Capítulo 14. Te voy a odiar Elijah Brown | Corregido

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La vida es curiosa, seguramente creería que esto no era más que un sueño del cual Juliett quería despertar

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La vida es curiosa, seguramente creería que esto no era más que un sueño del cual Juliett quería despertar. Y es que ¿por qué ahora? ¿por qué cuando todo se suponía que estaba bien?

-No puedes culparte de todo, Juls -le dijo Jamie, y tenía razón.

La sonrisa melancólica y los ojos hinchados de Juliett, demasiado rojos por las lagrimas que desde que había salido de casa no pudo contener.

-Dijo que él no había sido el único infiel, no lo entiendo, nunca le fui infiel -hablo Juliett.

Ella estaba en casa de su amiga, Jamie. No pudo quedarse en casa y mucho menos ir al trabajo, estaba indispuesta a realizar cualquier actividad, todo su cuerpo le dolía y no entendía de razones.

-Es un idiota -respondió Jamie, molesta- sigo sin poder creer que es maldita mujer sea tu hermana.

Juliett mordió su lado inferior: -Yo... creo que lo esperaba. Mi madre siempre fue un poco extraña con su amor hacia los hombres -justificó.

-¿Qué planeas hacer? -preguntó con curiosidad su amiga.

-No lo se, pero ahora lo que menos quiero es ver a Elijah, verlo totalmente confundido y gritándonos fue algo incomodo -respondió la pelirroja con sinceridad.

-Puedes quedarte en mi casa, no tengo ningún problema -la invitó, sin embargo, Juliett se negó inmediatamente.

-Hay cosas que no se pueden detener -le respondió sin ánimos-, debo afrontar la realidad. De cualquier manera, agradezco el gesto.

Se levantó de la silla, ella y Jamie estaban en su cocina. Era momento de que Juliett se fuera.

Y en ese mismo instante, su teléfono recibió una notificación, de un número desconocido.

Hola, soy Camila. Hay noticias, nos vemos en treinta minutos en el café de siempre.

Tuvo una fuerte corazonada de que nada en esa reunión tenía buenas intenciones, pero como tomar buenas decisiones no era lo suyo. Decidió ir.

***

Narra Juliett

Podría decirse que las cosas con Elijah, de no haber sido por el incidente de hacía un par de horas, iban de maravilla, pero como siempre algo debía interponerse.

Mientras conducía hacia el café, parecía eterno.

Mis pensamientos iban descontrolados, me incomodaba pensar que vería a la ex amante de mi marido y ¿Qué necesidad tenía de ver a esa mujer? En contra de mis decisiones, seguí el camino.

Mis manos sudaban, nerviosa por saber lo que ella tenía que decir.

Y asustada por lo que Elijah había dicho hacía un par de rato. Infiel...

En ese mismo instante todo cayó encima de mi, todos mis problemas, sentí el peso de cada uno de ellos. Desde mi madre odiandome en cada instante, hasta el divorcio que yo misma había decidido detener y justificar.

Mierda.

Sin darme cuenta ya estaba frente a la cafetería, reuní todas las fuerzas que pude. Decida.

Entre y en la primera mesa estaba Camila, haciéndome señas con la mano para que fuera hasta ella. Así lo hice.

-Hola, cariño -me saludo y la rabia invadió todo mi cuerpo.

-¿Qué es lo que quieres? -le pregunté, no iba a demostrarle lo dolida que estaba.

-Los modales, recuerdalos -estaba colmando mi paciencia, pero decidí no entrar en su juego.

-Hola Camila, es un gusto verte. Dime ¿qué es lo que quieres? -respondí hipócritamente.

-Así me gusta, -ella seguía burlándose de mi y quería golpearla, mis impulsos me llamaban a callarla. Se había metido con mis hijos y conmigo, mi paciencia tenía un límite. Aún así me resistí- me hubiese encantado darle este aviso a Elijah, pero no contesta mis llamadas ni mis mensajes y en su oficina ya ni siquiera me permiten la entrada.

Sentí como mi corazón latía con demasiada rapidez, quería que no fuera así, pero no podía calmarme.

-Bien, directo al punto. Tengo demasiadas cosas que hacer -dije ya cansada.

-Ya, esta bien. Me he divertido lo suficiente -respondió con una sonrisa y sacó un sobre amarillo de su bolso. Tendiendolo en la mesa- no tienes que abrirlo en mi presencia -dio un sorbo a su café y luego se levantó- solo dile a Elijah que estaré en contacto con él. Gracias cariño.

Por varios minutos observé el sobre sin querer tocarlo, me asustaba.

Diez minutos sin hacer nada, en estado de shock, en una cafetería frente a varias personas.

Y finalmente lo tomé.

Mis manos temblaban, mi corazón desembocaba mil emociones, al abrirlo habían dos hojas, saqué la primera y la tendí en la mesa, al sacar la segunda cayó la imagen de una ecografia.

Y todo se detuvo.

El tiempo, la demás gente, nada existió.

Mis ojos comenzaron a picar, la nariz comenzó a dolerme.

Sabía lo que era, Camila estaba embarazada.

Masoquistamente decidí leer los estudios.

Dr. Alfred Graham

Paciente: Camila Winter Maddox

Resultado de análisis de embarazo.

Estado: Positivo

No hubo nada más que ver. Saqué de inmediato mi teléfono y sin un saludo, tomé una foto de los análisis. Se la envié a Elijah.

Pasaron tres minutos, él aún no lo leía, seguramente estaba ocupado. Así que decidí enviarle un último mensaje.

¡Felicidades!

Tomé el teléfono y marque al único número que sabría respondería. Diego.

Un pitido, dos pitidos y contestó.

-¿Qué tal, cariño? Estuve esperando tu llamada -murmuró emocionado.

Rápidamente quite mis lágrimas con brusquedad y sonreí como si pudiera verme.

-¿Te parece si el día de hoy salimos juntos? -le propuse.

-Eso ni se pregunta, paso por ti a las siete -sonreí-, debo dejarte hermosa, estoy un poco ocupado. Te quiero.

-Claro, nos vemos a las siete -y colgué.

Esta sería la última vez que me detendría pensando en Elijah y sus malditos sentimientos que hasta ahora lo único que habían hecho era herirme hasta el jodido cansancio.

Esta vez estaría yo primero, y mis hijos. Estaba harta de él.

No lo niego, aún lo amo, sería estúpido negarlo, pero está vez y sin pensar, con todas mis malditas fuerzas dejaré de estar enamorada de Elijah.

Ya no quiero estar enamorada de él.

Sin tardar mi teléfono comenzó a recibir miles de llamadas que no cesaban, las notificaciones estaban disparadas. Tomé el teléfono, lo apagué y lo guarde en el bolso.

Te voy a odiar Elijah Brown.

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