2 | Capítulo 14. Estrellas perdidas

1.8K 77 12
                                    

Mi mente entra en un profundo debate sobre si ir y comprobar lo que tal vez es cierto, o, regresar a casa y sufrir en silencio.

Deseo no pensar que me es infiel.

Deseo que esto solo sea una estupidez mía.

Estaciono el auto un poco más lejos del hotel, mi mente sigue en el debate eterno.

Y recibo una llamada.

Es Alexander.

—¿Hijo? —le hablo tratando que mi voz suene lo más calmada posible.

—¿Esta todo bien, mamá? —pregunta mi hijo y asiento como si él pudiera verme.

—Sí, cariño —respondo.

—Bien, Mitlan y Cassy están en casa preguntando por ti —me dice con seriedad.

—Tranquilo, llegaré en un rato —le respondo con sinceridad.

Debe ser ahora, de lo contrario este sentimiento nunca se irá.

Bajo del auto y cierro con seguro.

Camino sin prisa hacia el hotel, es demasiado grande.

Me niego a aceptar que mi marido haga lo mismo.

No otra vez.

Entro al hotel y no hay nada, no lo veo, no puede ser ¿estará en una habitación?

—¿Se le ofrece algo, señora? —pregunta al chica de recepción y asiento.

—¿Hay una persona hospedada con el nombre de Elijah Brown? —le pregunto.

—No señorita, disculpe. No podemos darle esa información —me contesta y mi corazón se estruja.

—Gracias —respondo y salgo del hotel.

Sin muchos ánimos salgo del hotel, tengo hambre.

Junto hay un restaurante, decido ir. No quisiera comer, pero debo hacerlo. Por los bebés.

Al entrar todo se ve tan lujoso.

—¿Mesa para uno? —me pregunta un mesero y asiento.

El chico me pide que camine detrás de él para darme una mesa, así lo hago, pero es grande mi sorpresa al ver a mi marido sentado en una de las mesas, con una mujer como su acompañante.

Entonces su plan era llevarla a comer y luego al hotel. Es un...

Camino sin pensar, quiero reclamarle y esta vez irme de su vida. Ahora si, para siempre.

Me coloco detrás de él, la mujer levanta la mirada y me observa.

—Gracias —le digo a Elijah.

Está vez voltea y su rostro cambia completamente.

«Eres un cobarde —le reprocho y él se levanta de inmediato.

—Juls —me habla, pero me doy la vuelta sin querer hacerle caso.

Debo salir de aquí, creí que habíamos cambiado.

Escucho como le da las gracias a la mujer, todavía se digna a darle las gracias.

—Juls, mi amor —vuelve a hablarme. Se que quiere que me detenga.

Salimos del restaurante y escucho sus pasos apresurados, no puedo caminar más rápido. Estoy embarazada.

Él me alcanza y me toma del brazo.

Me abraza.

—Quítate —le pido y mis lágrimas comienza a salir.

Él hace que me voltee y lo mire.

—No es lo que crees —murmura.

—No te creo —le contesto con lágrimas.

—Calma mi amor —sonríe y saca una pequeña caja azul del bolsillo de su pantalón—, mira.

Abre la caja y observo un collar.

—¿Qué es esto? —le pregunto y él ríe, es un gran imbécil.

—Es un regalo —me lo da—, para ti, mi amor. Por eso estaba ahí, la mujer que viste es quien hizo el collar. Tiene tu nombre.

Oh.

—Pero... —hablo, en shock.

—Ella no es de aquí, es de México. Quería un regalo especial para mi esposa —sigue sonriendo—, la contacte y le pedí que lo hiciera. Ella dijo que tenía planeado venir de viaje y que me lo entregaría personalmente, esta hospedada en el hotel de junto.

—Amor... —poco a poco mi corazón de estabiliza.

Tomo el collar y en efecto, es un corazón con una piedra muy preciosa, detrás está Juls.

—Vine a verla y a pagarle, además a agradecerle. Ella no hace collares personalizados, fue muy difícil conseguirlo —me explica y lo abrazo. Esta vez soltando el llanto a todo lo que da—, tranquila mi amor. Se que aún desconfias un poco, te prometo que no pasa nada.

—¿Y la llamada? —me mira sin entender—, la semana pasada. Huiste en cuanto te llamaron.

—Era ella, diciéndome que día llegaba y donde se iba a quedar. Quería que esto fuera sorpresa —me termina de decir.

—Lo siento —digo sin soltarlo.

Él me acaricia el cabello: —No pasa nada, mi amor. Estoy para ti, ahora y siempre.

—Es un lindo regalo —le agradezco y él se ríe.

—Al menos el llanto no fue en vano, cariño —sonrío—, quiero verte sonriendo. Me gustas en todas tus facetas, pero amo cuando sonríes para mi.

—Te amo —le digo y me acerco a besarlo, un beso corto.

—Te amo más de lo que alguien podría amar —dice después.

—¿Podemos comer? —pregunto y el sonríe mientras asiente.

Me toma de la mano y yo guardo el collar en mi bolso.

Juntos caminos hacia algún lugar para poder comer.

Se que habrán desconfianzas, pero de cierta forma ahora tengo la certeza de que mi esposo estará ahí, para mi.

Adoro cada momento, lo adoro a él.

Me siento feliz por haberlo conocido.

No se si algún día esto se acabe, no se si tendremos más peleas o desconfianzas, pero al final del día él estará en mi cama, besándome y amandome.

Adoro a Elijah Brown, a mi esposo.

Puede que esta vez seamos felices, para siempre. Porque nuestra historia aún continúa.

Fin



Nota de autor: Así es, este es el final. Falta un epílogo, pronto.

Déjame Ir | FinalizadoWhere stories live. Discover now