17

8.5K 1K 1K
                                    

- ¿No te parece que te estás pasando, Ryuzaki? - Comentó Light, mirando las esposas con el ceño fruncido. En otras circunstancias no le habría importado, pero después de lo que había pasado unas horas atrás no sabía como sentirse respecto a Ryuzaki. Y pasar quién sabe cuánto tiempo esposado a él las veinticuatro horas del día no era algo que le hiciera ilusión especialmente.

- Es necesario. - Rebatió Ryuzaki, encogiendose de hombros - Te aseguro que no lo hago por gusto.

Light no estaba tan seguro de si esa afirmación era cierta. ¿Por qué entonces no hacía lo mismo con Misa? ¿Porque parecería un pervertido? Pero si ya todos lo pensaban. Además no creía que a Ryuzaki le importara mucho lo que opinaran de él y sus métodos.

- ¿Cómo? ¿A eso te referías con estar juntos las veinticuatro horas del día? - Preguntó asombrada Misa. Le echó una mirada de arriba a abajo al detective antes de continuar hablando - Dos chicos esposados... Dime, Ryuzaki, ¿tú no serás de la otra acera, no? ¡Porque Light es mi novio! - Los celos eran notorios en su tono de voz y Light no pudo más que negar con la cabeza. Seguía sin entender por qué estaba saliendo con la chica.

- Ya te he dicho que no lo hago por gusto. - Comentó L, sin llegar a negar nada. El castaño lo observó con una ceja alzada y los brazos cruzados, no le creía - En todo caso, ¿estás segura de que Light te quiere? ¿No será que es él el que es "de la otra acera" como tú dices?

Ante la insinuación de Ryuzaki, Light apretó la mandibula. Estaba avergonzado y sentir la mirada de todos los presentes encima de él no ayudaba en nada. Sí, muy posiblemente era gay, pero Ryuzaki no tenía que ir soltandolo por ahí. Menos a la chica con la que supuestamente estaba saliendo. Era decisión de Light decirlo o no, no de él. La única razón por la que Ryuzaki debía de estar diciendo eso tenía que ser para hacerlo rabiar.

Maldito Ryuzaki. Como me gustaría que no me pusiera tanto que hagas siempre lo que te de la gana.

Misa por su parte saltó en seguida en "defensa" del orgullo herido de su novio. Se colgó del brazo de Light indignada y se pegó lo máximo que pudo a él.

- ¡Pero qué dices! ¡Eso es imposible! Mi Light es mucho más hetero que todos vosotros juntos. - Declaró señalando a todos los presentes con el dedo. Ryuzaki sonrió burlonamente y Matsuda se rascó la cabeza nervioso  - Y claro que me quiere, por algo somos novios.

- Ya... - Light intentó apartar a la rubia sutilmente, pero esta se volvió a pegar rápidamente, incrementando considerablemente la incomodidad de Light. El chico se dio cuenta de que Ryuzaki los estaba observando atentamente.

- ¿Pero cómo vamos a tener citas si estáis encadenados vosotros dos? - Se quejó de nuevo la chica, sin soltar al castaño.

Aizawa y el señor Yagami, se encontraban en una esquina con el ceño fruncido. Esa chica los ponía de los nervios. Ya estaban hartos de tanta informalidad. L, ajeno a la molestia de sus subordinados, se pensó la respuesta unos segundos antes de observar fijamente a Light.

- Pues tendremos que ir los tres. - Obvió, no dispuesto a dar su brazo a torcer. No tenía intención de dejar solos a sus dos sospechosos.

- ¡¿Qué?! ¿Me estás diciendo que tú estarás mirando mientras nos besamos?

La rubia observó al detective indignada. Este solo la miró, con una pequeña mueca de disgusto. Light por su parte bufó, hasta a él empezaba a cansarle la actitud infantil de su autodeclarada novia.

- Yo no te digo que hagas nada. - Alegó Ryuzaki, metiendo sus manos en los bolsillos - Pero sí, supongo que estaré presente.

- ¿¡Qué dices!? - Gritó la rubia totalmente cabreada - ¡Sabía que eras un pervertido!

Hilo rojo del destinoWhere stories live. Discover now