Capítulo 33

2.1K 253 59
                                    

Esta historia está a la venta en Amazon en todos los países, así que si queréis apoyarme, no esperar a las actualizaciones u obtener los capítulos extras solo disponibles en la versión de pago, podéis comprar este libro en físico o en ebook, que es mucho más barato (menos de 5 dólares) ^^

—¡Bien! Entonces ves cortando las demás zanahorias, sino no cenaremos nunca —me regaña en tono amable, alejándose de mí. Tan pronto su presencia se aleja unos metros, noto mi cuerpo destensarse un poco, aunque aún me flaquean las piernas y cada vez que la zanahoria cruje antes de partirse me entra un escalofrío e imagino a Ángel rebanándome los dedos. —. Dime ¿Qué pasaba por esa cabecita tuya? No te he oído bien.

—Yo... me preguntaba cómo iba a seguir todo esto. —respondo un poco más inseguro que antes.

—Mientras te sigas portando bien, no tiene que preocuparte por qué pasará ¿O acaso he hecho algo malo hoy?

Pienso en ello mientras pico la verdura y estoy a punto de responder que no: me ha bañado y afeitado, me ha dado ropa y ahora estamos cocinando una cena que se me antoja muchísimo, incluso se ha detenido cuando yo estaba seguro de que me ultrajaría. Entonces recuerdo lo de la ducha ¿Por qué no ha sido eso lo primero en saltar en mi mente cuando me ha preguntado?

—Bueno... en el baño hoy, lo que ha sucedido... no—trago saliva. Puedo notar sus ojos sobre mí, analizándome. Debo contestar con cautela—em, me he sentido asustado.

—Te acostumbrarás. —me dice cortante, luego me sonríe y se acerca a mí por detrás de nuevo. Me agarra la cintura y pasa una mano bajo mi camisa, acariciándome la tripa con suaves movimientos circulares —¿O acaso no odiabas a rabiar cuando al principio te obligaba a besarme y ahora hay veces que incluso eres tú quien busca mis labios?

Tiene razón y eso me aterra ¿Significa que estos toques que me hacen sentir asqueroso, estos toques indeseados, sucios, criminales... voy a terminar buscándolos yo? No puedo imaginarme subiéndome a horcajadas a sus piernas y rogándole porque me corrompa. Tampoco podía imaginarme deseando besarle hace tiempo y ahora sus labios son la medicina de la enfermedad que dejan en mí sus manos.

Quizá tiene razón, quizá solo deba sufrir al inicio y más tarde aprenderé a amar lo que odio. Si me entregase puede que todo fuese más llevadero, pero cuando pienso en sexo, en perder el control durante él... No. No puedo permitirlo.

—No te quedes embobado, dame —me dice tomando la última zanahoria y troceándola él con maña.

Después de eso la echa a la sartén junto a la carne y la salsa en la que se está cocinando y empieza a desprender un aroma delicioso.

—Huele genial... no sabía que cocinabas tan bien. —le digo, queriendo empezar una conversación que me haga sentir normal.

—Tú me enseñaste. —dice con una leve risa irónica. —Me alegra poder devolverte el favor ahora.

—Hm —hago un pequeño ruido de asentimiento, luego me apoyo en él un poco, cansado, y lo observo cocinar. —¿Cómo ha ido tu día hoy? —pregunto de la nada. Sueno ridículo, pero no quiero más silencio.

Ángel me rodea la cintura con su mano izquierda y yo dejo mi peso sobre su firme cuerpo. Cierro los ojos mientras me sostiene y mi cuerpo se reduce solo al agradable calor de la sartén y el olor que desprende. Se siente bien. Se siente como estar en casa.

Noto una pequeña presión en mi cabeza y oigo a Ángel darme un besito, justo en la coronilla.

—No he hecho gran cosa, ha sido un día relajado. He ido a comprar para hacerte esta comida, he paseado por el bosque y luego he vuelto para sacarte. Hasta entonces ha sido un día... lento, aunque agradable. Como los días de vacaciones de verano cuando era niño ¿Tú recuerdas algún verano? De antes de independizarte digo, cuando vivías con tu madre.

El niñero (Yaoi) [EN AMAZON] #PGP2022Where stories live. Discover now