49. Él se viene con nosotros

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-Conseguí la dirección de los Winter- dijo Thiago entrando en la habitación.

-¿A qué esperas?- le preguntó Enzo -Ve a por él.

El rubio asintió y salió apresurado de allí nada más entró. Había tardado casi un día en averiguar donde vivían, pues su información estaba restringida. Por la manaña, en el instituto, no tuvo más remedio que colarse en el despacho del director para buscar en los archivos.

-Voy contigo- dijo Kai cuando vio salir a Thiago.

-Quédate aquí, iré solo- le dijo el rubio serio -No tardaré- dijo desapareciendo de allí.

El chico Beta se montó en el coche y fue en busca del joven Winter. Cuando llegó a la casa, éste fue recibido por una chica castaña.

-¿Quién eres y qué quieres?- dijo la chica con desconfianza, aún sabiendo las respuestas.

-Thiago Dark, Beta de la manada Silver Moon, vengo a por Milo- respondió el rubio reconociendo a la chica cazadora, aunque no sabía su nombre, ni nada.

-Lo siento, pero Milo no está para visitas- dijo la chica con intenciones de cerrar la puerta.

Thiago reaccionó y puso el pie, evitando que la cerrasen. De un rápido movimiento, empujó la puerta abriéndola y entrando en la casa. Miró a su alrededor buscando a Milo, pero al no verlo, continuó adentrándose más.

-¡Milo!- gritó el chico lobo abriendo las puertas.

-¡Mason!- llamó la chica a su hermano para que la ayudase -¡Ven aquí!

-¿Quién es ese?- preguntó el castaño cuando vio a un chico registrando la casa.

-¡Milo!- volvió a gritar Thiago abriendo la última puerta.

El rubio lo había encontrado, pero cuando lo vió se sorprendió por su estado. Solo habían pasado unos día, pero ya se le veía deshidratado, con ojos hinchados y ojeras, sin contar que había sido golpeado.

-Milo- dijo en voz baja el chico lobo.

El pequeño de los Winter lo miró, pero no dijo nada. La mirada del castaño estaba vacía, sin vida. Por lo que Thiago lo agarró y lo sacó de allí.

-¡No puedes llevártelo!- gritó la chica desde lejos.

-¿Qué le diremos a los demás cuando vuelvan?- preguntó Mason a su hermana.

-En la manada estarás bien- dijo Thiago mientras metía a Milo en el coche.

-Tendremos que inventarnos una excusa- le dijo Marian viendo como el Beta se lo llevaba.

Thiago estaba tan preocupado por la condición en la que se encontraba Milo, que nada más llegar a la manada, llamaría a un doctor para que lo revisara.

-¡Thiago!- llamó Kai cuando vió al chico regresar.

-¡Milo!- dijo Lena horrorizada al ver al chico castaño en los brazos del rubio -¿Qué te hicieron?- dijo con lágrimas en los ojos al ver su estado.

-¿Ese es el hermano de la rubia?- dijo Tala, quien había acompañado a los dos chicos a esperar el regreso de Thiago.

La pelirroja frunció el ceño y apretó los puños. La imagen que tenía Milo, no era para nada como cuando lo conoció y no había que ser muy listo para saber que lo habían golpeado. Era un cazador, pero no dejaba de ser un niño como su hermano.

-Necesito un doctor- dijo el rubio a Tala -Mientras lo llevaré adentro.

-Está bien- dijo la chica asintiendo.

-Vosotros buscad a Enzo- les ordenó a Kai y Lena.

Unos minutos después, Tala llegó con el doctor, por lo que dejaron al hombre a solas con Milo para que lo revisara.

-Ya estoy aquí- dijo Enzo apareciendo por el pasillo junto a los dos chicos que fueron a buscarlo.

-Tenenos que esperar hasta que el doctor nos diga su condición- dijo Thiago con la mirada agachada -Pero aún así se veía muy mal.

-Ya he terminado de revisarlo- dijo el doctor saliendo por la puerta y llamando la atención de los que estaban allí -Tiene varias contusiones y algunas costillas rotas. También está deshidratado y no se ha alimentado correctamente estos días. Por último, creo que debería verlo un psicólogo- dijo el hombre preocupado -Por ahora le he inyectado suero, analgésicos para el dolor y sedantes para dormir. Está descansando.

-Muchas gracias- dijo Enzo por Thiago, quien no podía hablar por lo que había escuchado.

-Vendré a revisarlo cada día hasta que mejore- dijo el hombre haciendo una reverencia antes de marcharse.

-Es inhumano lo que hicieron con él- dijo Lena con lágrimas, siendo consolada por Kai.

Mientras, Dave y los padres de Akala se encontraban en un hospital, pues Aya no despertaba y necesitaba ser ingresada.

-Ya estan todos los papeles hechos- dijo Damon -Se quedará aquí.

-Le diremos a Marian y Mason que vengan a visitarla y luegos nos digan si va mejorando- dijo Sheila asintiendo.

Aya no mostraba signos de mejorar o despertar, por lo que optaron por dejarla en un hospital, por lo menos ahí estaría fisicamente bien.

-Volvamos si ya está todo- dijo Dave serio.

Cuando los tres cazadores se marcharon, una pequeña mariposa de agua se formó en la habitación y voló hasta donde se encontraba la chica. Posándose cerca de ella y quedándose allí.

-¡Como que se lo llevaron!- gritó furioso Dave cuando se enteró de que Milo no estaba en la casa.

-Se lo llevaron a la manada, así que no podemos ir y traerlo de vuelta- dijo Marian intentando tranquilizar al chico.

-No es uno de ellos, así que vayamos a por él- dijo el moreno con el ceño fruncido.

-No podemos- dijo Mason -Si está bajo la custodia del Alfa, nos será díficil intervenir.

-No podemos entrar en guerra con la manada- dijo Marian dándole la razón a su hermano.

-Joder- maldijo Dave con los puños apretados -Está bien, que hagan lo que quieran con él, pero si vuelve, lo mataré- dijo decidido el cazador.

-¿Crees que hemos hecho bien en dejar que se lo llevaran?- preguntó el chico castaño a su hermana cuando vio que el moreno se fue.

-Espero que sí- fue lo último que dijo la chica.

Cuando Marian vio al chico lobo en la puerta, en un principio no pensaba dejar que se llevara a Milo, pero al ver la preocupación que tenía el chico rubio por su primo, pensó que estaría mejor con él, con los lobos de la manada. Pues seguró que cuidarían de él y no lo golpearían como hacía Dave ahí, o por lo menos, ese chico lobo no lo permitiría por lo que pudo observar en su comportamiento.

-Es un lobo de todas formas, aunque la manada no lo sabe- dijo Mason recordando que Milo era uno de ellos -Su lugar siempre fue estar en una manada.

Su hermana lo escuchó y le preocupó un poco eso, pero era mejor que estar en la misma casa que Dave y ser golpeado todo el tiempo. Además de que parecía que a sus tios no les importaba donde estuviera Milo.

-Cuídate- susurró Marian a modo de despedida, pues no sabía si volvería a ver a su primo.

La vida de Akala WinterWhere stories live. Discover now