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- ¿Dónde os habíais metido? - Preguntó Soichiro Yagami nada más ver llegar a los chicos esposados - ¡Os hemos estado buscando por todas partes!

Light bajó la mirada, algo avergonzado.

- En un armario. - Contestó L sin titubear, para sorpresa de todos, especialmente de Light que se puso rojo.

¿Cómo mierdas se le ocurre soltar eso así como así? Encima delante de mi padre.

- ¿Qué? - Preguntó Soichiro Yagami, pensando que había oído mal. L sintió la mirada fija del castaño en su nuca.

- Es broma, no tenéis ni una pizca de sentido del humor. - El pelinegro se encogió de hombros, con una expresión seria en su rostro - Hemos estado fuera, organizando nuestras ideas.

- Pe-pero...

- Ya hemos tomado el aire y compartido teorías. - Añadió el detective, con intención de acabar la conversación - Ahora si no os importa seguiremos con el trabajo.

Sin decir más, L siguió con su camino, dejando al resto atrás. Light le siguió a paso algo más lento, todavía un poco sonrojado.

- Perdonad. - Dijo, lanzandoles una sonrisa de disculpa. Matsuda le sonrió de vuelta, pero el resto se quedaron mirandolos seriamente hasta que desaparecieron de su vista al entrar al ascensor.

- Light... - Murmuró el jefe de policía disgustado. No entendía lo que estaba pasando, ¿desde cuándo su hijo se iba sin avisar?

- Esto no es propio de Light. - Comentó Aizawa, con el ceño fruncido y poniéndole una mano en el hombro a su jefe, en señal de apoyo.

- ¿Creéis que Ryuzaki le está influenciando? - Preguntó con duda Matsuda, aún sin perder la sonrisa que le caracterizaba. Mogi se encogió de hombros, con la mirada perdida.

- No me extrañaría que todo eso hubiera sido idea de Ryuzaki. - Opinó Aizawa, a quien el detective no le caia demasiado bien.

El señor Yagami se quedó en silencio mirando al suelo. Ciertamente era muy extraña aquella fijación que Ryuzaki tenía por su hijo. Estaba claro que él no era Kira y quería ayudar, pero el detective insistía en mantenerlo esposado a él.

Además no creía que Ryuzaki tuviera muy buenos valores. Es decir, sacrificó a un tipo en su lugar cuando fingió aquella retransmisión por televisión, no había nada más cobarde que eso. Temía que a Light se le pegara algo del pelinegro, así que Soichiro tenía la esperanza de que la inocencia de su hijo se demostrase pronto, atraparan a Kira y pudieran perder de vista a L para siempre. O al menos por bastante tiempo.

Después de unos segundos de silencio el más joven de los policías se empezó a sentir incómodo así que se rascó la cabeza.

- Bueno. - Dijo Matsuda de manera optimista, con intención de animar a su jefe - Al menos no les ha pasado nada y puede que hayan llegado a alguna conclusión en conjunto.

- Sí. Espero que sea eso. - Suspiró preocupado mientras miraba a la pared. Su hijo perfecto estaba cambiando, estaba claro.

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- ¿En un armario? ¿En serio? - Se quejó Light una vez tomaron asiento uno al lado del otro. Habían vuelto a la sala de ordenadores en la que habían estado a la mañana.

- Es la verdad. - L sacó las bolsas de chuches que le quedaban y las vació sobre la mesa, para disgusto de Light. Eso no era muy higiénico, a saber la de gérmenes que había ahí.

- Bueno, sí. - Concedió el castaño, ladeando su cabeza- Pero no hace falta ir contándolo por ahí. Suena raro.

L le observó de reojo, tratando de pensar en por qué a Light le había molestado ese hecho. No es como si hubieran hecho nada indebido en el armario.

Hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora