Capítulo 17. Amargas despedidas | Corregido

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Elijah estaba en un estado deplorable, apenas su familia abandonó su hogar, paso a ser un horrible lugar

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Elijah estaba en un estado deplorable, apenas su familia abandonó su hogar, paso a ser un horrible lugar. Estaba destruido completamente.

Y no solo porque el amor de su vida y sus hijos se habían ido, sino también porque su esposa enfrento todo ella sola y él, estúpidamente la abandonó, justo cuando más lo necesitaba, su corazón dolía, ella estuvo sola. El dolor de saber que alguien la había dañado, solo le hacía saber cuanta desgracia había causado.

Durante al menos cuatro días, él desistió de abandonar su habitación, no comía, no bebía, no dormía. Solo lloraba, encogido en un rincón abrazando una camisa de Juliett, la cual conservaba su olor. Y como a nadie le interesaba lo que sucediera con su vida, él se dio por vencido. 

Su vida, Elijah Brown, sin Juliett no tenía sentido.

Desesperado y sin saber que hacer, una tarde, solo se levantó. Se baño, se vistió como lo hacía habitualmente.

Tomó las llaves de su auto, no sabia siquiera donde ir. Solo dejó que el viento lo llevará.

Cuando se dio cuenta, pudo presentir hacia donde se dirigía. 

Y al llegar, temeroso salió del auto y camino hasta la puerta. Dudoso, sin saber si era correcto tocar el timbre o aguantar las ganas de hablar con ella y abrazarla.

Inquieto y sin pensar demás, tocó el timbre. Esperó un rato, donde pensó en huir.

Justo cuando quiso irse, la puerta se abrió, aquella mujer le abrió la puerta. Los ojos de ella se abrieron enormemente, no esperaba recibir una visita como esa.

—Yo... —murmuro Elijah, asustado, pero Silvia no lo dejó pronunciar ni una palabra más, se lanzó hacía él y lo abrazó con efusividad.

Elijah dejo que su corazón se absorbiera en un simple abrazo que necesitaba, y fue ahí cuando ambos. Madre e hijo, rompieron en llanto, en la entrada de una casa, abrazándose.

Silvia pudo ver en su rostro el dolor de amores, la tristeza y la soledad que su corazón dejaba a la vista.

—¿No crees que ya es momento de dejarla ir, cariño? —le preguntó Silvia a su hijo.

—Lo sé, pero no quiero —y ahí las lágrimas comenzaron a salir sin detenerse—, la amo tanto que duele.

—La amas tanto que les duele —corrigió—, y esta bien. Esta bien sufrir por amor, pero tiene un límite que ambos ya alcanzaron.

—No se como pudo pasar, te juro que use protección, pero... —dijo Elijah, pero Silvia lo interrumpió.

—Nada de lo que digas importa ahora, tu esposa ya no cree en ti. Eres mi hijo, te amo, pero debes saber que lo mejor para mí nuera, lo mejor para mis nietos es que terminen su relación —le dijo finalmente.

—Tal vez tienes razón —pronunció Elijah, con dolor en su voz.

—Debes dejarla ir —dejarla ir...

—Nunca le hice daño físico, pero la lastime hasta el cansancio y jugué con su estabilidad mental. Aunado a que no estuve con ella cuando debía hacerlo —y con aquello se derrumbó por completo.

Silvia asintió.

Y luego de un rato de reflexión, Elijah salió de casa de su madre, no sin antes prometerle que estaría más tiempo con ella y que vendría a verla siempre que pudiera.

***

A la mañana siguiente, cuando Elijah tuvo todo listo y fue consiente de que era lo mejor para su familia, le pidió a Juliett que se vieran un momento, ella accedió, sin embargo, le pidió que fuera rápido pues ella no quería verlo.

Fue así como fuera de un restaurante familiar, Elijah dejó salir un suspiro y salió con el papel en la mano.

Esta vez sería el final, quería que su esposa fuera feliz, incluso con otra persona.

Así que cuando se adentro a el restaurante y la observo totalmente indiferente y con sus ojos hinchados, dedujo que al igual que ella no se detuvo a llorar.

Tomó lugar frente a ella y Juliett de inmediato salió de su estado de trance.

Elijah tendió el papel.

Juluett conservaba la idea de que seguramente le pediría regresar a casa, ella había decidido que si volvería, pero al ver el papel y leer todo, su vana idea se derrumbó.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó a su pronto ex marido.

—Vengo a entregarte el divorcio, ya está firmado en su totalidad, con lo de manutención todo listo —dijo él con seguridad, o al menos eso quería aparentar— aunque aumente un par de ceros, creí que sería importante. Aún así, si tienes dudas o quieres pedir algo más, dile por favor a tu abogado que se comunique con él mío.

—Bien —pronunció ella sin ninguna emoción.

—No vine aquí a discutir, solo... —suspiro él y luego continuó— creí que podríamos volver a ser una familia, conservaba la idea hasta hace una semana, cuando recibiste esa noticia. Supe que no quería retenerte más, creí que lo lograríamos, hasta que me dijiste lo que pasó y solo supe lo jodido e inútil que fui.

—Déjame ir —dijo ella, Juliett en ese momento supo que eso sería lo mejor para ambos, lo mejor para sus hijos.

Y Elijah se derrumbo mentalmente al oír que lo que le pedía Juliett era lo mismo que su madre le había aconsejado.

—Te amo, te amaré siempre siempre —confesó Elijah—, se que te hice demasiado daño y que nunca podré remediarlo, pero te amo tanto.

—También te amaré siempre —dijo finalmente ella.

Y justo cuando Elijah iba a irse, sus hijos llegaron junto a ellos.

Mitlan fue quien habló primero: —Papi —lo saludó efusivo.

—Regresaremos a casa ¿verdad? —preguntó Alexander— seguro que si, lo supe desde que vi a papi llegar, ¿no es cierto, mami?

Juliett no supo que responder así que sonrió afligida.

—Perdón —dijo Elijah agachándose hasta quedar a la altura de sus hijos, quienes de inmediato abrazaron a su padre y besaron sus mejillas—, ustedes no regresarán a casa, hijos, pero no se preocupen. Ahora viviremos separados, pero en dos casas y podrán visitarme y yo los visitaré a ustedes.

Los niños no dijeron nada, se quedaron en silencio.

Asustados por la nueva aventura.

—Despídanse de papá y vayan a jugar —les ordenó Juliett a ambos y esos obedecieron.

Se despidieron de él y le prometieron que irían pronto a visitarlo.

Finalmente Elijah y Juliett se dieron una última mirada antes de que él abandonará el restaurante y con esto se marcará el final.

Dolidos.

Cansados.

Y está vez, de manera definitiva, se separaban.

Déjame Ir | FinalizadoWhere stories live. Discover now