33

6.4K 787 1.7K
                                    

L se encontraba sentado en su sitio habitual, comiendo una última galleta. No tenía ánimos para nada.

Watari ya estaba haciendo los preparativos para usar la Death Note con algún criminal condenado a la pena capital.

Buscó a Light con la mirada, pero no lo encontró. Desde que se quitaron las esposas, una semana atrás, no le había visto demasiado.

Y le dolía. Aunque quisiera ignorar ese vacío que sentía en el pecho, seguía doliendo. Sabía que si Light quería deshacerse de toda sospecha, debía matarle antes de que demostrara que la regla de los trece días era falsa.

Por tanto, su muerte estaba cerca. Ya casi podía escuchar las campanas de su funeral, como una paranoia que se había estado haciendo desde que atraparon a Higuchi.

Pensaba mucho en ello, sobre todo por las noches, cuando más se notaba la ausencia de Light en la habitación. No podía evitar pensar que estaba con Misa, planeando su muerte. O con algún chico, desquitandose de sus deseos carnales.

Le gustaría decir que le daba igual, pero no era así. Detestaba a Kira y detestaba la vida que les había tocado vivir.

Pero no había nada que pudiera hacer. No iba a acercarse a Light si él no le hacía. Kira le mataría pero sería con dignidad.

L suspiró y dejó un trozo de galleta en el plato. Después procedió a alejar su silla del escritorio para levantarse.

Extrañaba el tintineo que hacía la cadena cuando se movía, ese que le indicaba que Light estaba al lado suyo. Que estaban conectados.

Lo que me recuerda - Pensó, mirando al hilo que colgaba de su meñique, ese que sabía que le conectaba a Light. Ese que le indicaba que hicieran lo que hicieran, Light Yagami y él estaban hechos para estar juntos - Puto destino de mierda.

Se sirvió él mismo un café, ya que Watari estaba muy ocupado y no sabía dónde estaban Matsuda y el resto de policías. Desde que atraparon a Higuchi se habían relajado bastante.

Ya con un café preparado, volvió a la sala, ya que no tenía nada que hacer. Solo pensar, hundirse en sus pensamientos pesimistas.

Se sentó en su silla de nuevo y dio un sorbo al azucarado café. Luego procedió a mirar a su propio reflejo en la bebida.

¿Qué tienes preparado para mí, Light? Si no sabes mi nombre, ¿cómo me matarás? ¿Tienes pensado usar a Misa?

Ryuzaki suspiró. Aún había cosas que no sabía del Death Note, cosas que podría llegar a descubrir si tan solo el shinigami quisiera aclararles algo. Pero estaba claro que estaba a favor de Light.

Y hablando del rey de Roma, L juraría haber visto su pelo castaño en la esquina de una de las cámaras que aún estaba activa. Parecía que iba hacia ahí.

Encendió el resto de cámaras, queriendo cerciorarse de que había visto correctamente. Y sí, Light estaba yendo hacia ahí.

Pero no iba solo, Matsuda estaba con él, hablando alegremente. No le sorprendía esa conducta en Matsuda, siempre había sido muy alegre e ingenuo, sobre todo cuando se trataba de Light.

Sin embargo, lo que sí le sorprendió fue que el castaño le estaba respondiendo con la misma ilusión.

¿Por qué, Light?

Acercó aún más su cara a la pantalla, para observarlos mejor. Se habían parado en el pasillo y seguían hablando con comodidad.

Light no parecía estar fingiendo, y si lo hacía, era un actor de primera.

Hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora