Action

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—¡Victoria Vega, me harás llegar tarde si no te apuras y créeme que no va a importarme dejarte aquí con llave!

—¡Ya voy! —comenzó a desenredar su cabello tan rápido como pudo, sabía que Jade podía cumplir sus palabras si le daba la oportunidad de hacerlo.

La azabache estaba sentada tranquilamente en la mesa de la cocina terminando de preparar sus huevos con tocino; había adelantado los relojes una hora completa y estaba disfrutando de la pequeña broma.

—¡Jadelyn! —la voz de Tori sonaba desesperada, seguramente porque no encontraba su celular, ella lo había tomado de su mesa de noche mientras la castaña dormía profundamente para no ser descubierta —¡Jadelyn!

—¡¿Quién te crees para llamarme Jadelyn y qué quieres?!

—¡No encuentro mi teléfono!

—¡Solo baja por el maldito desayuno, Vega, tenemos 15 minutos y no tengo idea del tráfico! —sonrió, realmente se estaba divirtiendo a causa de la desesperación de la chica.

Victoria suspiró molesta y bajó las escaleras, seguramente había dejado el teléfono en la planta baja y no podía recordar haberlo hecho.

—Ya, aquí estoy.

—¡Albricias! Llegas justo a tiempo para el desayuno —la gótica habló con un acento español antiguo, tono con el que solía molestar a Victoria de vez en cuando porque sabía que le molestaba, y finalmente sonrió.

—Pero pensé que —Jade le entregó su celular en medio de una risa llena de diversión, giró sobre su eje y terminó de servir dos vasos con jugo de naranja —...¡Solo son las 6:15!

—Sí, mejor come —ignoró por completo la mirada de enojo que la castaña le brindó mientras bebía de su café.

—Me parece una broma de pésimo gusto, August —comió de su plato sin decir más y revisó las notificaciones de su celular; tenía llamadas perdidas de su madre y su hermana, el señor Vega era el único que estaba al tanto de su paradero, y aunque ninguno merecía aquel privilegio en ninguna circunstancia, ambas estuvieron de acuerdo el día de la tormenta en que lo mejor era avisarle a uno de ellos, en este caso David era la mejor de las opciones.

—No tienes permiso para llamarme así —la miró fijamente, ella rodó los ojos sin más y -sabiendo que Jade no le quitaba la mirada de encima- mordió con disimulo su labio inferior y humedeció ambos con su lengua para después sonreír viendo como su cometido se lograba: Jade había bajado la vista hasta dar con su boca y se había quedado allí unos segundos.

—Mis ojos están arriba, ¿sabes?

—Como sea —Jade estaba bastante sonrojada, pero lo disimuló a la perfección concentrándose en su desayuno; al terminar se levantaron de la mesa y Tori se dirigió al lavaplatos con el objetivo de dejar todo completamente limpio, había descubierto que a Jade le gustaba muy poco el desorden.

—¿Las llaves de tu motocicleta?

—Aquí —señaló el bolsillo trasero de sus jeans.

—Vamos a tu casa, en parte estuvo bien despertar temprano porque así podrás sacar algo de ropa y podremos volver antes de ir a Hollywood Arts, ¿te parece bien? —cargó sus cosas al hombro como de costumbre y al ver los ojos de la mitad latina oscurecerse, habló:

—No te dejaré sola, Tori.

Ella no dijo nada, solo se acercó para abrazarla con mucha fuerza, transmitiéndole lo enormemente agradecida que se sentía, antes de separarse dejó un beso innecesariamente largo en la mejilla de la azabache y finalmente caminó hasta la puerta esperándola

THE LOOK IN HER EYES [EDITANDO]Where stories live. Discover now