Tyler: 17 años (2)

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—No lo entiendo, Ángel, de verdad que no lo entiendo —dice Tyler con la voz cansada y sus dedos sosteniendo el puente de su nariz.

El pequeño niño al que le habla está sentado frente a él en una elegante mesa de cocina que tiene un florero horrendo en el medio y un tazón de frutas. Ángel remueve las frutas con su cuchara, pero no prueba bocado porque tiene la boca sellada en un tembloroso puchero.

—Es así como funcionan las cosas, de verdad que no entiendo por qué reaccionas así cuando intento ayudarte y hacer que las cosas sean mejores ¡Y no puedo cambiar como el mundo funciona! Todo va así, tomas lo bueno y aprendes a tragar lo malo, como cuando tomas una pastilla para el dolor o sufres estudiando para obtener una nota alta. Todo tiene su lado malo, no puedes enfadarte conmigo porque mi cariño también lo tenga. Me dijiste que me querías mucho mucho, que harías cualquier cosa por mí y ahora, cuando te cuido, resulta que te da una pataleta porque harías cualquier cosa por mí, menos las que no son súper divertidas ni súper agradables.

—Perdón... —dice el niño, encogiéndose mucho en su silla y sosteniéndose la barriguita con una mano.

—No quiero que me pidas perdón, angelito —responde Tyler, su tono ahora un poco más suave y sus ojos mirando con compasión al niño que parece encontrarse mal.

Quiere arroparlo en su cama y darle una sopa calentita para que deje de lucir así, pero sabe que posiblemente solo lo esté haciendo para librarse del regaño, no es la primera vez que hace algo por el estilo.

—Quiero que aprendas a comportarte. Cuando te pido que hagas algo es por tu bien, dime ¿Cómo sería el mundo si la gente se negase a hacer lo que no le apetece? Nadie trabajaría, no se construirían casas ni se respetaría la ley ni podría uno hacer nada. Las cosas no pueden ser así, Ángel, tienes que aprender a hacer sacrificios y centrarte en lo bueno que te aportan ¿Si?

—Sí... —dice el pequeño chico, arrastrando las letras como si pesasen sobre su lengua.

—Ángel... —dice, un poco con tono de regaño. El chico cierra fuerte los ojos y se lleva la otra mano al estómago. —¿Por qué a veces me haces esa mirada? —pregunta casi con fastidio, señalando el rostro de cachorrito asustado del niño. Este tiene los ojos brillantes, las finas cejas arqueadas hacia abajo y la boca temblándole, con el labio inferior mullido. —No estoy gritándote ¿Verdad? Solo estamos hablando. No estoy haciendo nada malo, nunca lo haría, te quiero tanto, sabes que te quiero mucho, por eso te tengo que dar esa charla, es por tu bien. Y no estoy diciéndote cosas feas ni haciendo gestos violentos, no te estoy dejando marcas ni cicatrices, como hacen los hombres malos, ¿Verdad que yo solo siempre te abrazo suavemente y te tomo de la mano con cuidado? —el niño asiente, porque sus palabras son verdad, Ty nunca le ha gritado ni insultado como su padre hace, tampoco le ha dejado la piel amoratada y ni una sola vez lo ha pretendido. Ty es bueno, pero... —Entonces, cuando esté hablando seriamente contigo, no me mires así, ¿De acuerdo? Solo escucha.

Y Ángel asiente, pero él no puede evitar su mirada.

Del mismo modo, Tyler no puede evitar el nudo que se le forma en el estómago cuando se pregunta por qué, si es tan bueno con Ángel y solo se preocupa por él, ¿Por qué a veces le mira como su mamá miraba la mano alzada de su papá?


Fin del cap owo ¿Qué os ha parecido?

Estos recuerdos de la época de niñero de Tyler ya no son tan claros... ni tan agradables ¿Qué teorías tenéis al respecto?

¿De qué pensáis que está hablando Tyler?

¿Creéis que Ángel estaba destinado a volverse la persona que es ahora desde el inicio o que algo lo condujo por el mal camino?

Gracias por leer <3 No olvidéis dejar una estrellita si os ha gustado y comentar un corazoncito si Ángel bebé os da penita uwu

El niñero (Yaoi) [EN AMAZON] #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora