Capitulo 31. A la mierda todo

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Atlanta.

Luego de muchas suplicas de parte de Leah, acepté al fin perdonar a su hermano, no habíamos vuelto, simplemente era una oportunidad para remediar todo y tal vez volver a estar juntos. No podía negar que aún me dolía y estaba molesta por el hecho de que me había engañado pero aún así había perdonado cosas peores.

¿Que tan malo es perdonar a tu mejor amigo por un error?

Pensé mientras miraba el camino, Leah, Marco y yo nos encontrábamos en el coche yendo hacía el departamento de Alek. Pues a Leah le pareció buena idea que ellos también se perdonaran.

Al llegar, tocamos la puerta y segundos después ahí estaba, Alek vestía una camiseta negra y unos jeans del mismo color solo que estos estaban algo gastados.

- Pasen, están como en su casa. - observó primero a Leah y luego a Marco, por último me miró a mi.

Inevitablemente mis manos comenzaron a sudar.

- Lindo departamento. - mencionó Marco mientras entraba, observó todo y asintió intentando convencerse de que en serio le agradaba el ambiente.

- Yo ya he estado aquí, pero sabes que me gusta, es muy... - Leah se mantuvo en silencio buscando una palabra que definiera todo sin necesidad de explicarlo demasiado.- Pues es muy... Ya sabes, muy tú.

- Bueno, gracias, creo. - susurró el frunciendo el ceño, negó y suspiró. - Pueden sentarse en el sofá. - señaló hacia la sala y el se acomodó en uno de los sofás individuales.

Leah miró a Marco por varios segundos y luego con su cabeza le indicó que se disculpara con Alek.

- Bueno, creo que alguien les debe una verdadera disculpa y explicación. Después de todo fue el quien ocasionó todo esto. - sonrió mientras miraba a su hermano, alzó sus cejas y entrecerró sus ojos de forma amenazante

Marco suspiró y tenso su mandíbula antes de hablar.

- Lo siento, actué como un idiota. - su disculpa no era realmente sincera, yo lo sabía por que su cuerpo estaba tenso y su mirada seguía sobre Leah. - Y tenía merecido todo lo de ese día, bueno... Lo de todos los días.

Leah sonrió inocentemente y se cruzo de brazos sentándose en el sofá. Suspiró e hizo una mueca mientras pensaba.

- Ahora sé tan amable de decirnos esto ¿Por que demonios besaste a una de mis amigas cuando tenías novia? - preguntó mientras que se acomodaba para poder verlo mejor.

- Estaba demasiado borracho y no estaba siendo consciente de lo que hacía.. - susurró, su mirada cayó en mi, él estaba esperando que le crea.

Mordí el interior de mi mejilla y suspiré, desvié la vista hacía el suelo mientras que Leah volvía a hablar.

- Bien, eso no justifica nada pero si Atlanta te perdona, supongo que yo debo de hacerlo. - se rindió, pero antes de dar el tema por finalizado agregó algo más.- Hazlo otra vez, y no será ella quien destroce tu habitación esta vez. Por cierto, no vuelvas a gritarme como la otra vez, nadie permitirá que eso vuelva a pasar.

Está vez Marco la miro mal y ella sonrió con inocencia mirándolo a los ojos. Alek y yo guardamos silencio, no había considerado sincera su disculpa pero de alguna manera, Leah se esforzó en que al menos hubiese una disculpa.

- No volverán a destruir mi habitación, no pasará de nuevo. - aseguró el.- Y tampoco voy a volver a gritarte.

Alek se rió, ganando la atención de todos en la sala.

- Sí lo hace una vez, lo hace dos, tres y vaya a saber cuantas más. - habló notando como todos lo mirábamos.

Marco se tensó nuevamente y lo observó, parecía querer subirse encima y matarlo a golpes.

Mentiras Peligrosas. Where stories live. Discover now