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Pasaron un par de semanas desde que L y Kira se retaron por televisión, en las que Light logró esquivar todos los obstáculos que se le iban poniendo en su camino. Claro que también había cometido errores, pero lo importante era que se había desecho de los agentes del FBI y ya no había cámaras en su casa.

Ja, le gustaría ver la cara de L en ese momento.

De seguro se encontraba desesperado sin saber qué más hacer.

Light preparó sus cosas y salió de su casa camino al examen de acceso a la universidad. Escuchó los gritos de ánimo que le mandaban su hermana y su madre, aunque a su parecer no los necesitara.

A pesar de haber estado algo ocupado últimamente, había sido capaz de estudiar lo suficiente. No tenía de que preocuparse, de todas formas, era bastante fácil.

Light entró a la institución con chulería, diez minutos antes de que empezara el examen y se sentó en una mesa centrada. Ni muy adelante, ni muy atrás, como a él le gustaba.

Al fin el examen dio comienzo. Como esperaba, era bastante fácil. Light desvío la atención del examen un segundo al ver que el examinador le llamaba la atención a alguien por estar mal sentado.

Se giró para mirar. Era un chico joven, con pelo largo y negro totalmente despeinado y de piel pálida. Sus ojos estaban tan dilatados que parecían negros y debajo de estos se encontraban unas gigantes ojeras, como si no hubiera dormido en su vida.

Estaba sentado sobre la silla en cuclillas e iba descalzo, pero eso no era lo más raro. Light observó sus manos, colocadas sobre sus rodillas, más concretamente su dedo meñique derecho. No pudo evitarlo y se cayó de la silla de la impresión.

- ¡Estudiante número 148! ¿Se encuentra bien?

Light escuchó la lejana voz del profesor, pero no le importó. Se sentó en su silla de nuevo murmurando una simple afirmación. Notaba todas las miradas sobre él, normal, había causado mucho escándalo.

Pero a Light sólo le importaba la mirada de una persona. Se giró para comprobar que seguía mirándolo insistentemente, y así siguió durante toda la clase. El instructor tuvo que regañarlos un par de veces por mirarse tanto.

- Concentraos en el examen. Es importante y ya casi no queda tiempo - Les regañó en una ocasión, cuando apenas quedaban 25 minutos.

- Hace rato que he terminado. - Comentó Light - ¿Me puedo ir?

El instructor lo miró incrédulo, ojeando el examen por encima y dándose cuenta de que decía la verdad.

- No hay problema...

- Yo también he terminado.

El otro chico se levantó de su sitio y caminó hasta donde el instructor para darle el exámen. Sin decir más, ambos chicos salieron de la clase.

Caminaban uno al lado del otro, mirándose de reojo. Light no podía evitar fijarse en el hilo que pendía de su meñique izquierdo, que era el mismo atado al meñique derecho del otro.

Caminaba raro, encorvado, pero eso era lo de menos. No podía ser cierto que ese chico fuera su alma gemela. ¡UN CHICO! Y uno complementamente contrario a él, además. Debía de haber algún error. Sintió la risa de Ryuk a sus espaldas, como si pudiera leer sus pensamientos y se estuviera burlando de él. Maldito.

- Oye... No te ofendas por la pregunta... - Comenzó Light la conversación, ganándose la atención del otro - ¿Eres un chico, no?

Bueno, tenía que asegurarse. El otro alzó una ceja en respuesta, seguramente pensando que era una broma. Pero Light hablaba en serio, su mirada lo delataba.

Hilo rojo del destinoWhere stories live. Discover now