Capítulo 3. El beso

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Atlanta.
 
Se suponía que hoy ayudaría a Marco a mejorar su habitación, pintarla, decorarla, pondríamos algunas tonterías que el había comprado, cuando llegué me abrió la puerta Alek, el solo rodó los ojos y fingió una sonrisa.

— Buenos días, Atlanta. — Fue lo único que dijo antes de ir a donde estaba Leah y abrazarla, me observó y sonrió levemente. Suspiré cerrando la puerta detrás de mi.

— Buenos días a todos ¿Marco está en su habitación? — pregunté alzando mis cejas.

Leah me miró con una sonrisa maliciosa y asintió.

— Si, está en su habitación. Si tienes suerte capaz acaba de bañarse, pero ve a buscarlo. —dijo animadamente.

Si tuviera que dar un premio a la persona que mas intentaba que Marco y yo estuviéramos juntos, era Leah, ella siempre buscaba la manera de poner las cosas incluso incomodas.

— No hagas esa cara, solo vengo a ayudarlo a pintar su habitación. — aseguré, observé a Alek por unos segundos y desvié la mirada cuando él me miró.

No se por qué pero tuve la necesidad de aclararlo, pues realmente venía a eso.

— Pudo pedirme ayuda a mi, no me habría negado. Pero en cambio te la ha pedido a ti para estar mas cerca tuyo ¿Cuando te darás cuenta? —preguntó con un tono de desesperación mientras cubría su rostro, soltó un gruñido molesta y negó.— Realmente no comprendo por que pierden el tiempo de esta forma.

— No te estreses por cosas que no lo valen la pena, lindura. —le mencionó Alek, sabía que solo había dicho eso para poder meterse en el tema y molestar, lo comprobé en cuanto prosiguió. —A demás, tal vez ya salen y no lo admiten. Quien sabe.

Rodé mis ojos y sin volver a responder a nada mas me dispuse a subir las escaleras hacía la planta alta de la casa. Al llegar a la puerta toqué y logré oír como gritaba que entrara desde el otro lado de la puerta. Y así fue, entré, admito que desearía poder negar que en vez de risa me causo pena lo que vi. Pero fue ambas cosas las que me hicieron soltar una carcajada.

Marco se encontraba haciendo equilibrio sobre una silla intentando arreglar lo que creo que era una de las luces de su habitación. Negué y deje caer mi bolso en su cama mientras que mis manos sostenían por inercia la silla para que el no se cayera.
 
— ¿Estás loco? Te vas a matar. — Ante mi regaño solo recibí un pequeño beso en el aire lanzado de sus labios, lo miré mal y el me guiño un ojo.

— Ya sé que te preocupas por mi, pero no debes hacerlo, se lo que hago. —Aseguró mientras saltaba de la silla cayendo de pie en el suelo, me tomó por la cintura cuando logró estabilizarse y dejó un beso en mi nariz. — Por cierto, buenos días, angelito.
 
— Buenos días, aunque la próxima que te vea haciendo algo así te voy a golpear. — advertí algo molesta, el solo sonrió y asintió, se cruzó de brazos y alzó una de sus cejas.

— Bien, manos a la obra, a pintar las paredes que no se van a pintar solas. — asentí no muy segura y suspiré.

Al girarme sentí su mano impactar en mi trasero dando un pequeño azote, lo mire alzando mis cejas y él soltó una carcajada.

— Oh, vamos. Podría jurar que por un segundo si tenías culo, debía comprobarlo. —mencionó intentando molestarme y hacerme enojar.

— Por un segundo creí que mi torpe mejor amigo tenía cerebro. — Contraataque mientras lo miraba sonriendo.

Él solo sonrió y me dió un rodillo y un bote de pintura, como pude lo lleve a la esquina de una de las paredes y comencé a pintar.

No supe cuanto tiempo estuvimos pintando pero aseguraría que fue varias horas. Me encontraba pintando una de las paredes mientras que el pintaba la otra, era algo aburrido pintar una habitación y más si ya habían estado haciendo eso por horas, por lo que me acerqué a el fingiendo que quería ver como le estaba quedando su parte de la habitación, cuando me miró manché su nariz con pintura, aunque se quejó solo se limpió con un trapo y negó.
 
— Eres una infantil a veces. —Mencionó mientras volvía a pintar, aquello me molestó ya que no me gustaba que me llamara infantil. No lo era, era bastante madura, podía ser divertida pero no infantil.

Mentiras Peligrosas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora