O1

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El día comenzó perfecto. Y más para el peliverde quien desplegaba alegría por doquier. ¿Por qué no? Si su madre le había autorizado ir a la casa de verano de Momo después de tanto rogarle por el permiso, obviamente, no sin antes darle "la charla" porque se iba de vacaciones a una casa llena de chicas.

Sus cinco amigas se instalaron y acomodaron en el lugar. Unas vacaciones solos, sin adultos, sin deberes, sin reglas... Eran libres de hacer lo que les plazca.

-¡Es increíble! -la de cabello corto estaba impresionada -. No puedo creer que sea tu casa de verano.

-No es para tanto -la pelinegra hizo un gesto de desdén con la mano derecha -, yo creo que incluso es hasta un poco pequeña.

-¡¿Pequeña?! -gritó Ochako -¡Mi casa entera apenas y es del tamaño de la sala!

-No exageres...

Mientras que el trío de chicas conversaba, Izuku fue a dar una vuelta para conocer la casa no sin antes pedirle permiso a Yaoyorozu. Decidió subir al segundo piso, una vez allí decidió ir hacia el balcón. Tenía un hermoso panorama, dejaba vista a la playa y algunas otras casas que habían a los lados.

Cerró los ojos sintiendo la ligera brisa de la tarde chocar contra su rotstro. El único sonido que se escuchaba era el de las olas del mar y una que otra gaviota que pasaba por ahí. Le resultaba precioso, casi de película.

Cuando finalmante abrió sus esmeraldas, divisó por allí unos cabellos rubios cenizos que eran removidos delicadamente por el viento. El muchacho, al sentirse observado miró hacia todos lados buscando la fuente de tal sensación.

Su mirada chocó con la de aquel chico aún a la distancia, parecia un poco mayor que él, tal vez dos o tres años. Los orbes color carmín le dejaron hipnotizado. El otro no tardó en fijarse en su belleza. El reflejo del sol crepuscular sobre su piel ligeramente bronceada, el conjunto verde que llevaba combinaba perfectamente con su cabellera, la delicadeza de sus gestos...

Ese fue la primera vez que se vieron. Luego de eso, no pensaron que volvieran a toparse el uno con el otro, que sus vidas, estarían entrelazadas.

-Midoriya--el mencionado volteó saliendo de su trance para ver a su amiga de coleta -, ven, te mostraré tu habitación -el chico regresó su vista hacia donde yacía el chico, pero ya no se encontraba allí -. Anda vamos.

El resto de la tarde pasó normal, hicieron algo de limpieza entre todos, excepto por Asui y Tōru que se lograron escapar a echar un vistazo a los alrededores.

Demoraron cerca de una hora en eso, eran ya como las ocho de la noche. Todos estaban sentados en un cuarto conversando de temas triviales hasta que un grito los asustó/alarmó.

_¡Chicos, ¿adivinen que!? -Hagakure entró a la casa haciendo un escándalo increíble, parecía alegre.

-Ok ahora adivino, déjame sacar las cartas y la bola de cristal.

-Jiro y su sarcasmo -rodó los ojos -. Bueno, les quería decir que hay una fiesta cerca y nos invitaron a todos -habló esta vez más tranquila.

-¡Sí, fiesta! -gritó Uraraka emocionada mientras bailaba algo desconocido para los ahí presentes -¡Tenemos que ir!

-Pues no se diga más -a Momo se le iluminó el rostro -, ¡a vestirse!

-¡Pasarela! -Tōru era amante de probarse ropa, como a todas las chicas.

En medio de toda la euforia por la salida, la dueña de la casa intentó poner algo de control, pidiendo que hablaran bajo.

-Una última pregunta -YaoMomo siempre precavida, era como la madre del grupo -¿A qué te refieres con "cerca de aquí"?

El Asesino De Mi Inocencia [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora