Loving can hurt.

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Después de pasar la noche en vela, todos habían decidido que lo mejor era descansar; Jade se había mantenido reacia en quedarse pero finalmente el padre de Tori pudo convencerla de ir hasta su casa, podría dormir en la cama de Tori e intentar sentirse un poco mejor de esa forma.

Los médicos estaban realizando pruebas sensoriales mientras Beck observaba todo con angustia.

Un enfermero de cabellos rubios y rizados era el encargado de hacer las revisiones cada tanto del estado en el que Tori se encontraba. Trina estaba anestesiada y Evan se encargaba de su cuidado puesto que había sido el último en llegar y tenía más energía.

—Pupilas dilatadas, es una buena señal.— el enfermero apagó la pequeña linterna con la que apuntaba al ojo izquierdo de Tori, antes de esbozar una media sonrisa.

—¿Qué dice?— Beck limpió una lágrima que intentaba escurrirse por su mejilla. Sus ojeras nunca habían sido tan visibles como lo eran en ese momento.

—Señor, Victoria está en un coma inducido debido a la muerte clínica que tuvo después del día que llegó a la sala de emergencias. Ella no puede respirar por sí misma porque los medicamentos son extremadamente fuertes y mantienen su cerebro con una actividad mínima pero la respuesta de sus pupilas es una buena señal.

—P-Pero ¿eso significa que hay alguna posibilidad de que logre despertar?

—No podemos saber eso ahora mismo, pero en el mejor de los casos el médico que se encarga de su caso puede examinarla según el dictamen y ordene una baja en los medicamentos, o ella puede despertar por sí misma antes de eso.

—Muchas gracias.— el chico rubio asintió antes de retirarse de la habitación. El canadiense se acercó a la camilla y tomó la mano de su mejor amiga antes de hablar.

—Hey... Hoy fue mi turno de cuidar de ti. No te voy a dejar sola, ¿vale? Ya no dejaré que nadie te haga daño.— sus ojos picaban intentando controlar el llanto.

—¿Recuerdas... Que hablábamos sobre las clases de interpretación que eran muy extenuantes?— observó el rostro de la mitad latina. Tenía un par de moretones, y rasguños; su pómulo izquierdo estaba hinchado.

—Pues... No he ido. Desde que desapareciste no he dejado de cuidarlos a todos, y te extrañamos.

Apoyó su brazo libre en uno de sus muslos y lloró amargamente unos segundos.

—No puedo pensar en que no vas a estar para apoyarme, no puedo hacerlo si no estás, Tori.— Dejó que sus lágrimas cayeran libremente antes de entrelazar sus dedos con los de ella, no obtuvo respuesta —Por favor, no te vayas.

El monitor emitió un sonido que le obligó a ponerse de pie, ella estaba sufriendo de convulsiones.

—¡¿Qué pasa, doctor?!

—No puedo saberlo ahora mismo. Inyecten un miligramo de valproato en solución salina, ahora.

El pulso de Tori se disparó por algunos segundos antes de volver a normalizarse.

—Quiero análisis toxicológicos ya mismo, hay una gran posibilidad de que esté sufriendo de reacciones alérgicas a algún medicamento que pusimos para inducir al coma.

Beck volvió a sentarse en la silla que había disponible para los acompañantes, el doctor giró en su dirección esperando la llegada de los utensilios.

—Jovencito, espero que sepas que si ella vive o muere, depende completamente de si lo decide. Tiene que pelear, y debe hacerlo muy fuertemente porque aunque sus pupilas sean reactivas e incluso si aprieta tu mano, no sabemos si despertará hoy o en un mes, está muy débil.

THE LOOK IN HER EYES [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora