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Muy temprano el lunes en la mañana, los hermanos Choi se encuentran de pie malhumorados en la estación del autobús, con cara de sueño y sus maletas tiradas en el pavimento. Era peor saber que apenas llegaran al instituto tendrían clases todo el día, y no hacía que su regreso fuera nada agradable.

Por suerte Yeonjun ya se encontraba dentro, así que cuando suben se apresuran a caminar hasta sentarse al lado del mayor que también bostezaba de sueño.

—Hace mucho frío... Quiero volver a casa... —murmura un somnoliento Beomgyu mientras reposa su cabeza sobre el hombro de su novio. Yeonjun se apresura a acercarse más a él y tomar su mano.

—¿No quieres dormir conmigo acaso?

—¡Yeonjun!

—Hey, no lo decía en ese sentido, mal pensado. —ríe el mayor— ¿Acaso se te olvida que somos compañeros?

Beomgyu parpadea.

—Oh dios, había olvidado que soy compañero de habitación de mi novio... ¿Estamos en un drama acaso?

—Idiota.

Soobin sólo los observa sin decir nada, volteando la vista hacia la ventana mientras intenta ignorar la conversación de los dos tortolitos que se ponían más melosos cada segundo.

Apenas llegan a su destino, Soobin se levanta rápidamente e intenta salir del autobús cuánto antes, sin siquiera esperar por su hermano y mejor amigo.

—¡Soobin! ¡Espéranos!

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No hay mucho que decir de la primera semana después del receso de vacaciones. Los profesores vuelven a mandar mucha tarea; Beomgyu y Yeonjun vuelven a pelear-coquetear como siempre hacían; y Kai y Soobin vuelven a su rutina de tutorías en la biblioteca.

Es bastante tranquilo y Kai busca todo el tiempo posible para estar cerca de su Hyung, ya sea a la hora de la comida o después de su entrenamiento de fútbol. Constantemente regalándole dulces y escribiéndole tiernos mensajes de texto para preguntarle cómo está.

Más allá de eso, Soobin está entendiendo mucho mejor sus clases y ha dejado de sentirse tan mal consigo mismo, principalmente porque Kai ni siquiera le deja tiempo para pensarlo. Y antes de que se dé cuenta, ya es viernes en la tarde y ambos están sentados en las incómodas sillas de madera de la biblioteca uno al lado del otro.

Sin embargo, no están estudiando. Más bien, Kai pasa sus delgados dedos sobre el cabello oscuro de Soobin, dejando suaves masajes mientras el mayor reposa su cabeza entre sus brazos cruzados.

—Hyung... ¿Seguro que no quiere estudiar?

Soobin responde con un asentimiento ahogado desde sus brazos, a lo que Kai suspira y sonríe acercándose para susurrar directamente sobre su oído.

—En un rato tengo que entrenar... ¿Le gustaría venir a verme?

—¡Claro que sí!

—Shh, estamos en la biblioteca. —regaña en susurros.

—Lo siento...

Kai sonríe dejando un besito en su oreja y enderezándose.

—Ahora tengo sueño... —susurra Soobin.

—Si quiere podemos dormir hasta que sea la hora de irme.

Soobin se levanta también, con ojos entrecerrados y su cabello levemente desordenado gracias a las caricias de Kai.

—Muy buena idea... —balbucea.

Mientras el mayor se despereza y acomoda su cabello, Huening Kai guarda las cosas de ambos en sus respectivas mochilas, cargándose las dos al hombro para después tomar la mano de su Hyung.

Caminan en un acuerdo mutuo hasta la habitación de Soobin, a quien le cuesta un poco abrir la puerta. Apenas entra, el chico se tira sobre la cama sin siquiera destenderla o quitarse sus zapatos, causando que Kai bufe burlesco y se encargue de hacerlo por él.

—Hyung, parece un bebé.

Soobin balbucea algo contra la almohada, pero Kai no logra entenderlo. Así que se quita también sus zapatos y entra en la incómoda cama individual junto al chico que le gusta, acomodándose de forma que ambos están frente a frente, aunque los ojos de Soobin ya están comenzando a cerrarse y su rostro está tan pacífico como si estuviera profundamente dormido. Kai sonríe, abrazándolo con fuerza con todo su cuerpo para enterrar su cara sobre el pecho del mayor, cerrando también sus ojos, y ambos se quedan dormidos en esa posición.

Kai despierta cuando el sonido de su teléfono repicando le duele en los oídos, y le toma un par de segundos darse cuenta de quién es, dónde está y por qué lo están llamando. Parpadea con la vista nublada, enderezándose y bostezando, todo a la vez, mientras palpa sus bolsillos para buscar su teléfono.

En la pantalla está el nombre de Dohyon.

Hyung, ¿Pasó algo? ¿No hay entrenamiento hoy?

Y Kai recuerda que él es el capitán del equipo.

Al ver la hora pega un salto de la cama, pues ya lleva diez minutos de retraso, y sale corriendo hasta el baño del cuarto de Soobin para mirar su reflejo adormilado en el espejo.

—Oh... Uhm- —carraspea— Ocurrió algo, pero ya voy en camino. Dile a los chicos que vayan trotando por la cancha.

Después de que Dohyon responde afirmativamente, cuelga la llamada.

Kai camina fuera del baño, encontrándose con que Soobin también se había despertado y ahora estaba restregando sus ojos con sus puños.

—¿Q-qué? —balbucea.

—Es hora del entrenamiento, Hyung. Debo irme ya, pero si quiere puede seguir durmiendo.

—No, yo quiero ir a verte.

El corazón de Kai se derrite ante esas palabras, haciéndolo sonreír.

—Bien, pero debo vestirme antes y...

—¿Me dejas acompañarte?

Ambos se miran con mejillas rojas, Kai asiente, colocándose sus zapatos y mira como Soobin hace lo mismo. Y después de cerrar la puerta, caminan solo un poco hasta la habitación de Kai.

Taehyun no está, así que Kai no se detiene ni un segundo antes de correr hasta tu closet y sacar su uniforme del equipo para ponérselo sin perder un tiempo o si quiera cerrar la puerta. Soobin lo observa sin decir nada desde el umbral, intentando fijar su vista en el suelo mientras el menor está listo. Y en tiempo récord, la puerta se cierra de nuevo tan solo un minuto después.

Kai tendría planeado salir corriendo a la cancha, originalmente, pero Soobin iba con él esta vez y no sabe si a él le gustaría echarse una carrera así tan solo minutos después de haber despertado abruptamente. Además, ya llevaba retraso, por lo que sólo se dedican a caminar a paso apresurado hasta salir del edificio.

A esta hora el cielo ya estaba un poco oscuro, por lo que las luces automáticas ya se habían encendido e iluminaban el campus de una forma bonita. En la cancha, un grupo de chicos se hallaban trotando muy dedicadamente. Soobin se sienta con vergüenza sobre la banca de descanso mientras Kai trota hacia el resto de los chicos y comienza a hablar animadamente.

Estando tan lejos, Soobin no escucha las palabras que dice Kai, pero sí observa su delgada y tonificada figura lucir muy bien en el uniforme, sus facciones más hermosas de lo normal bajo la luz de los faroles haciéndolo brillar. Los labios se mueven por un rato, tanto como por sonrisas como por palabras, y el resto de los chicos sólo asienten educadamente a lo que dice antes de empezar el entrenamiento como tal.

Aunque no sabe nada de fútbol, sus ojos se mantienen fijos sobre su joven tutor, en como su piel se va tornando cada vez más brillante por el sudor y lo enérgico y alegre que parece mientras comanda órdenes simples y corre tras la pelota.

Es la primera vez que toda la envidia que sentía por Huening Kai desaparece y comienza a darle paso al orgullo.

Y cuando el chico se vuelve para sonreírle enormemente, Soobin siente como su corazón revolotea sobre su pecho.

Math ᯽ ꒰ sookai ꒱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora