Capítulo 2. Ya no quiero vivir con ustedes | Corregido

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Y con un enorme dolor en el corazón, cada uno durmió en camas separadas

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Y con un enorme dolor en el corazón, cada uno durmió en camas separadas. Por mi parte con un enorme dolor en el pecho. Uno que me indicaba lo lastimada que estaba, lo tonta que me sentía.

Elijah durmió en la habitación de huéspedes, desee que me pidiera perdón, desee que me rogara un poco, tal vez así pudiera perdonarlo poco a poco, pero no lo hizo. Prefirió negar todo y dormir en otra habitacion que aceptarlo todo y divorciarse de mi.

Estaba harta, demasiado cansada. Así que con un gran dolor en el cuerpo, me levante con pesadez y fui a el lugar donde mi pronto ex-marido había dormido.

Él ya no estaba, solo un par de ropa en el suelo, la levante intentando respirar su olor y sentirme un poquito querida. Humillandome.

Un olor a perfume barato, unos labios marcados en el cuello de su camisa, todo se derrumbó una vez más.

Y por si fuera poco, el maldito anillo estaba en el bolso de su pantalón. Deje todo en el piso y desee no haber salido de mi habitación, de nuestra habitación.

Después de ello cometí la misma rutina, levante a los niños, les prepare su desayuno, los lleve a la escuela y vine a ver a Jamie.

—¿No hablaras con la policía? —murmuró ella con un tono de enojo— recuerda que esto es un asunto legal.

Mire mi café, le di un sorbo y pensé lo que Jamie me había dicho. Después negue.

—Es un asunto legal y eso lo tengo muy bien planteado —me moleste un poco con sus palabras— pero no haré que mis hijos vean lo ruin que es su padre. No lo voy a permitir. No destrozare esa ilusión que tienen de que su padre es su héroe.

Ella bajó la mirada apenada.

—Lo sé cariño y lo siento, solo que —tallo su puente nasal y me volvió a mirar— me molesta que ese hombre siga haciéndote daño y tu sufras.

Finalmente le dio otro sorbo a su café.

***

Elijah no lo hablaría en la casa y yo no estaría dispuesta a que mis hijos vieran esta escena. Así que con paciencia, me dirigí a el hospital de Elijah, baje del auto y subí buscando su oficina.

Abrí con cuidado, temiendo comenzar una disputa, vaya sorpresa. No se quien se sorprendió más, él, su amante o yo.

—Vaya, vaya —me cruce de brazos, sonriendo, aunque por dentro dolía como los mil infiernos— y ayer decías que me amabas.

Este rápidamente se separó de Camila, quien me miró con una gran sonrisa en sus labios.

—No es lo que parece...—guardo silencio un minuto, mientras trataba de acercarse a mi—, ella me sedujo.

Me reí sarcasticamente.

—Claro, te puso una pistola en la cabeza mientras se desnudaba sensualmente —reí una vez más— no me jodas Elijah. Fuiste muy hombre para ponerme el cuerno, acepta la situación y firma los putos papeles.

Déjame Ir | FinalizadoWhere stories live. Discover now