Elijah y Juliett lo tenían todo, una familia, trabajos bien remunerados, su amor.
Hasta que Elijah decide engañarla.
Juliett con el corazón herido no sabe qué hacer, perdonarlo o ser feliz.
Cuando el matrimonio parece ir en declive, un montón de sec...
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Elijah de inmediato salió del trance, todo regresó a sí mismo. Y Juliett incontrolablemente comenzó a llorar sin intención de detenerse.
—¿Quién lo hizo? —preguntó Elijah sin expresión alguna.
—Eso no es todo... —dijo ella, queriendo decirle todo lo que alguna vez calló, su labio inferior temblaba—, después de que abusaron de mi... quedé embarazada. Yo no pude con todo esto y no quería a esa cosa, no cuando era producto de una violación. Y aborté.
Elijah suspira.
—¡Mierda! —grito furioso, estaba molesto, enojado, estaba dolido. No estuvo con su esposa, y por si no fuera poco, arruinó la vida de su mujer.
El enojo pudo con él y al encontrar la lámpara más cercana a él, la lanzó contra el piso. Rompiéndose en mil pedazos.
—Ese contacto guardado como Mío que dices haber visto, era la ginecóloga preguntando si ya había hablado contigo acerca del aborto —terminó de confesar Juliett.
Y Elijah se vio envuelto en una culpa enorme. Se talló el cabello con frustración, miró hacia todos lados asustado.
—No lo sé, no lo conozco. No quiero recordarlo —le dijo a su esposo.
—¿Por qué no me lo dijiste antes? —preguntó dolido por todo lo que él mismo había causado.
—Estaba asustada, aborte sin decírtelo, pensé que me juzgarias —terminó de decir.
Trató de acercarse a ella, de abrazarla, pero ella se alejó. No podía. Seguía llorando, pero se había acostumbrado a consolarse ella sola.
—No, carajo. No —dijo Elijah y se quito algunas lágrimas con brusquedad— tu no lo querías, no podía, no soy nadie para obligarte a dar a luz. Solo, estoy. Juliett, no puedo dejar que esto termine, menos ahora.
Poco a poco la discusión tomó sentido.
Y Juliett regresó a si.
—Por eso comenzaste a engañarme ¿no? —le preguntó Juliett.
—Habían unas fotos. Camila me las dio, estabas ingresando a un hotel seguida de un hombre —Juliett se carcajeo sin ánimos.
—¿Hace cuanto estas con ella? —preguntó Juliett, lista para saberlo todo—, dímelo de una vez. Porque incluso aunque yo haya pasado por todo eso, estoy lista para saber esto último.
Elijah cerró los ojos.
—Hace dos años —dijo finalmente y escucho el suspiro adolorido de su esposa.
—¿Sabes quién me dijo que me estabas engañando? —justo en ese instante, Juliett se dio cuenta de lo mal que estaban y de la pésima idea que era vivir juntos— tu madre, Silvia fue quien me dijo que tu. Mi marido, el padre de mis dos hijos, estaba con otra mujer.
