Capítulo 5. Aprecio esto pero, muérete perra | Corregido

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Omnisciente

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Omnisciente

Elijah tenía su inquietud al máximo. Su esposa y sus hijos ya se habían instalado nuevamente en su casa, pero Elijah era un desastre total, estaba enojado consigo mismo y preocupado por saber que su mujer se encontraba en una cita con un hombre que claramente no iba a ser él.

Tomó una gran bocanada de aire y se dejó caer en el colchón de su recamara.

Camila seguía insistente tratando de recuperar a su banco, ese era otro asunto que él tenía que resolver.

Su esposa entró a la habitación y lo vio recostado, se quedó un rato apreciando con fortuna, pero luego recordó todo y le tuvo demasiado desprecio al grado de querer pelear con él pero, no había motivos para discutir.

—Regresare tarde. No me esperes —le dijo Juliett con cierto tono de indiferencia—, en caso de que salgas pídele por favor a tu madre que los cuide.

Elijah comprendió a que se refiere, puesto que en más de una ocasión cuando Juliett iba a trabajar, este optaba por salir y dejaba a sus hijos. De inmediato cerró los ojos.

—No-no te preocupes —tartamudeó él, aún con los ojos cerrados— diviértete, me quedaré con los niños toda la noche.

Ella se veía hermosa, su cabello estaba perfectamente peinado, un vestido se ceñía a su cuerpo y lucía completamente hermosa. Elijah no pudo mirarla, porque verla en ese preciso momento lo lastimaba y le hacía demasiado daño.

Elijah se quedó en su habitación un rato más hasta que escucho como Juls cerraba la puerta de la entrada. Finalmente, tuvo el valor de ir al cuarto de sus hijos. Ese día los había estado evitando hasta el cansancio, miles de pensamientos inundaban su cabeza ¿qué le diré a mis hijos? Era lo que más rondaba por su cabeza.

—Papi —fue lo primero que escucho de la boca de Mitlan

Él se sentó en la cama de Mitlan y sus hijos corrieron a abrazarlo. Aparentemente no todo estaba perdido, sus hijos aún lo amaban.

***

Entró al restaurant dando taconazos, hasta que finalmente encontró a Diego. Él de inmediato se levantó de la silla donde se encontraba, la abrazo y dejo un beso en la mejilla de Juliett.

—¿Cuánto tiempo sin vernos? —fue lo primero que dijo Diego.

—Si, es un gusto volver a saber de ti —sonrió Juliett.

Diego la ayudó a sentarse y después él se sentó frente a ella, un espacio de un metro los dividía que era una mesa cubierta con un mantel color hueso demasiado precioso.

—¿Qué ha sido de ti? Después de que te casaste con el popular Elijah Brown y al irme de aquí, jamas volvi a saber de ti —ella se sonrojo.

—Pues me case con él —murmuró con cierto desgaste— tenemos dos hijos, y ya sabes que nada sale como uno quiere, así que ahora estamos en proceso de divorciarnos.

Déjame Ir | FinalizadoWhere stories live. Discover now