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-Eh... voy al baño.

-Segunda puerta a la derecha de la barra -indicó Bakugō sentado en la mesa tomando de lo que le había ofrecido el muchacho de cabello dorado anteriormente.

-Gracias.

Encontró su destino rápido gracias a las indicaciones de Katsuki, cerrando la puerta al entrar. Se arrecostó en el lavamanos, mientras miraba el suelo extrañamente limpio de un lugar tan recurrido como ese. De hecho, el baño olía bastante bien, contrario a otros a los que había ido que olían a heces u orina. Sí, es un experto en baños.

Si en tan buen estado estaba eso, la llave debería tener agua.

Se dio la vuelta, abriendo la pila. Tuvo que apartar las manos rapidamente por el agua caliente que salió. Reguló la temperatura hasta obtener una de su agrado y se remojo el rostro. Luego, volvió a la posición en la que estaba al principio y puso su mente en movimiento.

»En primer lugar, no debería estar aquí, mucho menos con él. Pero ¿qué hago? Ah, aquí no hay ventanas, y estamos en un segundo piso... No hay forma segura de escapar. Tendré que irme por la puerta como alguien normal, rezarle a Enel para no ser descubierto y cuando llegue a casa le diré a mi madre que ponga la denuncia«

Estaba más decidido que nunca, incluso más que aquella vez donde le propusieron un viaje a Hokkaido con gastos pagados a cambio de un póster de All Might edición limitada. Sí, ese póster que tiene sobre la cabecera de su cama.

Volvió a echar agua sobre su rostro, cosa estúpida porque hizo pis y tuvo que volver a lavarse las manos. Salió del baño tranquilo y sereno, aunque por dentro estaba nervioso y pidiendo por todos los cielos y mares que Katsuki siguiera en lo suyo y no girara su afilada mirada hacia él. La mata de cabello verde se movió a la par que su cabeza a gran velocidad al ser agarrado con gran fuerza por el antebrazo. En otras circunstancias, se hubiera reído del susto que se llevó y de que parecía la típica escena donde descubrían a la protagonista de un dorama huyendo. Él huía, pero no lo descubrieron.

-Hola bonito, ¿estás perdido? -le preguntó un hombre al ver su rostro de preocupación y reacción paranoica, era tal vez unos diez años mayor que él.

Olía fuertemente a alcohol, incluso se valanceaba un poco hacia adelante y atrás.

-No, estoy bien -intentó zafarse para seguir caminando, pero el agarrre era cada vez más duro. Esbozó una sonrida tímida y le suplicó: -¿Me suelta? Me está haciendo daño.

-¿Por qué no vamos a bailar abajo? Anda, te vas a divertir.

-Gracias pero no, estoy algo apurado. Para la próxima será -tiraba de su brazo con toda la fuerza que podía, haciendo que el hombre se moviera a la par de sus jalones.

Trataba de hacer el mínimo escándalo posible para no ser descubierto por el rubio y sus amigos, pero el señor de cabellos negros y largos no se lo facilitaba. Bajó su agarre hacia la muñeca del pecoso y tiraba cada vez con más fuerza y aplicaba más presión en el brazo, está seguro de que eso dejará un colorado, o inclusive un moretón teniendo en cuenta la facilidad con la que su pálida piel se dañaba ante ese tipo de maltratos.

-Anda, vamos -arrojó la botella que tenía en la otra mano a la basura, aunque con el grado de alcohol que traía el señor, cayó fuera e hizo un estridente ruido que apenas fue opacado por la música que se oía más bajo en ese piso.

El Asesino De Mi Inocencia [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora