2 | Capítulo 1. Curiosas sorpresas

2K 92 10
                                    

Sofía me observa fijamente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Sofía me observa fijamente.

—Y lo extraño —me dice en silencio mientras deja salir un par de lagrimas—, se que él no siente lo mismo que yo.

—Tranquila, Sofía —le pido, pero ella sigue ensimismada en que Diego la odia y por eso se fue.

—No, se que yo no soy tu —auch—, y por eso nunca podrá amarme. Tan solo quisiera saber porque se fue, porque decidió irse de aquí. Pude haber evadido mis sentimientos.

—Ya Sofía, —digo un poco agitada— callate y piensa con claridad. Si Diego se fue, fue su decisión y tu no fuiste culpable. Él seguramente regresará algún día y eso no significa que no te ame.

—Lo sé, pero es más fácil cuando tu marido cambió y ahora es todo un caballero —me dice y tal vez tiene razón.

—Diego regresará pronto, no lo olvides —le pido y ella asiente limpiandose un par de lágrimas.

La puerta de mi habitación se abre agitada y Elijah aparece sonriente.

Al vernos su cara se transforma a una llena de seriedad.

—Lamento interrumpir su platica, regreso luego —me avisa dándose media vuelta.

—Elijah, ven aquí —le ordenó y de inmediato regresa hacia mí—, ¿por qué crees que Diego se fue?

Él me observa detenidamente sin comprender porque le hice esa pregunta, pero finalmente responde: —Tal vez no sabe cómo manejar los sentimientos que tiene hacia Sofía —menciona sin pelos en la lengua.

Volteo a ver a Sofía y asiento.

—¿Lo entiendes ahora? Diego no sabe cómo manejar sus sentimientos, él te ama, pero tiene miedo —le digo sonriendo.

Sofía asiente y nos observa a ambos.

—Tal vez tienen razón —se levanta—, debo continuar mi vida. Con o sin él, así que volveré luego. Iré a preparar la cena.

Nos avisa a ambos.

—¿Nuevamente tiene miedo? —pregunta Elijah y asiento.

—Diego y sus malditos dilemas —digo molesta—, era más fácil no hacerle ilusiones a la chica en lugar de hacerle creer y luego abandonarla.

—Tal vez él solo necesita tiempo y espacio —da su punto de vista y se sienta en una orilla de la cama junto a mi.

Sonrío al sentir su presencia: —¿Me extrañaste? —le pregunto y de inmediato se acerca a mi.

—Doce horas en una operación de emergencia, es claro que te extrañe —me dice acercándose a mi y llevándome hacia él con cuidado.

—Yo también atendí varios pacientes —le digo con orgullo y él suspira divertido.

Déjame Ir | FinalizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora