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- ¿A dónde vamos? - Preguntó Light poco después. Y es que se habían quedado parados delante del edificio durante unos minutos, mientras los transeuntes les lanzaban miradas desagradables.

- No sé. Eras tú el que quería salir, Light. - L se encogió de hombros y se giró hacia el castaño - Si quieres volvemos a dentro, aún no se habrán dado cuenta de que hemos salido.

Light abrió los ojos de la impresión. Con lo que le había costado convencer a L de salir y después de todo lo que habían tenido que pasar para no ser descubiertos, no iban a volver ni en broma.

- ¿Qué? ¡No! - Exclamó, haciendo que tanto L como algunos transeuntes le miraran atentamente. Había hablado muy alto, observó Light con vergüenza. Luego siguió hablando en un tono más normal - Vamos a hacer algo que te guste, para desestresarte.

El castaño se cruzó de brazos, retando a L con la mirada a llevarle la contraria. El pelinegro se encogió de hombros y apartó la mirada.

- Como quieras.

De acuerdo, ¿pero entonces adónde podrían ir? El detective no parecía dispuesto a dar ideas, así que estaba claro que Light tendría que decidir por su cuenta.

¿Qué podría gustarle a L? Tenis, se recordó al pensar en el primer día de clase oficial, pero no podrían jugar esposados. Y era poco probable que el detective decidiera desencadenarlo para eso. Tenía que haber algo más que le gustara. Light se dio cuenta entonces de que no conocía a su amigo tan bien como había creído hasta ese momento. Tampoco es que pudiera haberlo conocido mucho, siempre que estaban juntos era porque quería interrogarle. Y cuando no, simplemente se sentaba en su sillón a comer pasteles o a beber café.

- Vamos a la tienda de chuches. - Propuso el castaño, seguro de que el detective sí que se apuntaría a ese plan - Luego podemos ir a nuestra cafetería a tomar café.

- ¿Nuestra cafetería? - Preguntó el detective con una ceja alzada. Light no se dejó intimidar.

- Sí, bueno. - El castaño sonrió levemente, recordando el momento - Fue donde me interrogaste por primera vez.

- Qué... Romántico, Light. - Dijo L con algo de burla impregnada en la voz. El castaño apartó la mirada avergonzado, no esperaba que el detective le dijera eso.

- No es romántico, no digas tonterías. En todo caso es triste. - Declaró indiferentemente el castaño, dedicándole una mirada seria, de esas que usaba para ocultar sus emociones de todos. Claro que con L no solían funcionar muy bien, pues le seguía observando de la misma manera - Desde el principio no confiabas en mí.

- Ya, claro. Si tú lo dices.

Ryuzaki apartó la mirada. Light se sintió algo molesto de que el otro no le creyera ni una palabra. Entonces pensó que podría devolverle la jugada, así que se giró a mirarlo con una sonrisa burlona.

- ¿Qué pasa? ¿Acaso quieres que sea romántico? - L le miró de reojo, causando que la sonrisa de Light se acrecentara - No sabía que tenías esas tendencias, Ryuzaki.

Se quedaron en silencio unos segundos. Light se echó el pelo para atrás porque el viento se lo había despeinado un poco. Después, L dio un par de pasos hacia Light, reduciendo considerablemente la distancia que los separaba.

- Yo no he dicho eso. De hecho, parece que eres tú el que quiere que esta salida termine siendo romántica. - Acusó sin escrúpulos, una pequeña mueca triunfal apareciendo en su rostro al ver al otro estremecerse casi imperceptiblemente.

- ¿Yo? - Inquirió el castaño con los ojos abiertos de par en par. El hecho de que L estuviera acercando su rostro un poco más al suyo le estaba poniendo nervioso.

Hilo rojo del destinoWhere stories live. Discover now