Capítulo 1. El comienzo

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Atlanta.

Dos años antes…
 

Era una buena mañana, y desearía decir que lo sabía porque mi madre me despertó, pero me di cuenta que amanecía desde el momento en el que vi el sol salir. Había despertado más temprano de lo que debería, pero cualquiera sabría que los nervios no te dejan descansar, y yo no necesitaba descansar, debía lucir bien si quería encajar.
 
Hoy sería un nuevo día, era un nuevo comienzo, debía sonreír y que pareciera creíble, mi sonrisa diría que estaba bien, necesitaba que todos lo creyeran, ya no sería esa niña que viajaba de ciudad en ciudad. Sabía que no era buena idea haberle suplicado a mi madre mudarnos y que esta vez fuera permanente, pero necesitaba una vida, una en donde sintiera que yo la manejaba. Conocía el riesgo, pero mis ganas de conocer el mundo fueron mayores.
 
Sé alguien nueva, solo así sobrevivirás.
 
Recordé las palabras de mi tío aquella noche lluviosa antes de mudarnos aquí, suspiré levemente y negué. Mi cabello estaba completamente liso, había usado maquillaje, aunque no de forma exagerada, también opté por ropa cómoda pero que resaltase un poco. La blusa que usaba lucía un bonito y pequeño escote, sobre mis clavículas y cerca de la hendidura de mis pechos había un collar adornado con un dije pequeño.

Baje a la cocina y mi madre me miró, su ceño fruncido gritaba una clara desaprobación hacia mi ropa.
 
— ¿Que estás usando? — preguntó subiendo el escote y acomodando el abrigo de manera que cubriera mi pecho por completo.
 
Sonreí de manera inocente mirándola a los ojos para luego arrugar mi pequeña nariz en un gesto que a ella le parecía tierno y a veces incluso molesto.
 
— Esto. — contesté moviendo el abrigo y bajando un poco el escote, aunque no se veía mucho, solo la pequeña curva cerca de la hendidura. — Por favor mamá, por esta vez, deja que yo decida algo en mi vida, solo esta vez… —ladee la cabeza y fui a la mesa.
 
Había ya un plato de cereales en mi asiento, tomé la cuchara y la llene un poco para seguidamente conseguir llevarla a mi boca.
 
— Atlanta, sé que es una escuela nueva pero un escote no hará la diferencia. Oh, antes de que lo olvide... Zack estará contigo la mayor parte del tiempo. — susurró sonriendo un poco. — ¡Se lo he pedido y ha aceptado! — comentó ella y con la sola mención de su nombre sentí un revoltijo en el estómago.
 
Zack es…¿Mi amigo?  
 
Pensé, hice una mueca y negué suavemente.
 
—Atlanta, por favor inténtalo, si realmente quieres quedarte en esta ciudad… Zack es la única condición.— me suplicó frunciendo su ceño suavemente.
 
Asentí sin poner queja alguna, una vez consiguiera un grupo de amigos podría deshacerme de Zack, al menos temporalmente.
 
— No se que es lo que te pone tan irritable cuando hablo de Zack, tú tío confía en que él te cuidará mientras nosotros no te vemos. — mencionó mi madre mientras yo solo comía el cereal en silencio.
 
Suspiré y la observe unos segundos pensando en si decirle la verdad o solo dejar que ella siguiera creyendo y viviendo aquella mentira.
 
La verdad era y siempre seria que yo no quería a Zack persiguiéndome, jamás volvería a querer eso luego de las mil promesas vacías por parte de mi madre y mi tío. Ni siquiera podía considerarlo una especie de amigo.
 
Sentiste cariño por él, pero eso desapareció cuando comenzó a hablar de más.
 
Me recordó mi conciencia, y aquello era verdad, no podía negar que había si le había querido, pero luego demostró que solo era un empleado de mi tío, un chico que me dió momentos agradables, pero había comprendido que no eramos verdaderos amigos.

Lo comprendí aquél día en el que escogió ocultarme la verdad acerca de quienes me rodeaban, ocultó la verdad acerca muchas cosas. 

Eso te hizo desconfiar de todos.

Suspiré ante aquél recordatorio y observé a mi madre.
 
— Que tenga un idiota siguiéndome no significa encajar mamá, ni siquiera sé porque le pediste que me vigile, me molesta que creas que necesito un niñero, y peor aún, que creas que necesito algo de él. — aclaré dejando el plato para después cerrar mis ojos y fruncir mis labios.— Iré caminando, no quiero que me lleve, tampoco estar cerca suyo por mucho tiempo. Quiero al menos poder tener una vida sin que me vigile desde las sombras.

Mentiras Peligrosas. Where stories live. Discover now