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- Perdona, creo que me he precipitado. - Se disculpó el castaño, que si bien no entendía realmente el motivo por el cual el otro había cortado el beso, suponía que había sido porque él había malentendido todo - No quería incomodarte ni nada por el estilo.

L pareció darse cuenta de que en algún momento se habían separado más de la cuenta. Tal vez su gesto había afectado de más a Light, quien parecía sentirse rechazado. Definitivamente eso era su culpa, no debería haber insinuado nada y mucho menos haberle seguido el beso para empezar.

- No me incomodas. - Negó el ojeroso, para sorpresa del otro - A mí también me gustas, sí, pero mientras exista la probabilidad de que puedas volver a ser Kira no.... No puedo salir contigo.

Light bufó. No pudo evitar bufar de impotencia.

Siempre era lo mismo. Kira esto, Kira lo otro... No llegaban a ninguna parte.

Ryuzaki estaba obsesionado con la idea de que él era Kira, ¡pero Light sabía que estaba equivocado! Él no era un asesino, ¿cómo podía demostrarselo de una vez?

- Ryuzaki, no puedo creer que sigas sin confiar en mí. - Se quejó simplemente, harto de tantos líos.

Y es que Light en el fondo entendía a Ryuzaki. Siendo el mejor detective del mundo no podía permitirse fallos y las pruebas apuntaban a que él había tenido algo que ver con Kira, aunque no estuviera claro el qué.

Pero estaba harto de que ese hecho obstaculizara su relación.

- Ya te he explicado lo que me pasa. - L se mantenía calmado por fuera, a diferencia del castaño - Creo que no ha sido una buena idea.

Light se forzó a tranquilizarse y pensar con la cabeza fría. Inspiró fuertemente y soltó el aire relajadamente.

- No, no. - Clavó sus ojos en el pelinegro, con intención de transmitirle todo lo que estaba sintiendo en ese momento - Sí lo entiendo, solo que me da rabia.

- No te preocupes Light. - Le quitó importancia Ryuzaki, sentándose en el suelo - Sé por qué te da tanta rabia toda esta situación. No eres el único que está atado a mí.

El desinteresado comentario captó la atención del castaño.

- Yo también estoy atado, me guste o no. - Añadió el ojeroso, acrecentando el interés del castaño. Necesitaba saber a qué se refería con eso, pero L no parecía tener intención de aclarar nada por su cuenta.

- ¿Qué quieres decir? - Preguntó Light al final. Mil teorías surcaban su mente, cada una más descabellada que la otra. El también abandonó su postura para sentarse en el suelo, con la manta por encima de él.

- Sabes perfectamente lo que quiero decir. - Afirmó totalmente seguro el detective, enviándole una mirada de complicidad.

Y sí, había una teoría que definitivamente sobresalía sobre las demás y que explicaba varios de los comportamientos extraños de L.

El ojeroso levantó su mano izquierda, como confirmación de la teoría del castaño.

Sin quitarle la mirada a Light, L comenzó a mover su mano de un lado a otro lentamente, balanceando el hilo que los unía.

- El hilo rojo... Puedo ver un hilo rojo en mi meñique desde que tenía casi siete años, - Reveló al fin - adivina por qué en ese momento. No puedo ver el de los demás, pero la primera vez que te vi a través de las cámaras de vigilancia pude ver el tuyo. Instantáneamente me di cuenta de lo que significaba y de lo peligroso que era involucrarme personalmente en el caso, pero aún así lo hice. Entonces confirmé lo que ya había supuesto, tu y yo estábamos conectados.

Hilo rojo del destinoWhere stories live. Discover now