Capítulo 20. Sorpresas y Compromisos

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Atlanta.

Después de que Marco regresó decidimos ver algo en la TV juntos, pero pasaron las horas y él seguía a mi lado viendo su película favorita. Suspiré y lo observé unos segundos dándome cuenta que no había volteado a verme ni siquiera por un momento.

Su indiferencia a veces era lo único que conseguía de él en horas, no entendía por qué su estado de ánimo cambiaba tan seguido cuando se trataba de nosotros.

— ¿No tienes nada que decirme? — solté sin previo aviso para luego acomodarme en el sofá colocando mi brazo en el respaldar. — ¿Nada? ¿Nada que quieras recordar hoy?

Marco me miró y dejó su celular en sus piernas para luego soltar un suspiro, ladeó su cabeza y entrecerró sus ojos.

— ¿Que es lo qué debo decir, Atlanta? — preguntó volteando a ver unos segundos la pantalla de la TV. — ¿Ahora que hice mal?

Solté un suspiro y negué, sonreí tristemente y mordí el interior de mi mejilla antes de hablar.

— Es mi cumpleaños, creí que ibas a recordarlo. — contesté, me puse de pie tomando mi celular al girarme hacía él. — Creí que sabías que algunas fechas son importantes para mi. ¡Ni siquiera me he perdido el cumpleaños de tu maldito gato!

Él se puso de pie tomando mis hombros con sus manos y suspiró, dejó un beso en mi frente y acarició mi mejilla suavemente.

— Sabes que no tuve un buen día, solamente lo olvidé. — se justificó en un susurro, intentó besarme pero aparté mi rostro y me solté de su agarre. — Atlanta, no hagas un maldito drama de todo esto, sabes como detesto eso.

— ¿Que es lo que detestas? ¿Que reclame lo que me hace daño? — reproché frunciendo el ceño.

— Eres demasiado dramática, y no me gusta que actúes así. — repitió alzando sus hombros.

— ¡Se lo acababa de decir a Leah! Y tampoco recordaste que era hoy, ¿como crees que me sienta eso? — cuestioné, reí levemente y negué. — Olvídalo, me iré a casa a prepararme. — me giré y camine a la puerta hasta que escuché su voz detrás de mi.

— Atlanta, no se te ocurra dar otro paso o me enojaré contigo realmente. — su tono de voz era bastante serio y sentía que estaba amenazándome.

Por un segundo, me mantuve quieta en mi lugar, no estaba segura de seguir caminando pero tampoco de voltear y enfrentarlo.

— No vas a hacer una estúpida escena por olvidarme algo en un momento en el que tuve muchas cosas que hacer. — pude oír sus pasos detrás mío.

— Tu no vas a hacerme sentir que mi enojo es estúpido, Alek. — grité molesta al oírlo.

Pero al darme cuenta de cual fue el nombre que solté al gritar me tensé, tragué saliva levemente y desvié la vista.

— ¿Que es lo que dijiste?... — susurró tensando su cuerpo levemente.

— Marco, dije Marco. — repetí mientras me acercaba a él al ver como su rostro cambiaba. — Marco, yo no quise decir eso...

— Claro, yo debo creer que tú no sabes por que me gritaste y mencionaste al novio de mi hermana, ¿verdad? — murmuró pegando mi cuerpo a la puerta, miró mi rostro unos segundos y luego me sostuvo del mentón. — Si quieres podemos seguir discutiendo o podemos subir, desvestirnos y darte tu maldito regalo de cumpleaños. — volvió a murmurar.

Mentiras Peligrosas. Where stories live. Discover now