Our christmas lights

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Jade no era la persona más festiva de todo el mundo, pero tenía muchas cosas por las cuales agradecer. Beck y Cat estaban en su casa intentando poner las guirnaldas en el barandal de las escaleras mientras ella terminaba de darle vida a la sala de estar con uno que otro muñeco de felpa.

—¿Cuál fue el regalo de Tori para tu cumpleaños; Jadey?

—No te lo diré ni aunque me ruegues.— sonrió de lado intentando disimular la felicidad que le traía el pequeño acto de amor.

—Oh vamos.— Catherine insinuó un puchero.

—Un par de collares con dijes de diamante negro en forma de las iniciales de ambas.— Beck sonrió con malicia conociendo las consecuencias de sus palabras.

—Voy a matarte, Beckett- Exclamó furiosamente la pelinegra.

—Que sea después de navidad.

—Qué lindo regalo.— Cat intentaba enrollar el último tramo de la guirnalda, enredándose por completo con ella, gruñó frustrada obligando a Beck a acudir en su ayuda. Jade rodó los ojos fastidiada.

—¿Saben a qué hora le darán el alta?

—No estoy seguro; seguramente le darán algunos medicamentos y advertencias para que cuide su salud hasta que determinen si está completamente recuperada; además por lo que nos contó Trina le harían exámenes para determinar lo del abuso de ese maldito.

—Se supone que tienen suficiente con los videos de prueba que la policía tiene, ¿no?

—Relativamente, pero si tienes en cuenta que Trina fue víctima de abuso por parte de más de un solo hombre, deben descartar.

La pelinegra tragó en seco, no podía siquiera imaginarse la cantidad de sufrimiento por el cual las hermanas habían pasado y eso le ponía los pelos de punta; a fin de cuentas, le quedaban todas las secuelas de la depresión que había vivido esas semanas, en menor medida, por supuesto; y aun así no dejaba de ser un sentimiento terrible.

—Espero que paguen cada cosa que le hicieron.

—Todos esperamos lo mismo. No me imaginaba eso de alguien que aparentaba ser tan dulce como la señora Vega.

El timbre sonó con el ruido clásico que recordaba una campana.

—¿Robbie?— Beck frunció el entrecejo con confusión —¿Qué haces aquí?

—Bueno, resulta que Cat me llamó para que les ayudara a decorar para navidad, pero...— Tori apareció detrás del rizado con una sonrisa llena de alegría; la primera en reaccionar fue Cat al lanzarse a sus brazos llena de emoción.

—¡Tori!— ambas comenzaron a dar saltos pequeños en su sitio mientras se tomaban de las manos; un pequeño ritual al que estaban acostumbradas desde hacía ya tiempo.

—¡Cat, no sabes lo feliz que me hace poder abrazarte otra vez!— André sonreía observando la escena acompañado de la mayor de las hermanas Vega.

Jade no se había dado cuenta del ruido gracias a que estaba en la cocina con sus audífonos puestos al mayor volumen posible, pero fue secuestrada por el agarre de unas manos en su abdomen, el esmalte color azul delataba a su dueña de la forma más certera. Se giró para encarar aquel rostro de mejillas sonrojadas y destacables pómulos que seguía poniéndola nerviosa.

—Hola, Vega.— la abrazó por la cintura y se tomó el tiempo suficiente para mirarla a los ojos fijamente, sonrió llena de tranquilidad.

—Hola, West.— las manos de Victoria se enredaron en el cuello de la gótica con paciencia, permitiéndoles disfrutar del momento y alargarlo tanto como se les posibilitaba; pero fue Jade quien unió sus labios en un beso cálido, necesitado y furioso.

THE LOOK IN HER EYES [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora