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- Has tardado, Light. - Saludó Ryuga al ver al chico acercarse a él, ya cambiado a una ropa más adecuada y con su mochila al hombro.

- Sí, admito que no me he dado mucha prisa. Siento haberte hecho esperar, pero necesitaba cambiarme. - Se excusó el chico, con una mini sonrisa.

- Oh, veo que te has peinado el pelo. - Observó Ryuga. Acto seguido se acercó bastante al otro chico, poniendole nerviso al segundo, y lo olfateó- Y, ¿por qué te has echado perfume?

- ¿Qué? ¿Acaso no puedo? - Preguntó a la defensiva, sintiéndose estúpido por incomodarle la cercanía de "un amigo".  Al fin, Hideki se apartó, siguiendo con su mirada fija en los ojos del menor.

- En absoluto. - Negó el ojeroso. Luego levantó su dedo índice para apuntar al hombro de Light - Sólo me preguntaba cuántas cosas llevas en tu mochila.

- Ah, esto. Nada, lo esencial.

La escueta respuesta no pareció convencer a L, que observaba la mochila fijamente. Se pasó un dedo sobre los labios, como debía ser su costumbre.

- Parece pesar mucho. ¿Quieres dejarla en mi coche?

- ¿Qué? No, no hace falta.

- Insisto. No puedes ir de un sitio a otro con tanto peso, Light. Si no, acabarás con la espalda destrozada.

- ¿Cómo tú? - Preguntó irónico. Ryuga no se inmutó y no cambió de opinión - Oye, en serio te lo agradezco, pero si la dejo ahí luego tendré que ir por ella y al final será peor.

El chico pelinegro se encogió de hombros, mirando hacia el suelo mientras movía su pie en circulos. Light lo observó curioso.

- Como quieras. - Aceptó, después de unos segundos de silencio - Aunque también podríamos acercarte, es lo mínimo que puedo hacer. Después de todo, me has ganado al tenis.

Al fin el marrón se encontró con el gris. No había forma de decirle que no a esos ojos que le resultaban tan atrayentes. Light se preguntaba si siempre los tenía tan dilatados o sólo era cuando estaban juntos. Quería creer que era la segunda opción. ¿Él también los tendría dilatados?

- Bien, gracias.

Hideki ya no respondió. Sólo hizo un gesto afirmativo y comenzó a caminar en dirección al coche. Light le siguió, no sabiendo muy bien por qué había aceptado esa propuesta.

- Oh, y una cosa, Light. - Comentó Ryuga, mientras metía la mochila del castaño en el coche rato después. Se giró para poder observarlo al tiempo que cerraba la puerta del vehículo - Tengo que decirte que sospecho que eres Kira.

El castaño se mostró sorprendido. No porque lo sospechara, si era L, era más que obvio que se lo había revelado por ese motivo. Sin embargo, Light no esperaba que le dijera a la cara que sospechaba de él.

Es una buena jugada. Ahora ya no me presentará ante nadie que pueda confirmar su identidad poniendo como excusa que soy un sospechoso. Mierda, necesito saber si es el verdadero L.

- ¿Eh? ¿Yo, Kira? - Se hizo el desentendido, frunciendo el ceño. No era mal actor, a decir verdad - ¿Cómo puedes pensar eso, Hideki? Pensaba que éramos amigos.

- Sólo hay un 1% de probabilidades de que lo seas. - Aclaró el otro, ignorando el reproche. Luego continuó hablando, en su tono monótono de siempre - Cuando se disipen, me gustaría que trabajaras conmigo. Creo que tu intelecto nos podría ser de gran ayuda.

Light no supo que decir. Eso definitivamente le complicaba las cosas.

- Entiendo...

- No te lo tomes como algo personal. Igualmente, ahora que sabes esto... ¿Sigues queriendo ir a tomar algo conmigo?

Hilo rojo del destinoWhere stories live. Discover now