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Izuku asustado, puesto que nunca antes había visto a Bakugō en tal faceta, no hizo más que correr.

Tal fue su desesperación por huir del lugar, que casi es atropellado dos veces. La tercera vez, fue la peor. El Nisan azul casi le pasa por encima de no ser por el fuerte frenazo que pegó. La señora de cabellera corta castaña, fue fácilmente identificada por Izuku debido a la similitud de peinados entre ella y su hija.

-¿Midoriya-kun? -bajó la ventanilla -¡Oh por Dios! ¿Pero que te pasó? ¡Estás sangrando! -recalcó lo visiblemente obvio -Sube, te llevaré a mi casa, es cerca.

Con confianza, abrió la puerta del auto y se montó en la parte trasera. El viaje fue silencioso por parte de ambos, Midoriya miraba por la ventana y movía su dedo índice contra su rodilla al ritmo de "Thriller" del Rey del Pop. Su cabeza dolía como el infierno mismo y se negaba a moverse bruscamente o recostarse en el espaldar por miedo a manchar algo con el liquido rojo que había dejado de brotar pero aún así, estaba por toda la ramera, nuca y espalda del peliverde.

Una vez en casa de la señora, el padre de su amiga los recibió asustado por el estado del muchacho. Lo llevó casi a rastras hacia la sala, donde lo sentó y comenzó a tratarle las heridas con sumo cuidado.

Midoriya se aguantaba el dolor, haciendo muecas de vez en cuando cada que el algodón remojado en alcohol etílico pasaba sobre alguna herida provocándole un agudo ardor bastante molesto. Tenía los ojos cerrados por reflejo, con una fierza abismal. Para finalizar, le colocaron unas benditas de Hello Kitty en el rostro sobre cada lugar que previamente sangraba.

-Eran la opción más factible. Las otras que habían eran de Peppa Pig, lo siento si no te gustan, Ochako es quien se encarga de comprar esas cosas.

Excusa para no decir que esas son las más baratas.

-No, no, está bien. Muchas gracias -negó moviendo poco la cabeza.

-Ponte cómodo, sabes que esta es tu casa. Creo que en el cuarto de Ocha hay una ropa interior tuya de la vez anterior que hicieron pijamada con Tōru-chan -señaló la mujer sonrojada hacia el cuarto de su hija -Ella llegó del viaje hoy, pero dijo que estaba preocupada por ti y se fue a buscarte. ¡Estos niños de hoy día no soportan una semana lejos de sus parejas!

-¿E-eh? ¡Uraraka-san no es mi n-novia! -al parecer, Inko no es la única que malentiende la relación de amistad de los chicos.

Entró a bañarse, usando una toalla que le brindó la mujer castaña. Luego de varios minutos en la ducha para asegurarse de quitarse de encima toda la sangre, salió. En el espejo de cuerpo completo del baño, se miró de arriba a abajo. Como lo pensaba, sus muñecas ya estaban tomando un color morado.

-¿Izuku-kun? -llamó la voz aguda.

-Ya voy -se vistió rápido con el pijama que le prestó el padre de su amiga y salió del baño con las manos en los bolsillos tratando de cubrir las marcas -. Hola...

-Hola -se sentó en la cama frente al chico -. Llamé a Inko-san y le dije que te quedarás conmigo a dormir. Ahora sí, dime que pasó.

-Un chico intentó abusar de mí -espetó con un semblante entristecido pero mostrando una sonrisa aún así -. Bueno, en realidad intentaron abusar de mí dos veces en una noche.

-¿¡Qué!? -se levantó de la impresión -¿Y eso te parece una gracia? ¡Ahora mismo los denuncio!

-¡No!

-¿Cómo que no?

-Estoy bien, en serio _la cogió de la mano y la sentó, guardando las suyas propias de nuevo en los bolsillos.

El Asesino De Mi Inocencia [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora