2 | Capítulo 8. Juliett

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—Mami —murmura una Juliett de cinco años—, mira mi dibujo

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—Mami —murmura una Juliett de cinco años—, mira mi dibujo. Es para ti, Mami.

Marissa la observa con asco, la sujeta del brazo con fuerza y le arrebata el dibujo.

—Esto —estira el papel mostrándole el dibujo con odio—, es una porquería. Ahorrate el tiempo y deja de hacerme estos cochineros.

—pero mami —murmura Juliett con dolor, mordiéndose el labio con fuerza. A su corta edad ella ya sabía que si lloraba su madre la golpearia.

Juliett sabía que ella, que su propia madre no la quería, Marissa se encargo de hacerle saber que Juliett arruinó su juventud, que la odiaba con todas las ganas que pudiera y que Juliett era una maldita por ahuyentar a las parejas de Marissa.

Juliett regresa a si y observa a su madre acariciando a su media hermana, Krystal.

—Eso es mi niña —murmura Marissa, peinando a una Krystal de tres años—, eres la princesa de mamá.

—¿Podrías quererme un poquito más, mami? —murmura Juliett en silencio, no quiere que nadie la escuche, ella no debe expresar ningún sentimiento.

Juliett se dio media vuelta y camino a la cocina, quería comer.

Observó a la cocinera de la casa, ella estaba preparando un pastel.

—¿Puedes darme un poquito? —le preguntó con inocencia a la cocinera, la cual negó con lástima.

—La señora Marissa me dijo que era especialmente para Krystal —murmuró casi en silencio. La cocinera sentía pena por la frialdad con la que Marissa trataba a una pequeña Juls.

—Esta bien —dijo Juliett con tristeza.

La cocinera se sintió demasiado triste: —No te preocupes, nena. En cuanto acabe te haré un pastel solo para ti, uno pequeño ¿Qué tal? —dijo ella sonriendole.

—¡Sí! —dijo Juliett con emoción.

Se dio media vuelta y camino con alegría hacia su habitación.

***

Cuando Juliett cumplió nueve años ella se sintió mucho mejor, a pesar de todo el daño emocional y físico que su propia madre le causaba, ella era feliz porque siempre encontraba algún lado positivo.

Como por ejemplo que ese día tendría una "comida" con su muñeca Lizzie.

La cocinera de la casa de nombre Dolly, le prepararía un té especial y pastelitos de moras.

Ese día su madre -Marissa-, tenía un evento importante sobre su empresa, Krystal estaba acompañándola y los hijos del nuevo marido de Marissa estaban en entrenamiento.

Mientra que los únicos que estaban en casa era ella y el nuevo marido de Marissa -Sergio-.

Así que Juliett, en soledad y con una muy buena actitud preparó la pequeña mesa que estaba en su habitación, le puso hojas de papel de colores los cuales simularian un mantel, y sentó a su muñeca en la mesa de enfrente.

Estaba tan concentrada que no se dio cuenta cuando Sergio entró a la habitación.

—¿Qué tal, nenita? —preguntó Sergio y ella lo ignoró—, ¿qué dices si jugamos?

Ahí Juliett alzó la mirada.

—¿A qué? —preguntó inocentemente.

—Un juego para que mamá te ame más, yo haré que lo haga —murmuró el asqueroso tipo.

—¡Sí! —dijo Juliett con una sonrisa.

—Solo deberás hacer lo que yo diga —murmuró él acercándose poco a poco a Juliett.

Sin embargo, sus asquerosos juegos se vieron interrumpidos por el toque ansioso de la puerta de Juliett.

—¡Juli! —grito la cocinera con ansiass
—, abre Juli.

Sergio se alejo con rapidez de Juliett y abrió la puerta: —¿Por qué tanto maldito escándalo? —dijo molesto saliendo de la habitación de Juliett.

Al salir Dolly corrió hacia Juliett y dejó la bandeja de té en el piso.

—¿Está todo bien, cariño? —murmuró asustada, abrazándola con fuerza— ¿te hizo algo?

Juliett negó sin comprender lo ocurrido, el corazón de Dolly latía con rapidez, ella tuvo miedo de lo que pudiera ocurrirle a la pequeña.

—Nunca más permitas que él se te acerque ¿comprendes, Juli? —le pidió Dolly procurando que Juliett la mirara a la cara— ¿lo entiendes?

—Sí —dijo con seguridad sin perder la sonrisa en su rostro.

Aquella tarde Sergio le dijo a Marissa que educara bien a su maldita niña o se iría de la casa.

Marissa, en su arrebato decidió castigarla quitándole a la muñeca para siempre.

Aquello sólo hizo que Marissa la odiara más.

***

Dolly siempre la cuido, al menos hasta que Juliett cumplió dieciséis años, cuando Dolly le contó lo acontecido y Juliett se dio cuenta de que su madre nunca sería la madre ideal y que debía tener cuidado de ella y de él, de todos.

Cuando cumplió diecisiete años conoció a Elijah Brown.

De una estupida manera, un proyecto juntos.

Y fue difícil, ella era tímida mientras que él era el chico rudo y malo.

Y comenzaron a salir, con muchos problemas debido a todo lo que Elijah ocultaba, todo en la vida de Juliett parecía ir de maravilla, al menos hasta que una tarde Elijah llegó sin aviso a casa de Juls, y pudo observar como Sergio sujetaba con fuerza a su novia.

—¿Quién carajos eres y qué le haces a mi novia? —le grito enojado.

Aquella tarde Elijah golpeó a Sergio con todas sus fuerzas, ese día Sergio fue hospitalizado.

Y ese mismo día, Juliett cambió su actitud.

—Ese chico es una bestia, Juliett —murmuró Marissa enojada—, mira lo que le hizo a Sergio.

Señaló con la mirada al hombre en la camilla, con el labio roto y varias heridas internas en el cuerpo.

—Lo denunciare —Dijo Sergio con seguridad.

Y eso motivo a Juliett a decirle todo, ella tenía miedo de ver a su novio en la cárcel.

—Oh no —dijo Juliett con una sonrisa—, no lo harás. Porque de lo contrario yo te denunciare por todo el maltrato y los golpes que me haz hecho. Te advierto Sergio y a ti también Marissa. Una sola palabra y ya verás que yo tampoco me quedaré callada.

Esa misma tarde se fue de casa, con su novio.

Ya que poco antes el padre de Elijah había muerto, él era el encargado de la casa.

Su madre no la busco.

Y durante ese mismo período Juliett descubrió que Dolly en realidad se llamaba Silvia y que era madre de su novio.

Cuando supo la historia supo que ella debía apoyarla.

Así que los tres terminaron viviendo juntos.

Silvia hizo que Juliett entrará a la universidad y apoyo en todos los gastos, aunque su hijo se negó a que ella lo apoyará a él y tardó en quererla. Mucho tiempo.

Nota de autor: y está fue la vida de Juls antes de conocer a Elijah, una dura infancia, aunque ella jamás perdió su brillo.

Déjame Ir | FinalizadoWhere stories live. Discover now