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Katsuki se disponía a ir hacia Eijirō, pero la mano de Izuku lo detuvo. Le agarró de la camisa y lo jaló hacia él.

-No te vayas, por favor.

El rubio permaneció en silencio por un rato, Ashido salió de allí y les dejó solos nuevamente. Bakugō se agachó a la altura del peliverde, quedando cara a cara. No se le veía muy afectado, al menos no estaba llorando, aunque si que tenía cara de asustado aún y estaba algo rojo y agitado. El mayor acarició sus mejillas y le dio un pellizco en una.

-¿Aún tienes miedo?

-No tengo miedo, simplemente- un estornudo del rubio lo interrumpió, y aprovechó para seguir hablando él.

-Vale, vale, no tienes miedo -se sentó en el suelo frente a él, levantó un poco la vista para poder mirarlo a los ojos -, entonces eso quiere decir que me extrañaste o algo así. Tal vez es como en esos libros que lees, soy tu alfa y me amas tanto que-

-¡Cállate! Es más, vete, ya no quiero nada. Haz lo que quieras.

Katsuki se puso de pie y removió los cabellos de Midoriya antes de meter sus manos en sus bolsillos y salir de allí. Sabía de sobra que "haz lo que quieras" significaba en las mujeres un "ni se te ocurra" y que "vete" era claramente quédate. Pero Deku es hombre, así que no cuenta, ¿no? Le plantó un beso y se fue.

En el corto camino hacia donde estaba Kirishima, se encontró con la morena, que se veía nerviosa, mordiendo sus uñas y jugando con sus rizos. Caminaba en la misma dirección que él, pero a paso de tortuga y con lágrimas acumuladas en sus ojos.

-¡Katsuki! Katsuki~

Rompió en llanto abrazada a él, sin saber qué más decir o hacer. Él solo la sostuvo y le acarició la espalda.

-¿Qué pasa ojos de mapache? Quítate, voy a hablar con el pelos de mierda.

-Pero... ¿Pero qué está pasando? No entiendo, se supone que este lugar y nosotros ya no teníamos nada que ver... ¿Qué hacemos aquí?

-Eh...

-¡Sero aún no regresa! Fue a negociar con Shigaraki y los demás y no ha vuelto. ¡Hace más de media hora!

-Ay por dios, enana loca, todo va a estar bien -la abrazó con fuerza, demostrando la presencia de ese cariño fraternal que los unía a los cinco -. Y sal de arriba de mí, me estás llenando de mocos y baba.

-Insoportable.

-Insufrible.

-Me compadezco de Deku-kun.

-Me compadezco de quién parió algo tan feo.

-Pesado.

-Quítate dije, payasa.

La chica se hizo a un lado y el rubio siguió su camino, llegando al teñido en unos segundos.

Se miraron a los ojos, a una distancia prudente el uno del otro, sobretodo porque no estaban en el lugar ni el momento para caerse a golpes. Kirishima estaba recostado de la pared con un cigarrillo entre sus dedos, había estado fumando los últimos días debido a los nervios, estrés y presión, y eso que había dejado de lado el tabaco años atrás.

El ambiente era tenso e incómodo, no habían hablado muy seguido luego de la última pelea que tuvieron, de la cual Bakugō ni siquiera se disculpó. Ninguno de los dos sabía por dónde empezar, qué decir, o cual debía hablar primero.

-¿Qué mierda ha pasado?

El rubio con sus manos aún en los bolsillos y mirada desafiante fue quién tomó la iniciativa. Por otro lado, el contrario dio una última calada, para arrojar el cigarro al suelo y pisarlo mientras rascaba su cabeza nervioso.

El Asesino De Mi Inocencia [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora