Pride, Prejudice, Jade & Tori

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—Jade, ¿qué haces? —los dedos de la gótica acariciaban su espalda desnuda, embriagándola.

—Nada —atrapó sus labios en un beso lleno de lujuria, mordía, chupaba y lamía a su gusto, sin recibir objeciones por parte de la castaña.

—Mmh, no puedo siquiera negarme —trepó sobre el cuerpo de su novia, disfrutando de la vista que le ofrecía la piel nívea bajo la luz de la luna que se colaba por la ventana, con las yemas de sus dedos inició un viaje desde sus hombros hasta el valle de sus senos, su mirada seguía cada movimiento.

—Tori.

—¿Sí? —se miraron a los ojos, llenas de lujuria y deseo.

Ella no dijo nada, simplemente la atrajo hasta poder tomar control de sus besos, su lengua pidió permiso segundos después, siendo recibida de inmediato. Con un movimiento de caderas de forma circular, Tori obtuvo una nalgada suave pero firme, gimió, completamente excitada.

—Eres hermosa.

En un movimiento rápido la chica quedó sobre su cuerpo, y recorrió desde su mandíbula hasta su cuello con besos húmedos, sus manos cubrían los pechos de la castaña haciendo erguir sus pezones; continuó.

—Ah, Jade —intentó protestar, pero sus cuerdas vocales la traicionaron, y el quejido fue más parecido a un ruego necesitado cuando su lengua acarició la delicada piel de su pecho, ella mordió su labio inferior intentando mantener la cordura.

—Jade —su espalda se arqueó; los movimientos de su novia eran expertos: mientras con sus labios brindaba las mejores atenciones a sus pechos de forma intercalada, sus dedos se aventuraron al sur, tocando sus piernas y muslos tanto como podía.

—Tori, amor, despierta —abrió sus ojos con sorpresa, cayendo en cuenta de que todo había sido solamente un sueño. Se sonrojó inmediatamente.

—Hola —frotó sus ojos con las manos y peinó su cabello hacia atrás, intentando tomar el control de sus hormonas.

—Llegaremos tarde a la escuela, creo.

—No, no tendremos clases hasta dentro de unos días.

—¿Ah no? —la observó confundida,

—¿No te dijo Cat? Yo olvidé contarte después del chapuzón que no tenía planeado darme.

—¿Por qué estás sonrojada? —preguntó curiosa, no había dicho nada extraño o fuera de lugar.

—Tuve un sueño un poco... Vergonzoso —mintió, no estaba segura de dejar que su novia supiera que había tenido un sueño erótico con ella.

—Vale —se puso en pie y caminó hasta el baño, tomó el cepillo de dientes entre sus dedos y aplicó la pasta dental en él; Victoria la acompañó en ese instante y repitió su accionar.

Cepillaron sus dientes en un cómodo silencio, ambas con la mirada perdida de cuando en cuando en el reflejo que el espejo les regalaba, encantadas con la vista de un rostro recién levantado y con los rastros de una noche en la que habían compartido una pequeña parte de sus intimidades, al menos por parte de Jade.

—Buenos días, Vega —robó la atención de la chica poniendo su mano en su barbilla, girando su rostro hasta que pudiera encontrarse con sus ojos, y se acercó para poder probar sus labios. Ella no se opuso.

—Buenos días, West —fue lo único que logró decir entre besos, puesto que la lengua de su novia pidió permiso para poseerla por completo, siendo concedido inmediatamente para iniciar una batalla campal por el control de la otra.

Jade la tomó por la cintura, y como acto reflejo se puso de puntitas y llevó sus manos hasta poder enredarlas en las largas hebras del oscuro cabello, deleitándose con el sabor a menta otorgado por la pasta dental.

THE LOOK IN HER EYES [EDITANDO]Where stories live. Discover now