Capítulo 34

2.4K 249 67
                                    

Esta historia está a la venta en Amazon en todos los países, así que si queréis apoyarme, no esperar a las actualizaciones u obtener los capítulos extras solo disponibles en la versión de pago, podéis comprar este libro en físico o en ebook, que es mucho más barato (menos de 5 dólares) ^^

—Tiene sentido que fuese tu niñero si éramos vecinos... —digo, pensativo. Él también parece tener la cabeza en otro lado. Lo miro a la cara, tiene un rostro grande y facciones marcadas; por mucho que su boca sea suave y sus ojos parezcan tiernos por el color verde claro sigue siendo muy masculino. Río un poco —Cuesta pensar que yo era tu niñero, ahora pareces incluso mayor que yo. Estás tan alto y fuerte...

—Crecí rápido y tuve que esmerarme en ser fuerte. Tenía que estar seguro de que no podrías hacer nada para escapar de mí y creo que he hecho un buen trabajo. De pequeño siempre me tenías que mirar desde arriba y ahora míranos, apenas eres nada a mi lado —murmura con un tono dulzón que me escama la piel. Me recorre el cuello y los hombros con la vista de una forma lasciva que no sé cómo manejar y dice: —. Eres tan frágil, Tyler, es como si tu cuerpo entero estuviese hecho para que lo sostuviese en mis manos. Eres perfecto, mi amor.

Su susurro tiembla un poco, puedo sentir la emoción en su voz tocarme y me estremezco entero. Cuando me atrevo a mirarle sus ojos están en los míos: la pupila pequeña clavándoseme como si fuese capaz de ver a través de mí y el salvaje verde de su iris atrapándome, reduciendo todo mi alrededor al bosque de su mirada. Cuando le veo a los ojos siente que no existe distancia alguna entre ambos, que me escruta por dentro, que me posee y que sus manos se funden con mi piel. Me siento tan suyo que tengo la certeza de que jamás escaparé. De que quizá no debería ¿Qué lugar hay para mí en el mundo a parte de con él? Si yo huyese él removería el mar y la tierra para encontrarme, pero ahora que he desaparecido de mi hogar mi madre no me busca, ni mi jefe, ni siquiera el casero vio algo extraño en el falso mensaje de texto y si alguna vez tuve amigos ellos me han olvidado tanto como yo a ellos.

Él es la única persona capaz de extrañarme. Y a veces se siente bien que alguien piense en ti, incluso si piensa que prefiere matarte a perderte.

—Me asusta cuando me sostienes —replico a Ángel con un tono dulce. —, pienso que me romperás.

—Amar siempre comporta un riesgo —me dice sonriendo. Luego toma un bocado de carne y siento un escalofrío al ver sus dientes blancos y perfectos. Los recuerdos sobre mi piel, en mi cuello.

Me pregunto si le gusta el sabor de mi carne. De mi sangre. Me pregunto si es capaz de matarme y devorarme solo para llevarme consigo.

Tengo calor de pronto.

—¿Fui tu niñero durante el verano? —pregunto, cambiando de tema. Él me sonríe con un poco de malicia y responde:

—¿No te he dicho que no pienso darte más pistas?

—Oh, vamos... —pido, haciendo un tierno puchero y él aprieta el puño como si no pudiese resistirlo. Es incluso carismático. —. Supongo que no me responderás a eso.

—No al menos si no haces algo para ganártelo. —me dice de forma seductora, sonriendo solo un poco y dejando que su tono muera en un susurro lleno de promesas mudas. Mi piel se eriza ¿Desde cuándo tiene este efecto en mí?

Me pone nervioso su forma de controlarme y de repente la mano me tiembla tanto que me cuesta sostener los cubiertos.

—Es gracioso que ahora hagas tantas preguntas y yo responda tan poco. Recuerdo que te conté muchas cosas cuando eras mi niñero, yo era un niño parlanchín. Pero tú jamás me contaste demasiado. Hasta hoy no sabía sobre tu padre —su cara de pronto luce taciturna, como acuciada por una gran tragedia —recuerdo hablarte sobre la soledad, sobre cómo odiaba quedarme en casa sin nadie que me hiciese sentir que existía, recuerdo como tú te convertiste en ese alguien y me escuchaste, me cuidaste. Me hiciste sentir en casa, incluso si no vivías ahí. Y yo jamás supe realmente nada de ti... esto... —Ángel se lleva una mano al rostro y la pasa por este, como queriendo quitarse una horrible máscara. Cuando arranca sus dedos apretados de su piel, puedo ver algo que jamás pensé que vería en sus ojos: lágrimas —, algo tan horrible como la mierda que era tu padre. Siento no haberte escuchado como tú a mí, no haberte ayudado.

El niñero (Yaoi) [EN AMAZON] #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora