Extra- Freya

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4 de febrero, 2013

Freya

Dejo ir a Vanya y una parte de mí no puede evitar sentirse culpable, ella confió en mi cuando le dije que mi hermano no estaría presente, le mentí y aunque en mi defensa lo hice por ellos, no puedo dejar de sentirme mal, yo nunca le había mentido. Orquesté este plan desde hace semanas y cuando le conté a Freyr sobre esto, él aceptó porque desea recuperarla, nunca había visto a alguien amar con tanta devoción como lo hace mi hermano, él la ama y está desesperado por recuperarla.

Suspiro con frustración mientras termino de tomar apuntes.

─Hiciste lo correcto, es necesario que hablen para arreglar las cosas o al menos para terminarlas de una forma apropiada ─me consuela Christina.

Posa su mano en mi hombro. Allí está otra vez, el cosquilleo que toma todo mi cuerpo cuando ella está cerca, es una sensación bonita y aterradora lo que normalmente llaman mariposas en el estómago. Mis mejillas se sonrojan y huyo de su agarre, me avergüenza sentirme atraída por ella, no porque sea mujer sino porque es mi amiga y no quiero incomodarla.

Desde que llegué este lugar tuve una revelación o más específicamente desde que la conocí, vi detalles que antes no notaba. Entendí el porque me sentía tan fuera de mí cuando besaba a alguno chico, por mucho tiempo justifiqué eso intentado convencerme de que tal vez no sentía nada porque ese chico no era el correcto, pero lo mismo pasaba con el siguiente y así sucesivamente.

Creo que una parte de mí siempre supo que me gustaban las chicas, he reprimido eso hace años, intentaba convencer a mi mente que estaba confundida.

He hecho las paces conmigo misma donde entiendo que tal vez me gusten las mujeres mucho más que los hombres, sin embargo, una cosa es aceptarlo para mí y otra cosa es gritarlo al mundo. No me aterra tanto lo que las personas puedan decir, me aterra lo que puedan hacer, en este mundo hay gente con tanto odio. Han pasado semanas desde que estamos aquí y no hay ni un día donde no llore en las noches, lloro por miedo, por frustración.

─Lo sé, solo que odio mentirle ─respondo cabizbaja.

─No te desanimes, cuando tengas a Vanya como cuñada otra vez verás que todo valió la pena.

Algo de la culpa desaparece al pensar en eso, Vanya es una gran persona, además que tenerla en nuestras vidas otra vez alegraría mucho a mi hermano. Freyr pasó meses difícil en su ausencia, recuerdo que siempre se metía en peleas, se volvió un imán para los problemas, sus notas bajaron y mis padres ya no sabían qué hacer con él; los últimos dos meses antes de mudarnos, nuestra casa fue una pasarela, cada fin de semana había una chica diferente.

─Tal vez, mamá estará feliz si eso pasa, ella ama a Vanya.

─Tener a Vanya como cuñada debe ser un honor, mi madre y su mejor amiga se peleaban por quien lograría tenerla como yerna, luego Louis dijo que solo era su amiga y mamá perdió las esperanzas.

─¿Quién es la mejor amiga de tu mamá? ─pregunto solo por curiosidad.

─La mamá de Newt, es el mejor amigo de mi hermano.

Mi mente ubica su nombre en cuestión de segundos.

─El "novio" de Vanya ¿cierto?

─Si ese, aunque no me creo ese cuento, ellos siempre han sido amigos.

─Él parece estar realmente interesado en ella.

He visto como la mira, es obvio que le gusta y lo sé porque es la misma mirada que vi en mi hermano cuando la conoció.

─No, Newt es coqueto por naturaleza, eso es todo.

─No creo que sea eso.

─Ya verás que tengo razón ─comenta. Dejo pasar el tema porque no quiero hablar de ello, con el tiempo se dará cuenta.

Guardo mis apuntes. A pesar de que todo fue un plan, la tutoría de Vanya me sirvió para reafirmar mis conocimientos en matemáticas. Estoy por levantarme del suelo cuando vuelve a hablar.

─No estés molesta porque no coincidimos en algo ─protesta tirando de mí. En un segundo estoy acostada de espaldas sobre la alfombra con ella sobre mí haciéndome cosquillas, intento huir, pero la risa que me provoca no me permite moverme bien.

─No estoy molesta ─grito con las lágrimas en mis ojos por la risa.

Detiene su ataque. Limpio mis lágrimas para enfocarme en ella, su cabello cae a los lados, aprecio su rostro donde tiene un montón de pecas, me regala una gran sonrisa que derrite mi pobre corazón. Me maravillo su belleza como si yo fuese una amante del arte y ella mi pintura favorita. Poso mis manos ambos lados de su cara y la sonrisa de esta desaparece.

Los minutos pasan mientras seguimos mirándonos y yo solo puedo verla con anhelo. No sé cómo pasa, pero de un momento a otro sus labios chocan con los míos, me quedo algo paralizada hasta que le correspondo. Es un beso tierno, que me hace sentir chispas, chispas que nunca sentí con ninguna persona, con ningún chico. Sus manos caen a los lados de mi cara. Mi corazón bombea y hay una explosión de felicidad en todo mi cuerpo, ella me está besando, me está besando a mí.

Christina me está besando.

Un miedo surge en mí, siento temor de que alguien entre a mi habitación y nos vea. Mi temor es reflejado en el beso porque se separa de mí al notar el cambio, sus ojos marrones se abren excesivamente con pánico.

─Yo... lo siento ─se disculpa alejándose de mí.

─No hiciste nada malo, no es por ti ─intento explicar. Empieza a recoger sus cosas con rapidez, quiero detenerla, en vez de eso me quedo paralizada.

─Nunca he hecho algo así, lo juro ─asegura mientras sus manos tiemblan. Me duele el pecho al verla tan alterada.

─Christina, por favor hablemos de esto.

Mi cuerpo reacciona e intento detenerla, pero ella se zafa de mi agarre. Sale de la habitación dejándome con la incertidumbre de lo que pasará con nosotras después de esto.

Nunca quise que mi gusto por ella llegara a algo más, era bonito imaginarla como algo platónico, pero cuando sus labios tocaron los míos no me pude negar.

«Tal vez he perdido a mi única amiga»

Si no es suficiente, déjame ir (#1) COMPLETAWhere stories live. Discover now