Capítulo 16. La calma antes de la tormenta

22 2 3
                                    

Atlanta.

Luego de arreglar todo, ya algunas personas estaban en la piscina, Alek estaba recostado en una cama de playa tomando sol, desde que habían pagado su fianza, ni siquiera me dirigía la mirada por más de cinco segundos.

Leah estaba a su lado y parecía no muy alegre de que él literalmente ni siquiera la volteara a ver, Marco había vuelto y se encontraba a la orilla de la piscina mojando sus pies, era mi oportunidad para pedirle que me enseñe a nadar.

Me acerqué a él y lo abracé por detrás, deje un pequeño beso en su hombro y sonreí. Acaricié su cabello y suspiré.

— ¿Me enseñas a nadar? Jamás pude aprender porque mi madre no dejaba que me acerque al agua. — murmuré recostando mi mentón en su hombro.

— ¿A nadar? No, Atlanta, amor, estoy algo cansado. — negó suavemente con su cabeza y al ver mi mirada de decepción volvió a hablar. — Solo quiero relajarme, realmente quiero enseñarte pero luego, ¿si?

Asentí sin responder y me acomodé el cabello detrás de mi oreja, dejé un beso en su mejilla y me puse de pie, me acerqué a Leah y le hice algunas señas para que ella se acercara a mi, cuando estuvimos lejos de Alek sonreí por la idea que tenía en mente.

— ¿Sabes que podemos hacer para que tu novio deje de ser un amargado? — cuestioné mientras daba algunos saltitos en mi lugar, tomé un vaso con agua y alce una y otra vez mis cejas. — Iremos y le lanzaremos esto, veras como luego te prestará atención.

Ella sonrió y tomó el vaso entre sus manos, miró a Alek quien aún tenía los ojos cerrados tomando sol y asintió.

— Esta bien, yo se lo lanzo y corremos. — afirmó mientras tiraba de mi brazo hacía donde el se encontraba.

Esperamos unos segundos y cuando ella le lanzó el agua comenzamos a correr sin esperar que él actuara antes.

— Maldición ¿que carajo les pasa? — gritó desde la cama de playa, se levantó y comenzó a perseguirnos.

Me puse detrás de unas personas esperando que no me viera, Leah estaba detrás de la mesa con bebidas esperando que la atrape. Pasaron varios minutos hasta que sentí unos brazos en mi cintura y grité pensando que era Marco.

— Tu y Leah van a cobrarme esta. — susurró en mi oído, Alek corrió hasta la piscina y se lanzó conmigo en brazos.

Me aferré a su cuerpo y contuve la respiración cuando el agua nos absorbió. Una vez saqué mi cabeza del agua lo golpee.

— ¡Idiota! — grité molesta lanzando otro golpe.

— Oye, tu me lanzaste agua, yo solo mejoré tu idea al vengarme. — se excusó a punto de soltarme.

El miedo me invadió cuando aflojó su agarre en mi cintura.

— ¡No! No me sueltes, no se nadar, no se te ocurra. — grité abrazándolo.

Él sonrió y rodó sus ojos nadando a la orilla aún sosteniendome de la cintura.

— No iba a hacerlo, solo iba a sostenerte mejor para que no estuvieras como un koala. — se encogió de hombros y me alzó dejándome sobre el borde de la piscina.

— No estaría como un koala si tú no me hubieras lanzado al agua. — golpee suavemente su pecho.

Se puso entre mis piernas y acomodó sus brazos sobre mi. Mordió su labio suavemente sonriendo y ladeó su cabeza.

— ¿Aún sigues sin aprender a nadar? — cuestionó inclinandose un poco logrando estar más cerca.— Desde que estabamos juntos tienes el panico al agua, creí que ya lo habrías superado...

Mentiras Peligrosas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora