28. Problemas de rubios

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-¿Qué puedes decir de ellos?- preguntó un chico moreno exasperado.

-Lo siento, pero no voy por ahí revelando información de mis amigos sin su permiso- dijo otro chico rubio.

Nico había estado toda la tarde evitando a Enzo, usando la excusa de que estaba buscando al lobo solitario, pero al caer la noche, Enzo lo interceptó y lo interrogó.

-Sabes que estás en mi territorio, ¿no?- le recordó Enzo al italiano.

-¿Me estás amenazando?- preguntó el rubio a la defensiva.

-Tómalo como amenaza si es necesario para que me des una respuesta- dijo el moreno serio.

-Lo siento, pero no voy a cambiar de opinión- dijo Nico igual de serio.

Después de unos minutos en silencio donde ninguno de los dos retrocedía, el Alpha de Silver Moon habló tomando una decisión

-No te voy a ordenar que te vayas, pero te mantendremos vigilado- dijo Enzo dejando ir al rubio.

-Solo diré, que sabrás todo a su debido tiempo- dijo Nico marchándose.

Eran las tantas de la noche y una sombra se movía veloz lo más sigilosa posible. Akala, quien estaba durmiendo, abrió los ojos al escuchar y sentir que había alguien fuera de la casa. La rubia se levantó y se posicionó a un lado de la ventana rápidamente, justo cuando la abrieron y entraron por ella.

-¿Qué quieres a estas horas de la noche?- preguntó la rubia apuntando al intruso con una daga.

-Baja primero el arma- dijo la voz de un chico sin moverse del sitio.

-Tenía pensado buscarte, pero has venido a mi- dijo Akala bajando la daga.

-¿Por qué me buscabas?- preguntó curioso el chico.

-No te busco yo, sino la manada italiana- respondió la chica -Están aquí.

-Oh- fue lo único que dijo el chico.

-¿Por qué te buscan?- preguntó la chica.

-Digamos que estuve por su territorio un tiempo y luego vine aquí- respondio Akira.

-¿A quién buscas realmente?- dijo la chica loba curiosa viendo que el chico había recorrido bastante kilómetros por esa persona.

-Ya te lo dije, solo busco a alguien que conozco- dijo el chico -Una vez la encuentre, me iré.

-Tengo que esconderte de ellos- dijo volviendo al tema principal refiriéndose a la manada italiana -Nico no parará hasta encontrarte.

-¿Los conoces?- dijo Akira curioso.

-Eso no importa, te quedarás un tiempo aquí- dijo Akala señalando la casa -Te avisaré cuando sea el momento.

-Está bien- dijo el chico indiferente.

-¿Viniste a por comida?- preguntó la cazadora mirándolo.

-No comí lo suficiente- le dijo con una sonrisa.

-Vamos- dijo la chica seria caminando hacia la puerta y esquivando a Aya por el camino, quien estaba durmiendo en el suelo de la habitación.

El chico albino imitó a la rubia y la siguió hasta la cocina para comer.

-Espero tu llamada- se despidió Akira coqueto mientras le guiñaba el ojo en la entrada de la casa.

-Adios- dijo cortante la rubia cerrando la puerta y volviendo a la cama para dormir el tiempo que le quedaba.

La vida de Akala WinterМесто, где живут истории. Откройте их для себя