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Takada abrió los ojos impresionada al ver una enorme limusina aparcando delante de la cafetería.

Lo que se gastan los ricos...

Pensó, mientras sacaba un pequeño espejo de mano para mirar su cara. Se había arreglado para la cita; se había puesto su mejor vestido y le había pedido a una amiga que le ayudara a maquillarse bien, ya que ella no solía hacerlo habitualmente. Pero esa era una ocasión especial, a pesar de que no iban a estar solos la idea de pasar tiempo con Light Yagami se le hacía emocionante. Le encantaba hablar de cualquier cosa con el castaño, le atraía mucho y estaba segura de que tenía una oportunidad con él.

Solo tenía que aprovecharla bien.

Entonces la puerta de la limusina se abrió, dejando ver a un apuesto castaño dentro del coche. Tenía el pelo pulcramente peinado e iba vestido elegantemente, como siempre. Cualquiera que le viera bajando de esa limusina pensaría que era el hijo millonario de un exitoso empresario.

Detrás de él salió un chico encorbado y con el pelo largo y despeinado. A diferencia del otro, él parecía cualquier cosa menos millonario.

Takada los vio por el rabillo del ojo y guardó su espejo de nuevo en su bolso. Frunció los labios, no conocía realmente a ese tipo, pero nunca le había caído demasiado bien.

- Hola, Light. - Saludó la chica, al ver al chico acercarse. La limusina se alejó de ahí rápidamente, dejándolos solos frente a la cafetería.

- Ah, hola Takada. - Devolvió el saludo el otro con una sonrisa educada - Este es Hideki, el amigo que te había comentado...

El castaño se apartó, dejando ver al chico que se encontraba detrás de él. Se estaba mordiendo el dedo gordo mientras miraba con atención a la chica, matices de aburrimiento notándose en su mirada vacía. De alguna manera a Takada le ponía nerviosa, le imponía su escrutinio, pero no tenía intención de demostrarlo.

- Sí, me suena haberlo visto alguna que otra vez por el campus... - Comentó la chica, recordando la vez que Light la dejó plantada para ir a hablar con él. Apretó la mandíbula y bajó la mirada - Um... ¿Por qué estáis esposados? - Preguntó al darse cuenta de ese pequeño detalle.

- Kyomi Takada. He oído hablar mucho sobre ti. - L dio un paso adelante colocándose frente a la chica e ignorando su pregunta.

Takada se sonrojó un poco al escuchar lo dicho por el detective. Eso quería decir que Light le había hablado de ella. El castaño por su parte se removio en el sitio, ¿en qué andaba pensando Ryuzaki?

- Oh, ¿de verdad? - Su mirada se desvío hacia el apuesto universitario que se encontraba al lado suyo, este estaba mirando al pelinegro.

- Sí, - Confirmó el detective con rapidez y sin dudar un instante- no esperaba que fueras tan insegura.

- ¿Cómo? - Preguntó extrañada la chica.

- Teniendo en cuanta la cantidad de maquillaje que te has echado para este encuentro, - Observó el detective, haciendo que la chica se tocara la cara con algo de inseguridad - o eres insegura o estás desesperada.

¿Pero este de qué va?

- Solo está bromeando. - Intervino rápidamente Light apartando sutilmente a Ryuzaki con una sonrisa incómoda, antes de que la chica pudiera reclamar nada - Estamos haciendo un experimento social, por eso no podemos quitarnos las esposas.

Takada se dio cuenta en seguida del sutil intento de cambio de tema por parte del castaño. ¿Tan mal se veía? Tal vez a Light no le gustaba cómo se había puesto.

Hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora