Hope|Regulus Black [Editado]

Capítulo 23: No es nuestro castigo [Editado]

Capítulo 23: No es nuestro castigo

Sirius sonrió a una Ravenclaw de su año que pasaba por delante. Había hablado pocas veces con ella, pero parecía simpática. Aún así Hope resopló y le pegó una colleja.

—¡Oye!

—Sabes a quien deberías sonreír. Te doy una pista. —Sirius suspiró sabiendo lo que venía. —Es pelirroja, ojos verdes, viene del futuro y se apellida Potter.

—Sé aceptar un no por respuesta, Hope. Ella lo dejó muy claro.

—No lo entiendo. Te gusta y le gustas, ¿por qué lo hacéis tan difícil?

—Hope, no sé como tengo que decírtelo. Me rechazó. —La chica fue a protestar, pero Sirius la cortó. —Quizás no le guste tanto como tú piensas.

—Le gustas Sirius, lo sé.

—Pues si le gusto, que me lo demuestre. —Hope suspiró, no había nadie tan cabezota y orgulloso como eso dos.

—Bueno, me tengo que ir. Estoy castigada. —Sirius la miró curioso.

—¿Qué paso con mi hermano?

—Lo de siempre, me grita, le grito y nos gritamos. —Hope se sentía mal al mentir al chico, así que se despidió y echó a andar a la sala de los trofeos. Regulus ya estaba allí.

—¿A qué viene esa cara?

—Hablando de hermanos. — El rostro de Regulus se llenó de culpabilidad. —Siento lo que dije del tuyo.

—Reg...

—Sé que esto ya lo hemos hablado, pero fue un golpe bajo y lo siento. Él fue un idiota por perderse el tener a una persona como tu en su vida.

Hope sintió que sus ojos se humedecían y le abrazó con fuerza. Después le miró con una sonrisa de fingida inocencia.

—Podrías hablar con él. —Regulus fue a protestar, pero Hope le cortó de nuevo. —Por favor, sólo una charla en la que estés dispuesto a escucharle. —Regulus suspiró de nuevo. 

—Está bien, pero no prometo nada. —Hope soltó un pequeño chillido de felicidad. —Y quiero que tú estés presente. Vas a necesitar calmarnos a los dos.

Hope asintió y le abrazó con mucha más fuerza. Regulus rodó los ojos y le abrazó de vuelta acariciándole el pelo.

—Tengo algo que preguntarte. —Regulus la miró alzando una ceja. A saber, que había pensado la castaña. 

—Soy todo oídos.

—¿Qué haces el sábado? Me dijiste que querías que te enseñase porque defendía a los muggles. Tengo algo preparado para el sábado —Regulus fue a quejarse de nuevo, pero Hope le puso un dedo sobre los labios pidiéndole silencio. —Confía en mí.

Regulus dejó un beso en el dedo que la chica mantenía sobre sus labios y sonrió.

—Confío en ti. 

La chica, feliz se lanzó rodeándole con los brazos y pegando sus labios con los suyos. Regulus no dudó en seguirle el beso. Sus manos bajaron a sus muslos y, sorprendiéndola, la alzó y la sentó sobre la mesa.

Sin pensar en lo que hacía Hope metió las manos por dentro de la camisa del chico acariciando su abdomen. La piel de Regulus era suave y podía seguir las líneas que marcaban sus músculos con facilidad. Regulus se apartó de sus labios y la miró. Sus ojos se habían oscurecido y su respiración era irregular. Con todo el autocontrol que pudo conseguir, apartó las manos de la chica. Ella le miró desconcertada.