Alive

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TORI'S POV

No estoy segura de cuánto tiempo ha pasado desde que vi a mi padre entrar por la puerta de la habitación en donde me secuestraron, recuerdo haber sentido mucho dolor y escuchar la voz de papá pidiéndome quedarme.

Mi cuerpo se sentía pesado y por mucho que intentara moverme me mantenía inmóvil; escuchaba las voces de las personas que amo y parecía como si intentaran contarme lo que pasaba día tras día.

Trina parecían estar bien, al igual que todos a excepción de Jade. No escuché su voz hasta mucho tiempo después, cuando leía una carta que estaba en manos de Beck y que solo debía entregarle la noche antes de su cumpleaños.

Sentí su tacto e intenté con todas mis fuerzas que ella se diera cuenta; pude darle un suave apretón al agarre que ella mantenía en mi mano izquierda, mis ojos se abrieron de un momento a otro y la vi: lloraba esperanzada, tenía ojeras y parecía haberse hundido en una terrible depresión por una cantidad considerable de tiempo.

Un doctor apareció con una expresión de sorpresa e inició un examen rápido.

—¿Doctor?— otra vez su voz, me sentía viva después de todo lo que había pasado.

—Tori, quiero que parpadees si puedes escuchar y entenderme, ¿correcto?— hice lo que me pidió con rapidez. El tubo en mi garganta comenzaba a molestarme demasiado.

—Quítenle el tubo, veremos si puede respirar por sí misma completamente.— una enfermera se puso a mi lado y con una enorme sonrisa apagó lo que al parecer me ayudaba a respirar. Con movimientos suaves y ágiles tiró del molesto objeto.

Una molesta tos me invadió, pero se calmó momentos después. Intenté hablar sin éxito alguno, el doctor sonreía.

—Bienvenida de nuevo, Tori.— Jade estaba llorando mientras llevaba su teléfono a su oreja y avisaba a mi padre de todo lo que estaba sucediendo.

—Vas a sentir pequeñas punzadas mientras retiramos la medicación e inyectamos algo que ayude a que no te deshidrates, ¿vale?— asentí en silencio agradeciendo el cuidado, mis ojos vagaron hasta dar con mi mirada favorita, sonreí.

La enfermera tardó unos minutos en terminar sus tareas y nos dejó a solas con una sonrisa ladeada. Cómo pude estiré mis brazos en busca de la calidez que tanto había extrañado. Ella no lo dudó.

—Te amo.— cerré mis ojos disfrutando del momento, las lágrimas rodaban por mis mejillas al sentir sus besos por todo mi rostro, la había echado tanto de menos que parecía irreal.

Pude articular un "también yo a ti" que ella pareció entender a la perfección.

Jade's POV

Ella estaba despierta por fin, después de casi cuatro semanas de no ver sus ojos ni sentir su piel ella estaba conmigo, consciente y diciéndome como podía que me amaba de la misma manera en que yo la amo.

Mi corazón latía con fuerza buscando correr fuera de mi pecho y fundirse con el suyo. Sentí un pequeño roce de sus dedos en mi barbilla antes del impacto de sus labios en los míos. Dios, la necesitaba tanto.

Se sentía como si fuera la primera vez, como si después de ser interrumpidas o alejadas por años al fin volviera a verla. Me sentía vulnerable y lastimada; parecía como si solo en sus labios pudiera encontrar la cura para todos mis males, el alivio para cada una de mis dolencias, mi paz, mi lugar feliz... Mi hogar, después de tanto tiempo estaba en el lugar correcto y solo pude saberlo luego de estar cerca de perderla.

Sonreímos, y finalmente pude escuchar un poco su voz en un susurro ronco y suave que parecía forzado musitando un "te extrañé".

El aroma de su piel impregnó mis fosas nasales llenándome de tranquilidad; era tan fantasioso que temí al pensar que se trataba de una broma pesada que mi mala suerte me jugaba para castigarme como en el pasado, y sentí un terrible miedo de perderla de nuevo. La abracé con delicadeza, aun así mis manos se enrollaban firmemente a su alrededor; no quería perderla... No quería perderme en otra oscuridad que no fuera la de sus ojos marrones. Ella suspiró.

—Te amo.

Nos quedamos así por algunos segundos más hasta que su padre se adentró en la habitación con afán de abrazarla, sorprendiéndonos a ambas Dada la hora que marcaba el reloj.

Ella lloró por demasiado tiempo mientras parecía asimilar todo lo que pasaba, Trina apareció media hora más tarde que su padre y fue quien alertó a los demás, que no sé cómo terminaron por llegar entre una y dos horas después.

El primero en llegar fue Beck, que no hacía otra cosa que sonreír en medio de un llanto bastante emocional. Cat y Robbie no dejaban de abrazarla e intentar que la emoción no terminara por apoderarse de sus cuerpos hasta matarlos.

André llegó a la escena con un misterioso paquete que no fue revelado hasta que estuvo en las piernas de Tori. Ella sonreía ampliamente con una confidencialidad que ni siquiera yo conocía, o tal vez lo hacía de manera distinta.

—Abre la estúpida caja.— Arqueé una ceja con impaciencia cruzando mis brazos bajo mi pecho, la castaña me regaló una mala mirada que solo hizo que me derritiera de forma inmediata.

—Feliz cumpleaños, Jaydey.— Cat sonreía para mí con su típica ternura, los demás acompañaban el gesto con expresión mediática y calculada.

—Feliz cumpleaños, mi amor.— su voz se escuchó a un volumen demasiado bajo, era evidente que las cuerdas vocales habían sido lastimadas todo este tiempo pero aun así ella se esforzó por decirlo, ¿yo de verdad merecía esa cantidad de amor?

Los vitoreos y abrazos no se hicieron esperar; yo estaba tan feliz y plena que seguía esperando despertar de un inexistente sueño. Recordé los cumpleaños de mi dolorosa infancia, los trágicos y graciosos de mi adolescencia temprana y mi reciente juventud, intentando hallar una felicidad mayor e incluso una mayor sensación de agradecimiento.

He pasado por cientos de cosas pero no puede ser más cierto el hecho de que el amor que Victoria Vega me da dado simboliza el mejor de los regalos.

Después de un rato lleno de risas y el bienestar que llevaba tanto anhelando sentir, el señor Vega me permitió quedarme lo que quedaba de la madrugada con la promesa de ir a descansar en el día. Acepté mientras lo observaba despedirse de la menor de sus hijas y ser secundado por los demás.

El sol aún parecía no tener ganas de salir, más el reloj me hizo caer en cuenta de que apenas y eran las 3:30 de la madrugada. Ella tomó mi mano llamando mi atención.

—¿Mi amor?— sonreímos, de nuevo era un momento íntimo y especial, uno que solo nos pertenecía a ambas.

Señaló el manuscrito de Jane Austen, y supe que pasar la noche en vela sería la mejor forma de celebrar mi decimonoveno cumpleaños. Asentí estirando mi mano para alcanzar mi objetivo dispuesto en la mesa, pero fui interrumpida con un apretón sutil.

—Abre tu regalo.

—Sí, mi amor.


THE LOOK IN HER EYES [EDITANDO]Where stories live. Discover now