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-¿Qué es eso? -inquirió el de orbes esmeraldas al ver una pequeña especie de taquilla a un lado del camino.

Él ya iba cómodo en brazos de Katsuki, no pataleaba ni se quejaba, el rubio sí que iba algo cansado, pero alegre de ver cómo la actitud de Deku era ahora más relajada.

-Te dije que haríamos ciclismo de montaña ¿No?

Puso al chico en el piso y caminaron ambos hacia allí, encontrando tres bicicletas, una máquina para poner dinero, una para echar aire y una expendedora con chuches y líquidos.

El de ojos carmín pagó por dos bicis, y compró de paso agua y dulces. Agarró dos cascos, se puso uno y le dio el otro al menor.

-Yo no sé montar esa cosa.

-Mientes, Inko me dijo que de pequeño montabas muy bien, y que incluso competías con otros chicos de tu barrio. Pero cuando te caías llorabas, Dios, Deku, eres una nena. Una nena y para colmo llorona. Quiero saber qué tan bien montas.

Izuku se puso el casco de una vez y se montó en el vehículo, comenzando a pedalear tomando la delantera.

-Nena quién llegue de último a la cima, tinte barato.

La competencia comenzó con el peliverde con unos metros de ventaja, iba siguiendo las señales que veía por el camino, con Katsuki a menos de cinco metros detrás de él. Su emoción era grande, sentía que por primera vez superaría al rubio en algo, pero los accidentes pasan, y las rocas existen.

En menos de un segundo se estampó de cara al pasto, quedando su cabeza como un arbusto digno de ser habitado por algún conejo. Estalló a carcajadas.

-¿Ves? No lloro.

Katsuki llegó hasta él, bajando de su bici con cierta preocupación por la sangrante mejilla del chico, inspeccionando si estaba bien, mientras que él solo reía hasta que se le escaparon las lágrimas.

-No es gracioso, pequeña mierda.

-No me toques -le abofeteó la mano que se dirigía a su rostro, hasta percatarse de lo que hizo -. Me duele.

-Eso te pasa por idiota -quitó el líquido rojo con su pulóver.

-Esto me pasa por seguirle la rima a un idiota.

-Seguir a un idiota te hace idiota.

-Definitivamente eres idiota.

-¿Puedes seguir? -le ayudó a levantarse y recogió su bicicleta.

Asintió. Le quitó las ramas del cabello para continuar con el viaje, al que no le quedaba mucha distancia.

Llegaron a una zona plana, desde la cual la vista era increíble, sin embargo, Bakugō se desvió, caminando mientras dirigía la bicicleta con las manos.

-Neandertal, el camino no es por ahí.

-Cierra el pico y sígueme.

Mágico.

Era la palabra más adecuada para describir el sitio.

El Asesino De Mi Inocencia [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora