EXTRA DESCENDENCIA II

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Sophia Black

3er año en Hogwarts

La profesora Trelawney hablaba mientras movía las manos exageradamente. Sophia bostezó de nuevo. El olor del aula era asfixiante y estaba cansada de mirar la estúpida bola de cristal y esperar a que algo apareciese.

"¿Adivinación? El primer día vas a querer cambiarte." Las palabras de Jade resonaron en su cabeza. Y sí que estaba pensando en ello, pero solamente porque nada aparecía en esa estúpida bola.

—¿Te espera un tenebroso futuro? —Lyall Lupin se asomó sobre su hombro.

Gryffindor y Slytherin se reunían en el aula de adivinación. El aula era circular y apenas había luz. La profesora Trelawney parecía encantada con ese ambiente, los estudiantes no tanto.

—Estoy ocupada. —Sophia continuó mirando a la bola de cristal. Lyall se acercó más a ella y susurró.

—Por supuesto. Tus dotes videntes no deben ser desperdiciadas.. —Sophia se giró hacia él furiosa, pero el chico estaba tan cerca que sus labios chocaron por un momento.

En cuanto sintió la suavidad de los labios del chico, Sophia se separó de inmediato. Lyall abrió mucho los ojos sorprendido y un suave rubor cubrió sus mejillas.

—¿Qué haces? —La sorpresa de Lyall creció al escuchar a la chica.

—¿Qué hago? Tú eres la que se ha movido.

—Y tú eres el que estaba cerca.

—Aún así, tú eres la que me ha besado. ¿No te lo habían avisado tus dotes videntes?

—Mis dotes videntes me dicen que esta bola de cristal va a acabar estampada en tu cara.

Sophia cogió la bola con ambas manos, pero cuando iba a girarse hacia el gryffindor el grito de la profesora Trelawney la hizo parar.

—¡No! —A paso apresurado se acercó a ella y le quitó la bola de las manos. —No se levantan de su sitio. —La profesora acarició la bola antes de volverla a dejarla en su sitio. —Hay que tener un respeto...

Sophia desconectó dejando caer su cabeza sobre la mesa, mientras escuchaba de fondo la risa de Lyall.

Abrió los ojos levemente mirando una vez más a la bola. Una especie de forma negra, parecida a una estrella, se formó en su interior. Sophia parpadeó y volvió a mirar la bola.

Nada, estaba vacía. Negó con la cabeza y bostezó. Definitivamente tenía que dejar esa clase.

Regulus James Black

El plan era sencillo. Trepar el árbol y llegar a través de la terraza a la habitación de Lyall. La mejor broma del verano, o eso se supone que iba a ser hasta que Regulus entró en la ventana incorrecta y todo el plan que había trazado se borró de su cabeza.

No podía verla, solo escucharla. Estaba cantando y Regulus estaba atónito. Que el supiese nadie en la familia Lupin cantaba, así que ¿Quién era ella?

Regulus no podía moverse, o tal vez no quería hacerlo. Solamente se quedó allí con un pie en la terraza y otro en el árbol, con la vista enfocada en la ventana de la que salía esa maravillosa voz.

Pronto la dueña de la voz quedó al descubierto cuando Lyall gritó por toda la casa.

—¡Kayla! ¡Intento dormir!

Regulus se quedó todavía más sorprendido al escuchar aquello. ¿Era Kayla la que cantaba? ¿Cómo era posible que él no supiese que ella cantaba? Y entonces ella se acercó a la ventana. Sus mejillas estaban sonrojadas y el cabello recogido en una cabeza. Sus ojos brillaban de felicidad y parecían muy sorprendidos cuando chocaron con los del muchacho.

Regulus se llevó un dedo a los labios en señal de silencio y volvió a trepar por el árbol. Se fue de allí sin poder sacar esa canción de su cabeza. La broma que tenía planeada pasó a segundo plano.

Kayla Lupin:

1er año en Hogwarts

Kayla se dejó caer sobre la hierba suspirando. A su lado estaba el instrumento de tortura también llamado escoba.

—Vaya. Eso si que ha sido una clase interesante.

Kayla se sentó de golpe al ver como Regulus se colocaba junto a ella. Y al darse cuenta de que había visto toda la clase se sonrojó y escondió la cara entre sus manos.

—No pasa nada. La próxima vez seguro que te mantienes sobre la escoba. —Kayla arrancó un trozo de tierra y se lo lanzó a la cara, mientras Regulus reía.

—No lo entiendo. He leído todos los libros que hay sobre ello y Lyall me ha estado hablando de quidditch desde que nací.

—A volar no se aprende leyendo, Kayla. —De improvisto Regulus se puso de pie y recogió la escoba de la chica. —Vamos.

Kayla se quedo mirando la mano que el chico ofrecía.

—¿Qué? —Regulus rio al ver su confusión haciendo que el sonrojo de la chica aumentase.

—Vamos a que te enseñe a volar.

Así pasaron toda la tarde volando en la escoba y así comenzó la gran admiración que Kayla tenía por Regulus.

Lyall Lupin

Lyall sabía lo que pasaría esa noche, tal como había pasado todas las lunas llenas anteriores. Su padre se bebería la poción y se encerraría en aquel cuarto. Lyall sonrió cuando su padre le desordenó el pelo antes de desaparecer por el pasillo.

Lyall también sabía que no debía acercarse a ese pasillo, que debía irse a dormir y esperar a la mañana siguiente, pero él realmente quería acompañar a su padre en aquellas noches. Hacerse animago sería la solución, pero su madre le pillaría antes si quiera de intentarlo.

Así que lo único que podía hacer era encerrarse en el despacho de su padre y buscar toda la noche cómo ayudarle. Ese fue el modo en el que encontró su diario, el diario de su tiempo en Hogwarts. Era increíble.

Lyall pasó sus años en Hogwarts siguiendo los pasos de los merodeadores, junto con su primo Regulus dieron dolores de cabeza a todos los profesores y cada vez que de noche se metían a explorar el bosque, Lyall pensaba "está va por ti, papá". 

Hasta aquí el segundo extra de la descendencia. Sophia y Regulus Black, hijos de Phoenix y Sirius. Layla y Lyall Lupin, hijos de Remus y Emma. 

Hope|Regulus Black [Editado]Where stories live. Discover now