19

8.2K 1K 1.8K
                                    

Light abrió los ojos repentinamente al sentir que alguien le zarandeaba bruscamente. Le costó pocos segundos acostumbrarse a la falta de luz y ser capaz de enfocar el conocido rostro que estaba a centímetros del suyo.

Efectivamente, Ryuzaki estaba encima de él, mirandole a los ojos fijamente.

- Ryuzaki, ¿qué...? - Preguntó Light desorientado. Buscó con su mirada un reloj o algo que pudiera indicarle la hora que era, pero no encontró ninguno. El castaño tenía sueño, tanto que ni siquiera se sintió incómodo al sentir el cuerpo del pelinegro sobre el suyo.

- Son las cinco de la mañana. - Dijo el otro, como si eso lo aclarara todo. Light parpadeó confundido y el detective se quitó de encima suyo de una vez - Levántate.

- Algunos necesitamos dormir, ¿sabes? - Comentó el castaño sentándose en la cama y frotándose los ojos con los puños en un signo de cansancio.

- Vamos a irnos en dos horas al nuevo cuartel de investigación. - Informó L, dándole la espalada.

- ¿Y por qué mierda me has despertado tan pronto? - Preguntó de mal humor el castaño mientras reprimía un bostezo y fruncía el ceño. Tenía ganas de dormir.

- Supuse que querrías ducharte antes, ya que cuando lleguemos ahí empezaremos a trabajar directamente.

Light frunció aún más el ceño, no entendiendo del todo lo que el detective quería decir con eso.

- No necesito dos horas para ducharme. - Informó Light.

- Ya. Pero me aburro.

- Eso es tu problema. - Se quejó Light volviendo a tumbarse en la cama con pereza - No es mi culpa que no inviertas tu tiempo en dormir como una persona normal.

- No es necesario dormir tanto.- Declaró L convencido - Desperdicias tiempo que luego no podrás recuperar. La gente corriente pasa aproximadamente un tercio de su vida durmiendo.

- Mi cerebro necesita descanso para funcionar correctamente. - Rebatió Light - Me será imposible ayudarte si no duermo.

- No te preocupes por eso. Después de todo, llevo toda la noche trabajando en eso. Dudo que avancemos nada, no hay ningún sitio del que tirar.

Light alzó la cabeza al oír el desanimado tono de voz de L.

- No digas eso... Anda, ya me levanto. - Se sentó en la cama de nuevo - ¿Donde está la ducha?

- Por aquí...

Ryuzaki se movió rápidamente por la habitación haciendo tintinear las cadenas. Light, aún medio dormido y de mal humor por haber sido despertado, le siguió despreocupadamente hasta la puerta, no sin haber cogido antes un cambio de ropa de su armario. El pelinegro quitó el cerrojo y abrió la puerta, dejando a Light pasar primero.

Cuando ambos hubieron salido, el detective la volvió a cerrar y empezó a moverse por el pasillo. Ninguno trató de iniciar una conversación durante el trayecto. Uno porque tenía sueño y el otro porque no lo veía necesario.

Finalmente entraron a un gran baño blanco, con muchas toallas perfectamente apiladas, un inodoro y la ducha.

Light dejó su ropa sobre un cajón y comenzó a quitarse los pantalones bajo la atenta mirada de Ryuzaki.

- Eh... ¿Tú no piensas ducharte? - Preguntó para romper el hielo.

- Mmm... - Se rascó la cabeza despreocupadamente mientras miraba al techo - No me toca aún.

- ¿¡Y vas a quedarte ahí mirando  como me ducho!? - Light estaba escandalizado. Simplemente no podía creerlo. Apretó la mandíbula.

- Efectivamente. No hay otra opción.

Hilo rojo del destinoWhere stories live. Discover now