETAWhere stories live. Discover now