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Kirishima llevaba varias horas ya que no podía con sus nervios, de vez en cuando sus manos temblaban y sudaban. Tenía más de una razón para ello, por ejemplo, que Kaminari se enterara a través de Bakugō de lo ocurrido, que Deku o sus amigos le dejasen de hablar, que Katsuki lo matara lentes y cruelmente... Habían muchas razones y más de un sesenta por ciento de probabilidades de que todas y cada una de ellas se hicieran cien por ciento reales.

-Hey, relájate hermoso -una de las chicas se le acercó desde la derecha y puso su mano en el muslo de él.

Aún estaban en el centro comercial, solo él con las dos muchachas, puesto que la mayor se había ido tras Katsuki.

-¿Por qué tienes esa cara? Ha sido algo tonto, el rubio te lo personará -desde la izquierda le hablaba la otra, haciendo sus senos rozar con el fuerte brazo de él -Ha sido una cosita de nada.

-Ibara tiene razón. ¿Y si en vez de preocuparte por esto no nos divertimos? -jugueteó con el rojo cabello que el teñido traía lacio hacia abajo.

De un fuerte empujón las apartó a ambas, las personas al rededor de le quedaron viendo debido al estruendo que hicieron al caer al suelo. Él era muy caballeroso y educado cuando de damas se trataba, y no era para menos, pues ha vivido con Mina pegada a él como chicle casi toda su vida y si le levantaba la voz mínimo la morena comenzaba a gritar y protestar. Una vez incluso llamó a Sero para que este regañara a Eijirō por ella. Pero todo tenía un límite, y a él no le gustaban las chicas fáciles ni ofrecidas, en ningún ámbito, ni como amigas, ni como amante, ni nada.

Por otro lado, su mente se mantiene ocupada maquinando cómo le va a hacer para evitar su muerte a tan temprana edad. Si alguien se entera de lo ocurrido ahí no se va a salvar ni de la mismísima madre de Izuku que, por lo que había oído, era un pan de Dios. Le preocupaba el rubio, sí, pero si le contaba lo que realmente pasó y quién estaba detrás de todo le perdonaría.

Pero no. A él le preocupaba más su rubio. No sabría qué hacer si Denki corta con él, y está seguro que lo hará solo por el hecho de haber arruinado la posible relación que recién comenzaba a florecer entre el pecoso y su bro. Y es que el ojiámbar no sería tan tóxico como para reclamarle por un beso en la comisura de los labios cuando él mismo ha visto como Eijirō y Mina se besan frente a él o las innumerables veces que ha toqueteado a Bakugō. Aunque sea a modo de joda si de verdad le molestaría lo habría notado.

En fin, que por lo menos el enojo por el beso queda desplazado de lado, pero lo de la relación no.

-Escuchenme bien, voy a seguir con el plan, solo por una razón -las miró con desdén -. Pero si apenas veo una falla de parte de ustedes, la más mínima, se va a ir todo a la mierda. Se va a enterar Katsuki, los chicos y todo el puto mundo.

-Oh nene, tus amenazas no-

-No es amenaza, es aviso. Tómenlo como una pequeña visión al futuro.

Se levantó de allí y salió, con las manos en los bolsillos y el ceño fruncido. Una vez fuera encendió un cigarrillo, le dio una calada y se pasó la mano por el rostro. Respiró profundo con los ojos cerrados y al exhalar los abrió.

Se rascó la cabeza y se hizo una pequeña coleta con la liga que traía en su muñeca para luego emprender su camino hacia ni siquiera él sabe dónde. Supone que por ahora, va a dejar de comerse el cerebro.

"°•·.·•°"

Bakugō llevaba ya al rededor de dos horas y veinte botellas en aquel bar, con la única compañía de Nemuri. Estaba cansado ya de ignorarla, ella solo daba la lata sin parar cual pelícano. Sobre la mesa solo habían botellas de cerveza, junto a las llaves y el celular de él, también su billetera casi vacía. Se había despojado previamente de todo lo que traía en lo bolsillos, creía que así se sentiría con menos peso encima.

El Asesino De Mi Inocencia [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora