Capítulo setenta

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MACKENZIE

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MACKENZIE

Luna de miel en grupo, sonaba serio e incluso premonitorio, aunque pronto descubrí que no era así. Taylor y Genesis nos habían invitado a Theo, Tyler, Emma y a mí a pasar su luna de miel con ellos en el Caribe. Lo primero que pensé fue un no rotundo, no me sentía cómoda con la idea de meterme en sus vacaciones de pareja y, mucho menos, dejar que pagaran por todo. Lo segundo que se me vino a la cabeza fue mi abuela negando con la cabeza desilusionada y soltando un refrán viejo sobre aceptar los regalos. Y así fue cómo terminé diciendo que sí, también cómo llegué a una isla caribeña peleando en broma con Tyler por ver quién podría sobrevivir más tiempo en una isla desierta. Spoiler: Taylor O'Malley.

Deslicé la llave electrónica por el lector y empujé la puerta para dejar pasar a Theo quien se había negado a dejar que el botones cargara nuestras maletas hasta la habitación. No le dije que ése era su trabajo porque él pareció muy decidido y le dio una buena propina por su molestia. De nuevo, el hombre trabajaba de eso, pero quién era yo para contradecirlo.

ꟷVaya... ꟷexclamé en un susurro, completamente fascinada con lo que veíaꟷ. Esto es asombroso.

Theo asintió de acuerdo y dejó los bolsos nada más entrar. Nos quedamos en silencio observando la amplia habitación y, sobre todo, la magnífica vista al océano con el sol cayendo sobre el agua, tiñendo la costa y las nubes con un color anaranjado. Estaba maravillada, nos encontrábamos en un paraíso terrenal y las palabras se me habían acabado de pronto.

ꟷ¿Crees que sería muy arriesgado mudarme a esta habitación hasta el día de mi muerte?

ꟷ¿Arriesgado? No. ¿Costoso? Muchísimo.

Él asintió de acuerdo y luego tomó mi mano mientras me regalaba una amplia sonrisa.

ꟷ¿Veamos el resto de la habitación?

Fue mi turno de asentir y lo dejé guiarme por el amplio espacio. Lo primero que se encontraba al abrir la puerta era una sala de estar con amplios ventanales y lindos sillones claros que enfrentaban una televisión de pantalla plana. Hacia la izquierda, unas puertas corredizas de madera clara separaban el dormitorio brindando privacidad y éste, al igual que el resto de la habitación, tenía una pared de cristal que llevaba a un amplio balcón con mesa para dos.

Resultado perfecto (RVB4)Where stories live. Discover now