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La familia Yagami estaba sentada alrededor de la mesa esa noche, cenando tranquilamente. Había pasado una semana desde que Soichiro casi se iba al otro barrio y el señor Yagami acababa de volver a casa después de haberse escapado del hospital para robar las cintas que habían mandado a Sakura y llevarselas a L.

- Em... Tengo que deciros algo. - Habló Light, nervioso.

Lo cierto era que en esos momentos estaba inquieto. Tenía muchos problemas en la cabeza. Por un lado estaba ese idiota que había obtenido una Death Note y estaba manchando su imagen mandando esas cintas a la televisión y matando a quien le daba la gana. Y por el otro lado estaba el tema de L. Sentía que necesitaba desahogarse de una de las dos cosas por lo menos, para poder concentrarse en el tema importante.

- Creo que me gusta alguien.

- Me alegro, Light, cariño. - Habló su madre.

- Sí. - Concordó su hermana pequeña, con su típica sonrisa en el rostro - Era muy raro que nunca te hubiera gustado nadie, ya era hora.

- ¿La vamos a conocer, hijo? - Preguntó Soichiro con interés, cruzando sus brazos sobre la mesa.

Oh, claro.

- No creo que os lo llegue a presentar... - Comenzó el castaño, sintiendose incómodo pero sin demostrarlo - El caso es que no es una chica. Es un chico, un compañero de la universidad...

- ¡Oh por dios! - Se emocionó Sayu. Levantándose y dando un saltito de la emoción - ¡Mi hermano es gay! ¡Sí! ¡Lo sabía!

- ¿¡QUÉ!? - Gritó Soichiro, escupiendo parte de su café y manchando a Light, que estaba delante. Este le miró con asco mientras se palpaba su impecable pelo, ahora pegajoso - Pe-pero si eso es imposible... Yo te ví con... Oh por dios, no puede ser.

Light se sonrojó un poco al darse cuenta de que su padre estaba recordando cuando le vió con revistas de chicas desnudas a través de las cámaras.

- ¡N-no soy gay! - Light se maldijo por tartamudear, no podía estar nervioso por eso - No me atraen los hombres, sólo me gusta este chico.

Por las miradas de todos se dio cuenta de que no le creían ni una palabra. Sayu seguía saltando de alegría y dando chillidos de vez en cuando, Sachiko no estaba distinta en lo absoluto, como si ya se esperara toda esa situación. Y Soichiro... Seguía negando con la cabeza sin dignarse a mirar a su hijo a la cara.

Light decidió con vergüenza subir a su cuarto a darse una ducha y quitarse el café que le había manchado.

Al menos ahora podría olvidarse de L y concentrarse en encontrar a su imitador. O eso esperaba.

************************************

Al día siguiente, sólo se encontraban Light y Sayu en casa. Su madre había ido a comprar y su padre estaba trabajando con L.

El mayor de los hermanos estaba "estudiando", como siempre. Aunque lo que realmente estaba haciendo era escribir nombres de criminales. Mientras, Sayu se encontraba viendo una serie en la televisión.

Ding. Dong.

- ¡Ya voy! - Chilló Sayu, corriendo para abrir la puerta.

La pequeña adolescente se quedó mirando extrañada al extraño y desarreglado muchacho que se encontraba en la entrada.

- Em... ¿Hola? - Tras unos segundos de no responder, Sayu entrecerró un poco la puerta y siguió hablando - ¿Quiere vendernos algo? Que sepa que no estamos interesados.

- Hola, soy Hideki Ryuga, compañero de clase de Light. - Se presentó poco después sin mirar a ningún punto en concreto - ¿Está en casa? Me gustaría hablar con él.

Hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora