23. Un trato con el lobo

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-Busquemos hoy a ese lobo- dijo Milo inquieto -No me sentiré seguro hasta que lo encontremos.

El día anterior, los tres chicos no encontraron nada, por lo que volvieron a casa. Tanto la bruja como el lobo habían desaparecido sin dejar rastro.

-Yo no quiero hacer nada hoy- dijo Aya acomodándose en el sitio.

-Tenemos que aprovechar que no tenemos clases para expulsar al lobo de este territorio- dijo el castaño intentando hacer entrar en razón a la chica de pelo azul.

-No todos los días tienes el día libre- dijo la chica refiriéndose a que era el primer día de la semana y no había clases por el incendio -No siempre ocurren estas cosas, así que voy a aprovechar mi bonito día para quedarme aquí.

-Yo lo buscaré después- dijo Akala interviniendo en la conversación de los dos chicos -Sé cómo es ese lobo, así que será fácil para mi reconocerlo.

-Pero podemos ayudarte- dijo Milo preocupado mirando a la chica rubia.

-Iré sola- dijo la chica seria -Será más rápido si voy yo.

-Ya está decidido- dijo Aya mirando a Milo y recibiendo una mirada molesta por parte de él.

-No estoy de acuerdo- se quejó el castaño.

-Aunque no estés de acuerdo, es lo que ha decidido Akala- le dijo la chica bruja -Ella es la que manda.

El chico lobo paseaba por los alrededores en su forma humana, pues no quería llamar la atención. En ese lugar no había ningún lobo solitario además de él, por lo que no podía pasearse libremente en su forma de lobo. Llevaba una capucha para cubrir su pelo, era lo único que tenía para poder pasar desapercibido mientras exploraba el territorio.

-Es mejor en mi forma de lobo- dijo el chico cansado de andar a dos piernas -Es más rápido con mis cuatro patas y mi hocico- dijo un poco molesto.

Cuando llegó la hora de la comida, Akala se preparó para salir y se despidió de los chicos.

-Comed sin mi, volveré tarde- dijo saliendo por la puerta.

-¿Estará bien?- dijo Milo preocupado.

-Fue una de las mejores en la escuela- dijo Aya recordando el pasado -Lo estará.

Akala fue al pueblo y esperó a que apareciera el chico. Estaba segura de que lo encontraría allí, pues necesitaba comida, así que se dirigió al lugar donde lo vio por primera vez.

-Ahora solo tengo que esperar- dijo la rubia desde una posición oculta pero con una buena y amplia visión.

En ese momento, sonó su teléfono, la chica miró la pantalla y después descolgó.

-Hallo, meine liebe prämie*- escuchó Akala al teléfono.

-Marian- dijo la rubia -Estoy un poco ocupada.

-Oh, vamos- dijo la chica al otro lado del teléfono -Si fuera así, no me habría respondido la llamada.

-Es algo urgente, pero si es necesario puedo acabarlo en un segundo- dijo la chica loba.

-Entonces a que esperar para terminarlo- dijo la cazadora.

-No quiero acabar con una vida sin más, necesito saber qué quiere o qué busca, conseguir información- le dijo a la castaña.

-Está bien- dijo Marian -Solo llamé para ver cómo estabas y para informarte de que el acuerdo no está listo- le dijo a la rubia -Tardaran todavía en prepararlo.

La vida de Akala WinterOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz