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Sus ojos almendrados pasean por toda la oficina oscura, reparando cada pequeño detalle e intentando grabarlo en su memoria. Incluso si sabía que era algo completamente inútil, tenía la costumbre de hacerlo cada vez que se sentía agobiado, y en realidad prefería mirar los extraños cuadros en blanco y negro de la pared que ver la mirada seria de su joven director.

La oficina en realidad era bonita, pero lo hacía sentir algo intimidado. Sólo había estado dos veces ahí: la primera cuando se inscribió, y la segunda...

Ni siquiera lo recordaba, dios. Pero si le preguntan de qué color es el tercer libro de la segunda hilera del estante, sí que sabría responderlo.

—Conseguir un tutor a estas alturas del año escolar es un poco complicado, Choi. —menciona distraídamente el director del internado, interrumpiendo el pensamiento errático de Soobin y revolviendo casi por instinto las hojas amontonadas en el escritorio de aspecto importante.

—Pero... Señor Kim... —ruega su hermano con ojitos de ciervo, aún si el mayor no está mirándolo— Usted sabe que Soobin es un caso especial, no podría...

—¿Un caso especial? —interrumpe el mayor, dejando las hojas sobre la mesa para mirarlos a ambos atentamente— No es ningún caso especial. El único problema que tiene Soobin es que es un flojo y necesita madurar y darse cuenta que no todo en la vida es actuar como un niño pequeño.

Soobin traga saliva nervioso, sintiéndose un poco incómodo al ver que hablan de él como si no estuviera ahí. Sobre su regazo, retuerce sus dedos en un pequeño gesto de ansiedad y es Beomgyu quien lo detiene tomando su mano.

—¿No hay nada que pueda hacer en serio? —insiste de nuevo el menor, haciendo su voz un poco más aguda intentando ser tierno. Soobin siente una repentina oleada de cariño por Beomgyu, y por unos segundos incluso siente el deseo de abrazarlo, porque lo está ayudando tanto y... Él no sabe si lo merece.

El director frunce el ceño, observándolo un par de segundos sin decir nada. Finalmente, suspira, masajeando sus sienes y mirando fijamente a Soobin con sus facciones jóvenes.

—Hay algo que podemos intentar, pero no garantizo que consigamos un tutor.

Puede que esa haya sido la primera vez en el día que Soobin sonríe, y la leve sensación de esperanza lo mantiene de extraño buen humor el resto del día.

+×÷=

—No lo hagas.

Kai frunce el ceño, soltando el lapicero que cuelga de un hilo flojamente en el tablero y encarando a su mejor amigo con una ceja arqueada, dejando olvidado el anuncio que estuvo a punto de firmar.

—¿Por?

Taehyun inhala un poco y finalmente suelta un suspiro agotado. Sus bonitos ojos entrecerrados mandando señales de ira mal camuflada al menor. Es casi gracioso el hecho de que Kai se siente un poco intimidado aún cuando Taehyun es mucho más bajito que él y tiene que alzar el mentón para verlo directamente a los ojos.

—No es como si tuvieras mucho tiempo libre, además ya estás inscrito en las tutorías para los de primer año. —suelta de sopetón con voz enojada— Tienes las calificaciones todas perfectas, esos puntos extra no te servirán de nada... —Kai rueda los ojos mientras Taehyun continúa exponiendo todos los contras que tiene su decisión.

Ignorándolo, toma de nuevo el lapicero y firma con orgullo la planilla vacía, su nombre siendo lo único que decora aquel simple folleto de "se busca tutor de matemáticas", seguido de explicaciones para quién era y la remuneración en forma de puntos extra para la materia más baja.

Math ᯽ ꒰ sookai ꒱Where stories live. Discover now