20. Apagar las llamas

535 54 1
                                    

-Maldición- gruñó Akala escondida debajo de una mesa -El humo empieza a asfixiarme.

El zorro se encontraba suspendido en el aire a espera de que la chica saliera.

-¡Schrödinger!- gritó Aya apareciendo en la biblioteca.

Un gato negro apareció de la sombra de la chica. Este era otro familiar de ella y al igual que el cuervo, también era de humo negro.

-¡Aya!- gritó Akala al escucharla.

-Absorbe todo el humo que puedas de la sala y cuidado con ese zorro- dijo la bruja al gato.

El gato asintió y poco a poco absorbió todo el humo que pudo, haciendo su tamaño mas grande.

Akala aprovechó y salió de su escondite, llegando al lado de Aya. El gato cuando terminó, bufó al zorro en modo de protección, pero este se mantenía calmado y alejado.

-Todos están a salvo, pero Milo te está buscando- le dijo la bruja a la rubia.

-Primero tenemos que deshacernos de ese animal, si queremos salir de aquí- dijo la loba.

-Bien, Schrödinger lo contendrá un rato- dijo Aya -Ese zorro te quiere a ti, así que tienes que alejarlo de aquí.

-De acuerdo- dijo Akala saliendo de la sala y corriendo lo más rápido que podía.

El animal reaccionó al ver como su objetivo huía, así que esquivó al gato y salió detrás de la chica.

-Vamos- dijo Aya a su gato.

El gran felino disminuyó su tamaño y siguió a la bruja. Mientras, Milo y Thiago buscaban a Akala y Aya, pero seguían sin dar con ellas.

-No están ninguna de las dos- dijo Milo frustrado.

-Sino están fuera...- dijo Thiago al castaño -¿Crees que estén dentro?- preguntó mirando el edificio.

-Maldición- dijo el chico dándose cuenta de que la desaparición de las dos chicas tendría algo que ver con el incendio.

No tardó ni un segundo y salió corriendo, siendo perseguido por Thiago. Los dos llegaron a la biblioteca sin que nadie se diera cuenta, pero solo encontraron el lugar en llamas y hecho un desastre. El castaño observó el lugar y llegó a la conclusión de que allí había habido una pelea.

-¿Esos son rosas?- preguntó el chico rubio a su lado.

Milo las miró y entonces supo que era obra de la bruja. Había un jarrón con dos rosas negras encima de la mesa.

-No, no, no- negó el chico preocupado sin saber a donde ir, por lo que utilizó sus sentidos de lobo para captar el olor de su hermana -¡Por aquí!- dijo al encontrarlo.

Aunque no eran los únicos que buscaban a las dos chica, alguien ya se les había adelantado.

-Bien, este es un lugar seguro- dijo la rubia al llegar a una zona despejada.

El zorro no tardó en alcanzarla y una bola de fuego salió de él en dirección a la chica.

-¡Akala!- gritó la chica de pelo azul al llegar.

-No te preocupes, estoy bien- dijo la rubia, quien había esquivado ese ataque.

-¡Necesitamos agua!- dijo rápidamente la chica bruja.

-¿Crees que seas capaz de conseguirla?- preguntó la rubia.

-Tardaré unos minutos- contestó ella.

-Bien, aguantaré hasta que la tengas- dijo la chica decidida.

-Sí- dijo Aya poniéndose manos a la obra -¡Schrodinger! ¡Kuro! ¡Ayudad a Akala!- dijo la chica invocando a su otro familiar.

La vida de Akala WinterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora